La política y el espacio mediático en la representación de la figura del otro

La agenda-setting, o el establecimiento de las prioridades políticas es parte de una faceta del impacto que producen las comunicaciones en las prácticas políticas. Ésta ha sido objeto de numerosos trabajos de los especialistas en consulta política, las empresas de sondeos y los expertos en relaciones públicas; los cuales ponen en evidencia las influencias respectivas que ejercen las fuentes en los medios y éstos en las fuentes. (Gíngras: 33)

En estos trabajos mediáticos, los personajes políticos son representados a través de la personalización, la dramatización y el uso de símbolos. La primera corresponde a “cierto idealismo cultural: a la idea de que las personas manejan su propio destino, de que los acontecimientos no son más que el resultado de la buena voluntad de los individuos”. La segunda, “se ejerce en la vida parlamentaria y partidaria”, ya que para obtener mayor popularidad, sus actividades se centran en hechos potencialmente mediáticos. Y la tercera como el uso de símbolos, el acento en las imágenes, el uso de un lenguaje teatral y de frases sorprendentes, así como la explotación de las emociones, son todos elementos para llamar la atención de una manera espectacular”. (Gíngras: 35,36).

A esta imagen cautivadora se le agrega un mensaje normalizador, es decir, se presenta “de manera tal que parezca que todas las situaciones van a llegar a ser normales o volver a ser normales, un efecto tranquilizador que obligatoriamente hace las veces de conclusión” (Gíngras: 37). Aquí Bennett, afirma que ésta es una constante de las informaciones mediatizadas; puesto que los medios siempre buscan ávidamente que las personalidades públicas brinden tranquilidad…De modo que ofrecen soluciones a problemas sin que su eficacia quede nunca realmente comprobada…Este efecto tranquilizador cumple la función de búsqueda de la paz social”.

Cuando pensamos articular esta representación de los actores políticos parlamentarios y afines por un lado, y por el otro a los ciudadanos; encontramos que este último sector social, “el otro”, aunque siendo mayoritario, se encuentra menos difundido y expuesto mediáticamente; lo que se traduce en un empoderamiento de la decisión de menor repercusión social.

2. La “Prensa comercial de masas” y la representación ciudadana.
En la segunda mitad del siglo XX, se implanta la “Prensa comercial de masas”, cuyo origen se relaciona directamente con la redirección de los poseedores de capitales en las cuestiones de prensa. (Gíngras: 47)… La prensa en su generalidad, que en algún momento fue “la voz del pueblo” ya no toma opiniones duras contra el poder político imperante, sino que se establece una “relación mercantil y distancia entre los diarios y sus lectores”. (Gíngras: 48)

De esta manera, “los lectores, que son ciudadanos, quedan mantenidos a distancia de los aparatos políticos e informativos, aunque se benefician diariamente con una mínimo de elementos de conocimiento que requiere el mantenimiento de un sistema de representación, y asimismo con la participación en las cuestiones del país, aunque dicha participación sea mediatizada o simplemente simbólica” (Gíngras: 48).

3. El “Espacio Público” y la representación ciudadana.
El espacio público, es por antonomasia donde se desarrolla la representación de la ciudadanía. La mayoría de éstas, se basan en el “modelo inicial basado en la facultad de discusión crítica y de arbitraje entre las diversas opiniones que tenían los burgueses ilustrados en el siglos XVIII, quienes al mismo tiempo las oponían a la arbitrariedad del Estado Monárquico” (Gíngras: 52).

En nuestro tiempo, las producciones de significados pueden realizarse a través la cultura mediática, ya que se ha instalado como un “estadio en el que se han incrementado las tecnologías e instituciones destinadas a la producción de mensajes y en el que ha aumentado el uso y consumo de las tecnologías y medios” (Mata: 84)
Una de las características de la modernidad es la transformación de las variables de tiempo y el espacio que confluyen en “extremo dinamismo”. Como podríamos decir que “los cuentos infantiles ocurren en países muy lejanos…Y por eso son cuentos…Porque ningún lugar es muy lejano” (Mata: 85). Para ello se ha construido un nuevo régimen espacio-temporal, el de la coexistencia, el de la cohabitación, a través del perfeccionamiento de las tecnologías de la información.

Este modelo, impone la inmediatez, como aceleración del saber, como valor que altera las jerarquías establecidas en los sistemas informativos y cognoscitivos (Mata: 86) Esto provoca un cambio en el modelo de las interacciones humanas ya que se incorporan a las prácticas sociales habituales la existencia de los medios.Mata: 86).

Para Héctor Schmucler, “lo que debemos enfrentar son dispositivos modeladores, anticipaciones, tendencias y potencialidades cuya realización hegemónica sólo podrá comprenderse en tanto se revelen los conflictos de los que forman parte, las desigualdades que refuerzan, las creaciones desviadas y alternativas que suscitan. En suma, los nuevos mundos donde se siguen manifestando las contradicciones sociales” (Mata: 89).

Finalmente, se observa como tendencia en las sociedades mediatizadas, que aunque la tecnología relacione a las personas, aún persisten fuertes aspectos en que “los otros” (los que están fuera del sistema político en la masa “etérea e invisible” según Mata) permanecen marginados, sin transformarse en agentes activos de los sucesos comunes, como por ejemplo, en el ejercicio de la política.

Bibliografía

Gíngras, Anne-Marie. El impacto de las comunicaciones en las prácticas políticas.
Landi, Oscar. Video política y cultura.
Mata, María Cristina. De la cultura masiva a la cultura mediática
Ranciére, Jacques. El desacuerdo. Política y filosofía.
Shohat, Ella y Stam, Robert. Multiculturalismo, cine y medios de comunicación.

Escritor: Daniela Araya G.