Le Fountain de Marcel Duchamp y su relación con la ruptura en la historia del arte: Una aproximación que considera el contexto histórico, social, biográfico, escénico y final.

Los procesos de cambio forman parte de la naturaleza de la historia del arte y de la humanidad, pudiendo ocurrir en forma gradual o abrupta. Se le llama ruptura al momento en el cual se perciben. Es difícil referirse a la ruptura en forma aislada sin situarla en algún tipo de contexto. Por lo cual se utilizan el contexto histórico, social, biográfico (del artista y del espectador), escénico y final, que enriquecen y ayudan a explicar los quiebres en la historia del arte. Para empezar, el contexto histórico se refiere a los acontecimientos determinados por la época, por ejemplo, el contexto histórico que produce en Europa y, posteriormente en el mundo, la Primera Guerra Mundial (1914-1919).

El contexto social considera la idiosincrasia de los pueblos, las costumbres sociales, muy determinadas por la época en que se vive. Por ejemplo Francia en 1915, o bien, EE.UU. en 1917. El contexto biográfico dice relación con la forma en que se incorporan y asimilan las vivencias experimentadas a lo largo de la vida (del artista o del espectador). Por ejemplo, ¿cómo influyó en el arte de Marcel Duchamp la herencia artística de sus hermanos mayores? El contexto escénico, por otra parte, se relaciona con la puesta en escena de la obra. Por ejemplo, Le Fountain en un salón que será visitado por espectadores.

Por último, el contexto final considera el cierre del círculo creativo de la obra en cuestión. Se refiere al momento en que se encuentra obra y espectador frente a frente y corresponde a la máxima expresión de la interacción de todos los contextos. Por ejemplo, Le Fountain del Sr. Mutt v/s George Bellows, o bien, v/s Walter Arensberg en el Salón de los Independientes. Es así, como la interacción de los distintos contextos puede “detonar” una ruptura con el orden preestablecido, originando las llamadas secuencias históricas, para referirse a ciclos o periodos históricos que están constituidos por un periodo de permanencia (quietud) y un periodo de cambio (ruptura) en la historia del arte.

Marcel Duchamp y Le Fountain: Contextos Marcel Duchamp era un joven cuando estalló la Primera Guerra Mundial y, a diferencia de sus hermanos mayores, no sintió el interés nacionalista típico por representar a Francia en combate (contexto histórico). Entonces decide marcharse desde Francia a Nueva York, con la ayuda de un amigo. Adicionalmente, Duchamp ya no se sentía cómodo en el París de la guerra, tampoco con sus amistades artísticas (grupo de artistas con fuerte influencia cubista). Es entonces que viaja a Nueva York, y es allí donde su obra logrará trascender en la historia del arte (contexto social).

Duchamp, un hombre tímido, reservado, metódico, escéptico y con refinado sentido del humor, concibió a Le Fountain pensando que la realidad ya estaba hecha y que para reconocerla solo bastaba con elegirla, objetivarla y nombrarla. Además existían ciertos “mandatos” en su vida, como el de querer romper con la tradición artística del viejo continente, de la propia Francia y la herencia artística de sus hermanos mayores, pintores con influencias cubistas (contexto biográfico).

Le Fountain (un urinario) corresponde a un ready-made puro, es decir, corresponde a un objeto manufacturado, de producción en serie, carente de toda cualidad estética, elegido en función de la “indiferencia visual y al mismo tiempo de la total ausencia del buen o mal gusto del artista” y que por otorgarle un título y su firma se convierte en obra de arte. Una obra de arte creada no por la mano del artista, sino su por cerebro y voluntad. En este caso el contexto escénico está constituido por la puesta de la obra en donde se expone junto con todos los elementos que la constituyen, formando un todo, independiente del artista que la creó.

Cuando se incorpora al espectador se cierra el círculo creativo, que se inició cuando el artista comienza a trabajar en la obra sin saber conscientemente lo que está haciendo (vacío). El azar, en este caso, actúa como un factor que favorece la despersonalización de la obra de arte y, el espectador, completa el vacío que ha dejado el artista interpretando lo que ve. Es importante mencionar que para Duchamp, la obra de arte se encuentra incompleta si no es vista por uno o más espectadores. Por lo tanto, cada espectador interpretará aquel vacío de acuerdo a sus propias vivencias y a su propia biografía. De acuerdo a lo anterior, existirán tantas obras de arte como espectadores haya tenido, luego habrán tantas Fountain como espectadores la hayan visto y pensado (contexto final).

Ruptura Le Fountain es considerada una obra de arte que provoca un antes y un después en la historia del arte contemporáneo. En su tiempo fue rechazada incluso por aquellos artistas que se llamaban a sí mismos rupturistas (grupo de los Independientes, de los cuales formaba parte Marcel Duchamp). De hecho, no fue aceptada para la exposición a la cual fue enviada por Duchamp, quién la había firmado con el nombre de R. Mutt.

En este caso podemos hablar de una ruptura con el contexto social de su época y con los propios rupturistas que lo componían. Además, le Fountain supone una deshumanización de la obra, porque establece una ruptura decisiva con el toque personal del artista, produciéndose un quiebre con la noción de arte retiniano (arte que se dirigía exclusivamente al sentido visual), considerándose al artista como un medio, y a la obra se la independiza de su autor, para luego, considerar al espectador como parte fundamental de la obra y cerrar el círculo creativo.Es por esto que, en le Fountain el concepto de obra de arte amplía sus límites, puesto que su propio creador la propone como una creación independiente que nace del resultado de la acción conjunta del artista, el espectador y la influencia imprevisible del azar.

Escritor: Madelaine Quiroz