La propaganda y la prensa, armas letales de la Guerra Fría

 La Guerra Fría se caracterizó por la confrontación entre dos grandes paradigmas económicos: el comunismo y el capitalismo, y las potencias que los representaban, la URSS y los Estados Unidos, respectivamente. En este marco de lucha ideológica, y bajo la intención de no llegar a una conflagración bélica entre los dos oponentes, las únicas armas que se podían emplear en el campo de batalla eran la propaganda y la utilización de la prensa.

Para el bando capitalista fue relativamente sencillo impulsar sus ideas a través de estos dos medios. La cultura occidental, orientada al capitalismo desde varios siglos atrás, podía asimilar rápidamente los ideales que transmitía. La sociedad estaba acostumbrada a este sistema, incluso si se encontraba en periodo de crisis. Por otro lado, para el bando comunista fue más complicado. No sólo se debía lograr que las sociedades asimilaran un cambio radical en el sistema económico, sino que además tenían que convencerlas de que era una mejor alternativa que su opuesto. Es por esa razón que el uso de la propaganda y la prensa debía ser controlado, con el objetivo transmitir una buena imagen del sistema.

Otra forma de usar estos medios tuvo que ver con la invasión de ideas. Tanto el bando capitalista como el comunista intentaron persuadir a las sociedades de los bandos opuestos de que su sistema era el mejor y que debían optar por cambiarse a éste. La prensa capitalista recalcaba las tendencias crueles y totalitarias de los comunistas; mientras que la prensa comunista no dejaba de señalar constantemente la crisis y los abusos que se vivían en el mundo capitalista. La propaganda, por su parte, se hacía llegar a las sociedades del enemigo para mostrar los beneficios que tenía el sistema en el que éstas no se encontraban. Los comunistas siempre daban un rostro humano, igualitario y feliz de su comunidad, algo que hiciera atractivo al sistema para el pueblo capitalista, y que fuera éste el que provocara la caída del capitalismo desde dentro, sin necesidad de llegar a la guerra entre las dos potencias.

Lo mismo hacían los capitalistas, pero ellos no sólo daban muestra de lo bien que funcionaba su sistema, sino que además exponían las bases inhumanas, como los genocidios, en las que se había fundado el comunismo. Asimismo, enseñaban a las sociedades comunistas un mundo lleno de oportunidades, donde la prosperidad y el crecimiento no eran sólo un sueño. Esta situación resultaba muy atractiva para los pueblos que no habían visto progreso estando dentro del comunismo.

Otra cosa que es importante mencionar es la veracidad de la propaganda y la prensa de estos momentos. En el afán de derrotar a su adversario, ambos sistemas no dudaron en exagerar sus beneficios o en mentir acerca de sus problemas internos. Los dos modelos atravesaron por crisis económicas y problemas políticos de gran importancia, los cuales ocultaron, o al menos lo intentaron, para que la población del territorio enemigo no se enterara. Sin embargo, aunque intentaran ocultarlo, la prensa enemiga se encargaba de difundirlo rápidamente para exponer las fallas que atravesaba su rival. Con esto se encargaban de que las sociedades que se encontraban dentro de su bloque entendieran que éstas vivían en el lado correcto, y que si intentaban rebelarse u optar por las ideas del enemigo terminarían en malas condiciones y con serios problemas.

Al final, la Guerra Fría terminó con la caída del bloque comunista. La cual, aunque se generó por diversas circunstancias, tuvo que ver directamente con la influencia de las ideas transmitidas a través de la prensa y la propaganda. Estos medios demostraron ser los más eficaces durante el periodo en donde un conflicto bélico no era la mejor opción. Las sociedades del bloque derrotado se convencieron de que su sistema no funcionaba y que necesitaban cambiarlo por la única alternativa viable que tenían en ese momento: el capitalismo. Un modelo que prometía crecimiento y bienestar, pero que atravesaba grandes crisis que la prensa y la propaganda capitalistas trataron de esconder, lo que solamente los pueblos comunistas pudieron conocer de forma real, hasta que decidieron cambiar de sistema.

Escrito por: Luis Fernando Ocampo Colín.