SENTIMENTALISMO

Considero que el sentimentalismo no es propio de una persona madura, y al enfrentarnos con situaciones adversas caemos en dependencia del ánimo, de simples impulsos y pasiones que no nos conducen a nada bueno. Javier Cavanyes y Miguel Ángel Monge en su libro La salud mental y sus cuidados definen muy bien la personalidad madura y la inmadurez:

“El concepto de madurez personal o personalidad madura es complejo, multifactorial y dinámico. Hace referencia al equilibrio, armonía y adecuación de las características que definen la forma de ser de cada cual, capacitando a la persona para integrarse bien en su entorno y disponer de suficiente autonomía y adecuados recursos para afrontar diferentes situaciones. Queda claro, pues que no es un aspecto de la personalidad ni algo estático sino que define a la totalidad de la persona y se sigue desarrollando a lo largo de la vida. Por otra parte, la madurez personal presupone la adquisición de los diferentes aspectos que configuran la personalidad y excluye la presencia de trastornos en su desarrollo.

Por contraste, la inmadurez supone no disponer aún de esas capacidades y suele llevar consigo un amplio conjuntos de manifestaciones entre las que destacan la inestabilidad emocional, dependencia afectiva de los padres u otras personas, egocentrismo, inseguridad, falta de realismo sobre la propia vida y en la valoración de las dificultades, escaso sentido de responsabilidad, etc”.[1]

Quise remarcar esta diferencia porque me parece fundamental cómo nos enfrentamos a la vida, con qué determinación lo haremos, porque de eso dependerá alcanzar nuestra verdadera felicidad.

Con esto no quiero decir que está bien ser una persona fría y sin sentimientos, se trata de encontrar un equilibrio, de saber encauzarlos con inteligencia y voluntad. Lewis manifiesta: “Por cada persona que necesita ser protegido de un frágil exceso de sensibilidad, hay tres que necesitan ser despertados del letargo de la fría mediocridad. La correcta precaución contra el sentimentalismo es la de inculcar sentimientos adecuados. Un corazón duro no es protección infalible si va acompañado de una mente débil”.

NOSTALGIA: La nostalgia es definida como “tristeza melancólica que surge por el recuerdo de una pérdida”, “la pena que se siente por algo que se ha tenido y que, en la actualidad, ya no se tiene.”

Es común que muchas familias que viven el desarraigo sientan nostalgia, nostalgia por su patria, por su familia, su antiguo hogar, amigos. Y también es frecuente que a través de la nostalgia una persona viva anhelando el pasado, lo que sería  idealizar porque siempre se suele recordar lo bueno de este tiempo, excluyendo la pena o el dolor de esa época.



[1] CABANYES, J y MONGE, M A. La salud mental y sus cuidados. EUNSA. Pamplona. p. 89-90

Autor: Sabrina Moleney