En primer lugar, el historiador italiano Romano Ruggiero en el acápite IV de su obra: mecanismos y elementos del sistema económico colonial americano, realiza un análisis historiográfico y socioeconómico sobre cuáles fueron los oficios, labores y trabajos que en América latina tuvieron visos de producción “industrial” (comillas del autor) con base a la múltiple transformación de recursos naturales.
El autor menciona diversos oficios y labores de índole artesanal como son: la curtiembre, la construcción de astilleros de cabo de vela, la producción de textiles, la tipografía y trabajos relacionados con la minería (orfebrería, acuñación de monedas etc…). Ruggiero postula, que ha ciencia cierta dichos procesos tenían netamente una característica artesanal, puesto que la mayoría de ellos dinamizaban una producción de objetos o mercancías tanto internas como externas, pero no contaban con características propias de un proceso de industrialización capitalista, puesto que se valían principalmente del trabajo forzoso como mecanismo para dinamizar dichos procesos de transformación de recursos en productos.
Con respecto a lo antes planteado, un ejemplo son las llamadas artes del fuego, en las cuales la transformación de minerales en metales muestra en muchos casos la utilización de diversos mecanismos para la extracción y manipulación del mineral, para así optimizar su mejor obtención. Esta transición se vislumbra, en el cambio de la molienda de metal en trapiche tirado a caballo, a la utilización de energía hidráulica, generada por medio de la represa de agua en embalses, que posibilitaba el incremento de la producción, hecho evidenciado en la extracción de mineral en el potosí. Esta labor minera no podría catalogarse como industrial pues según el autor, el trabajo forzoso era eje de explotación por parte de los dueños de títulos mineros hacia los mitayos, encomendados o esclavos (todas estas condiciones de sometimiento, eran el común denominador en esta actividad económica).
Así mismo, dichos abusos no solo se traducían en la agresión física a los mineros o mitayos enclaustrados en los socavones, estos también se manifestaban en la expropiación y robo de sus tierras por parte de los europeos y criollos dueños de títulos de extracción, los cuales usufructuaban las tierras de los nativos para rentarlas a futuros empréstitos mineros logrando así una acumulación mayor en sus arcas. De igual forma, esto imposibilitaba el posicionamiento como industria de este sector, pues se concentraba la tierra en pírricas manos lo que dificultaba la circulación de capitales, para así generar una mayor tasa de ganancia en esta actividad económica.
La fase final de esta labor, estaba dedicada a la acuñación de monedas y la orfebrería, dichas labores se realizaban en las casas de moneda y en las cecas, aunque en las primeras había una mejor distribución del trabajo que en las segundas, en las dos se contaba con unas condiciones de vida medianamente óptimas que en otros sectores de la economía colonial americana. Además, la alta demanda de utensilios y alhajas elaboradas para el consumo externo e interno de la aristocracia colonial, hizo que esta actividad tuviera gran preponderancia en la economía colonial Latinoamérica, no hay que olvidar que uno de los principales demandantes de esta “industria” ,era el clero, pues la orfebrería y la pasamanería Americana, nutría sus caprichos y fetiches de su ajuar y de sus iconos cubiertos elaborados con metales preciosos para así demostrar su supuesto poderío.
Del mismo modo, los procesos agrícolas y ganaderos evidenciaban técnicas de producción a escala mayor de la de cualquier comercio básico artesanal , múltiples ejemplos pueden citarse, pero entre los más sobresalientes se encuentra : el proceso de transformación llevado por la curtiembre, la cual no solo se utilizaba para la producción básica textil (confección de zapatos, botas, sombreros, pantalones etc..) sino para el transporte de minerales y demás mercancías mediante la confección de costales y bolsos .
Otro de los productos agrícolas de gran preponderancia en los procesos económicos Latinoamericanos dese el siglo XVI al XVIII, es el cultivo intensivo del azúcar. El cultivo y la producción se focalizo principalmente en Cuba y Brasil, la cual era destinada a la elaboración de múltiples productos pero esencialmente se dedicaba a la fabricación de bebidas alcohólicas (ron, tequila, pulque, cachaza etc…). De igual forma la distribución y mercantilización del azúcar tenía dos características primordiales para la obtención del azúcar como tal; la transformación de azúcar quebrada a refinada, este proceso lo dominó España con la colonización y jurisdicción sobre Cuba, puesto que sus unidades refinadas eran inmensamente mayores a las de sus competidores británicos, quienes tenían que transportar el azúcar quebrada hasta sus refinerías, para así obtener el producto final como tal, por lo cual Cuba se consideraba como la mina del oro blanco al producir este gran margen de utilidades con respecto a la producción – refinación- distribución.
En el caso brasilero, la secularización de la tierra en pocas manos robustecía grandes fortunas en diversas zonas del coloso del sur, pero impedía la consolidación de una industria azucarera como y al igual que en Cuba, la sabia vital de la producción (corte. molienda, trapiche etc…) estaba dinamizada por la mano de obra esclava.
