Si bien la cultura oriental es rica en muchos aspectos por su antigüedad y largas tradiciones, en el último siglo ha tenido que adaptarse a un mundo global que la ha obligado a evolucionar las viejas tradiciones para hace frente a los retos que la actualidad le impone. Estos planteamientos han sido motivo de inspiración para una gran variedad de autores. En las siguientes líneas hablaremos de la obra de Pai Kit Fai, quien nos regala su primera novela con “La Hija de la Concubina” (The Concubine’s Daughter) publicada por primera vez en 2009, en la cual continúa la tradición del autor estadounidense Arthur Golden que con su best seller “Memorias de una Geisha” que además se convirtió en una afamada película Hollywoodense, abrió las puertas a un mundo que por años permaneció velado.
Los pies de flor de loto. Si bien nos parece hoy una práctica que atenta contra la integridad de las mujeres, limitando su libertad, fue por alrededor de mil años un símbolo de estatus y sinónimo de belleza y atractivo sexual dentro de la cultura china. Y así lo creía el padre de la protagonista de ésta historia Yik-Munn, quien era un granjero que viviendo a principios del siglo XX, fue educado bajo las viejas tradiciones chinas. Así, tras la muerte de Pai-Ling, su concubina a quien el granjero apreciaba particularmente por sus perfectos pies de loto, decide que su hija Li-Xia será heredera de ésta belleza y tradición para además, aumentar su valor al venderla como su madre le fue vendida a él, pues no veía ningún otro provecho en ella.
Pero Pai-Ling a pesar de ser la concubina de Yik-Munn, como lo fue también su propia madre, es un espíritu rebelde en busca de libertad, pero atrapado en una sociedad que solamente es capaz de ver en las mujeres objetos utilitarios, para el amor o para el trabajo. Pai-Ling tuvo la fortuna de haber sido educada más allá que las mujeres de su generación; sabía leer y escribir en una época en que esos conocimientos eran reservados exclusivamente para los hombres. A pesar de esto, sus pies de loto la ataron a la vida como concubina, y muere al salvar a su hija recién nacida Li-Xia, la bella.
Li-Xia se revela a los deseos de su padre al deshacer los vendajes que le darían los pies de loto que limitarían su movilidad destinándola también a la vida como concubina. Tal como si la libertad de pensamiento fuera parte de la genética, Li-Xia hereda de su madre el espíritu libre y huye de esa vida en la primera oportunidad, aunque una nueva desgracia recae sobre ella cuando encuentra el amor y la libertad al lado de un mercante inglés y sólo logra transmitir éstos deseos de libertad a su propia hija Siu-Sing.
Es alrededor de estas dos generaciones de mujeres que se desenvuelve la historia, evocando a Pai-Ling en el camino por la vida que las lleva por caminos que nos revelan una parte de las antiguas tradiciones de China.