LA RESIGNIFICACIÓN DE LOS PARADIGMAS EDUCATIVOS

La propuesta teórica actual nos plantea que lo fundamental es aprender a conocer, a integrar los conocimientos de las disciplinas científicas, para que desde una dialógica entre la cultura en humanidades y la cultura científica “insertarnos en la condición humana y en el aprendizaje de la vida” E. Morin.1

Una concepción Ecológica de la educación nos propone resignificar y rediseñar los contextos en que nos movemos, que generalmente son producto de las dinámicas que reconocemos, y en las cuales somos participes desde la cotidianidad. educativa, y centran su atención en los planes de estudio, en la metodología, en los instrumentos didácticos, presentando modelos pedagógicos centrados en los contenidos y determinados objetivos y metas encaminadas al desarrollo de algunas habilidades del pensamiento.

No se puede negar que esta postura es valida, solo que no es integral y mucho menos completa. Luego de hacer el análisis de realidad social que afecta la educación, las instituciones escolares no pueden dejar de lado su compromiso con la constitución de nuevas relaciones de la cultura con la ciencia, a partir del reconocimiento de la subjetividad de los actores educativos y de la interdependencia de los organismos, instituciones y prácticas sociales.

aprendizaje, cada vez se aleja más del reconocimiento de los procesos de desarrollo humano, producto de la marcada influencia de la concepción positivista de la ciencia y de la dificultad de una mirada articuladora de los procesos donde esta inserto el sujeto. Los modelos pedagógicos, tienden a mantener encuadres teóricos únicos y estáticos, que reducen el aprendizaje de la ciencia y la tecnología a un lenguaje representativo de la realidad que no da cuenta, ni de sus sistemas, ni de sus contextos complejos y sus profundas transformaciones, así como tampoco, de las finalidades de la educación en cuanto a la traducción del conocimiento, desde una formación que integre lo intrasubjetivo, lo intersubjetivo, lo ético, lo moral y lo intercultural.

La práctica pedagógica tiene como ejes fundacionales el control social, la eficacia y la utilidad. El maestro construye relaciones con la realidad del estudiante, desde una postura externa, dándole una dirección a su que hacer instrumental de la asignatura, dejando de lado los espacios de reflexión y análisis del mundo de la vida.

La UNESCO en la definición de la educación para el siglo XXI, plantea que los centros escolares deben desde su práctica educativa tener en cuenta los siguientes paradigmas: Aprender a ser, para apropiarse y edificar conciencia de si mismo. Aprender a hacer, para apropiarse en la manera de aplicar y reconstruirse en la cultura. Aprender a aprender, para apropiarse de la dinámica constante y la complejidad del conocimiento. Aprender a convivir, para apropiarse del sentido del sujeto en lo colectivo y viceversa. Pero a pesar de ser una propuesta que rebasa los planteamientos unilaterales de la educación, es necesario agregar dos elementos más que desde un análisis dan respuesta a la indiferencia frente a lo humano y frente a lo cívico, como es Aprender la ciudadanía, para comprometerse en las transformaciones sociales y ser activo y conciente de una participación desinteresada. Aprender la condición humana, para dignificar y fortalecer su humanidad y reconocer la de los otros.

Sin embargo, la educación tradicional se sigue sosteniendo en métodos aleatorios que combinan la deducción-inducción, con la prohibición, el bloqueo, y una serie de dominantes elementos e instrumentos que impiden y hasta eliminan la discusión racional, sino que además al implantar la pedagogía de la respuesta y la repetición, opacan el sentido del aprendizaje de la cultura de convivencia que da sentido, significado y desde luego significante a la construcción de historia y de realidad del sujeto.

La respuesta a este y a muchos más dilemas, no solo estaría dado en la organización y creatividad de la pedagogía, en la inclusión de los educandos en la dinámica de la racionalidad y en la lógica del conocimiento, sino que además debemos de mantener una mirada crítica propositiva que hagan del que hacer educativo u espacio de reconstrucción, resignificación y reorganización del sujeto y su entorno un espacio que posibilite el redimensionamiento del hombre y desde luego de la sociedad.

Ángel Andrés Medaglia Rubio.
Psicólogo, Especialista en Pedagogía y Docencia Universitaria.
Diciembre de 2013.
Bogotá – Colombia