Así mismo, uno de los sectores preponderantes en la vida socioeconómica Latinoamericana fue el sector textil y más explícitamente el de los obrajes , el cual para su práctica productiva utilizó la tradición autárquica del tejido de las comunidades aborígenes, de la cual se valió para concentrarlas en talleres destinados no solo a la producción textil domestica, sino también a la fabricación de velas para navíos y demás actividades textiles de gran envergadura , con base a esta dinámica se da pie al surgimiento de telares y obrajes dotados de “maquinaria “, a la par con estos emergieron también obrajes sueltos que servían como una especie de satélite productivo a la gran “industria” textil, aunque sin las mismas garantías laborales que generaba el obraje “industrializado”.
Este manejaba características muy similares a la encomienda, buscando retener la mano de obra dotándola de mínimos privilegios, pero los beneficiarios de estos quedaban automáticamente endeudados con el otorgante de dichas gabelas laborales. La implementación de dicho sistema de coerción, aumento las disparidades y arbitrariedades en la distribución de la ganancia e hizo que los obrajes no pudieran estructurarse como verdadera “industria” en Latinoamérica, pues el despotismo y la usura era reinante en su producción.
En términos de construcción de medios de transporte, la fabricación de barcos navíos, galeones y astilleros fue fundamental para el proceso de interconexión ideado por los colonizadores, para hacer consolidar supuestamente una red mercantil y transaccional vía fluvial en América latina. En un principio la fabricación de estos fue fructífera y permitió la conexión entre varios puertos fluviales instalados en América (Cuba, Panamá, golfo de México, Valparaíso etc.).
Además la vasta demanda de materia prima posibilitó que la producción tuviera un buen dinamismo y hasta se llego a pensar en la exportación de esta industria, pues los buenos materiales transformados de los recursos latinoamericanos hacían a las flotas más resistentes y con alta durabilidad, inclusive en muchos casos mayor a las flotas europeas , pero la gran fabricación de astilleros y buques holandeses e ingleses en el siglo XVII promovieron en un principio el declive de la emergente fabricación latinoamericana, los altos estándares en calidad promovidos por la asesoría y planeación de arquitectos en la producción, promovió la confiabilidad en esta producción más que en la latinoamericana.
Pero no fue totalmente la producción europea responsable de la debacle de esta elaboración de navíos, la producción asiática terminó por darle la estocada final al tener de su mano la obtención del hierro, además de contar con una constante mano de obra barata debido a la gran explosión demográfica oriental, lo cual le posibilitaba una producción a basta escala, claro sin las mismas especificaciones de la producción Europea o latinoamericana, pero si mucho más reducida en el coste del interesado en adquirir alguna embarcación.
De igual forma una industria que se articuló con la producción de navíos fue la pesquera de gran importancia en centro y Suramérica ,donde posibilito sobre todo en el sur la interconexión de varias compañías pesqueras, encargadas de todo el proceso de producción, ejemplos de esto se evidenciaban; en la caza de focas en la Patagonia, donde todos los elementos del animal atrapado se utilizaban (grasa ,piel, carne) , en la pesca de merluza y sardina a basta escala en Arica y demás regiones circundantes al rio de la plata y el océano pacifico . La industria pesquera no dejo eclipsar del todo la fabricación de embarcaciones, así estas ya no fueran de gran envergadura pues se destinaban a la acción del empréstito de la pesca.
Del mismo modo, una actividad de primer orden en la producción “industrial” latinoamericana, fue la relacionada con la rama de la construcción, en esta la producción de tejas, ladrillos, cal, piedra moldeada, acabados en madera, fue fundamental para la estructuración de las grandes ciudades y de los centros urbanos coloniales, datos específicos no existen de la mano de obra empelada para construir estas colosales obras arquitectónicas ( como el zócalo, castillo de Chapultepec , castillo de san Felipe etc..). Lo que si se demuestra, es la gran utilización de mano de obra de índole forzosa, para la edificación de los majestuosos palacios, plazas y catedrales destinadas a demostrar la jerarquización social y el poderío de la clase alta de la época.
En conclusión, hay que mencionar que la imposibilidad de consolidación de industria se debe fundamentalmente a que los oficios que tenían visos de producción industrial, manejaban como eje de dinamismo del proceso productivo la utilización de mecanismos y métodos de trabajo forzoso, pues no utilizaban la premisa básica del capitalismo como la explica Ruggiero la cual se basa; “en la instauración de relaciones libres de trabajo llámese de mercado o de cualquier otra forma. La libertad de entrar y salir del mercado del trabajo me ha parecido siempre la condición necesaria para hablar de capitalismo”, además el problema de fondo latinoamericano en términos de solidificación de un sistema económico industrial, fue hacer prevalecer la relaciones económicas, sociales y culturales coloniales lo cual era totalmente retardatario ante la hegemonía mercantil y transaccional del emergente capitalismo europeo.
Escritor: Oscar Javier Rodríguez Martínez