QUÉ SIGUE DESPUÉS DE LA MUERTE

Nadie lo sabe en realidad. Las opiniones pueden variar, e incluso estar divididas. Unos sugieren que las almas según su proceder pueden ser enviadas al cielo, si fueron buenas en este mundo, al purgatorio, si requieren ser purificadas para expiar sus culpas y así alcanzar la gloria eterna o pueden ser enviadas al infierno, si su vida fue muy mala y cometió muchos pecados.

Pero existe otra concepción muy distinta del más allá, según la cual no existe una resurrección de la carne sino una reencarnación de alma, por su carácter inmortal a diferencia del cuerpo que es finito o mortal, esta sólo cambia de cuerpo y continua existiendo de en época en época. Esta visión, originaria de las culturas orientales, especialmente de los habitantes de la India, quienes hablan del “Darma” o buena suerte y del “Karma” o mala suerte y por ello asumen que a cada acción hay una reacción. De este modo, según las acciones de esta vida se está construyendo la siguiente existencia. El alma podrá evolucionar y alcanzar la liberación al ser enviada a planos superiores o de existencia o regresar a este mundo material reencarnando en una forma de vida humana a fin de cancelar las deudas o asuntos que dejó pendientes en la vida anterior, bien cobrándole a quienes quedaron en deuda con esta persona o pagándole a quienes les debe, es algo así como un ajuste de cuentas, por eso se dice que en cada existencia se deja un saldo a favor o en contra, según las acciones realizadas durante la vida; de este modo, se cumpliría el adagio popular según el cual, el que la hace la paga en esta vida y en este caso, se cancela tarde o temprano, así sea en la siguiente existencia. También es posible reencarnar en una forma de vida diferente a la humana, por ejemplo en un animal, en una planta o en algún tipo de ser viviente.

Así que frente a la primera alternativa existe una gran variedad de alternativas que ofrecen los “vivos” de este mundo, por ejemplo, hay quienes ofrecen misas y novenarios por el eterno descanso del alma de los difuntos, otros en cambio, proponen que no hay que esperar a morirse para cambiar el estilo de vida, de ahí el auge de algunas sectas religiosas, entre las cuales es posible mencionar, aquellas que basándose en uno de los libros de la biblia, afirman que sólo se salvarán un número determinado y reducido de almas y por ello se atreven a realizar inscripciones en un libro, al que denominan el libro de la vida, a fin de salvarse cuando lleguen al más allá, pues aseguran que sólo los inscritos en dicho libro se salvarán.

Pero el asunto no culmina ahí, pues quien le puede asegurar a aquellos ingenuos que pagan grandes sumas de dinero por ser registrados junto con sus seres queridos en dicho libro que las cosas serán realmente así? Hay otros que intrigados por saber lo que realmente sucede después de la muerte, realizan toda clase de prácticas y sacrificios (tablas ouijas, sesiones espiritistas, extrañas ofrendas y sacrificios de animales, entre otras posibilidades) y buscan personas “especializadas” (médiums) que los asesoren con el fin de comunicarse con sus seres queridos difuntos.

Así pues, aunque la primera propuesta puede sonar más familiar para algunas personas que la segunda, esta última ha logrado más adeptos de lo imaginado en el mundo occidental, que cada vez más recibe la influencia de las tendencias orientales y por qué no admitirlo, en Colombia ha tenido bastante acogida en ciertos sectores sociales, siendo posible destacar que tanto para los que creen en la resurrección como para los que aspiran a reencarnar en entidades más evolucionadas, el secreto radica en el comportamiento durante la vida presente porque de ella dependerá la futura, independientemente del lugar alcanzado. Así que manos a la obra y como estamos iniciando el año y está en boga todo aquello de los buenos propósitos, es tiempo de pensar en cómo estamos llevando esta existencia.

Escritor: Alba Helena González Palacios