La presencia de la lectura como aspecto trasversal en la vida de la persona

Somos palabra, nuestro nombre, nuestra vida y todo lo que nos antecede y nos espera, no es más que un universo de palabras. Para esto la escuela como principal propiciadora de hábitos lectores, debe tener en cuenta inicialmente, el hábito de la escucha como uno de los aspectos importantes para comenzar a leer. Si escuchamos, observamos, aprendemos y reconocemos al otro como ser pensante, que da cuenta de su visión del mundo. estudiante resulta siendo una alianza enriquecedora, pedagógica y espiritual, que en primera instancia el libro proporciona.

No se puede pretender formar lectores con desconocimiento del libro como tal, de darlo a conocer como un objeto más, de mostrar la lectura como medio de castigo donde se puede conseguir silencio y quietud. La lectura libera; alimenta la imaginación, forma en carácter, en escucha, en observación, en sociabilidad y en sensibilidad. Nunca retendrá la posibilidad que tiene el hombre de soñar y transportarse a otros espacios, de seguir creyendo en la presencia de mundos posibles, de volver a la niñez siendo viejos, de morir en las aventuras y volver a vivir en ellas, de viajar.

Leer hace reencontrarse al hombre consigo mismo, le enseña a valorar la importancia del silencio, volviéndolo un ser reflexivo, crítico de su realidad y su contexto. Aportándole habilidades para un buen dominio del lenguaje y posteriormente de la escritura. Aspectos necesarios para formar ciudadanos con pensamiento más concreto. De ahí la necesidad de retomar la tradición oral como base de la formación en lectores, estamos hablando de personas con memoria histórica y colectiva, de identidad, capaces de enfrentar la realidad que en ocasiones se vuelve abrumadora.

La escuela por su parte tiene la obligación de ver en la lectura, la posibilidad de estudiantes cada vez más ricos en fluidez verbal, en escritura, en pensamiento crítico y por supuesto comprendiendo todo cuanto leen. Es responsable también la familia en la formación de lectores autónomos, porque de esta unión depende el fortalecimiento de prácticas lectoras. El mundo globalizado cada vez va más rápido, y la necesidad de enfrentarse a él con bases sólidas como la lectura y la escritura, permitirán una visión más amplia y asequible de la realidad, por eso el saber comprender la información que a diario nos llega, depende en gran parte de un hábito lector bien formado. No olvidando que a lo anterior se suman grandes aportes significativos a la formación académica y vida en general.

Actualmente se puede acceder a la lectura, no solo de desde los libros, sino también desde la Internet, otra fuente que atrae lectores y que sin duda les ofrece muchas posibilidades en cuanto géneros literarios y tipos de textos. Teniendo en cuenta que no es necesario depender de salas de internet para poder llegar a ella. Ya desde los celulares se puede acceder a la red y descargar cualquier tipo de texto, dependiendo claro está, de cuál sea el interés de la lectura. Recordemos que a través de la lectura, los tiempos de crisis se alivianan, la tortura cotidiana de las guerras se olvida, la violencia y la muerte.

El hombre necesita de la lectura para sostenerse vivo espiritualmente, ésta a través de los tiempos, ha servido para educar, más no para obligar a educarse en ella. Es un legado de culturas milenarias que ha permitido al hombre conocerse y conocer lo nunca visitado; lo irreal, lo real, la vida. Finalmente, mi opinión es que se hace necesario, incorporar la lectura como una práctica importante para la vida. Que las instituciones educativas y medios de comunicación muestren la lectura como algo verdaderamente útil, para así fomentar procesos de pensamiento crítico y creativo.

Escritor: Jesús Alberto Gómez Ceballos