Los problemas suelen ser la causa del sufrimiento humano, pero cuando hablamos de problemas ¿a qué nos referimos?, ¿a situaciones reales? O ¿a situaciones creadas por nuestra mente? Esta dicotomía no la identificamos normalmente, pues consideramos que es real y no una creacion de la mente, entonces dicha identificación impide pensar claramente, por lo tanto generamos una serie de confusiones y perturbaciones mentales, que obstaculizan la tranquilidad que necesitamos para una óptima salud mental y vivir en armonía con nuestro entorno.
Inicialmente se podría identificar el desencadenante, es decir cuál fue la causa del problema, que pudo haber sucedido para que esta situación pasara a convertirse en problema, esto permitirá reconocer el origen y así identificar los elementos que la construyeron. Por ejemplo cuando se quiere preparar una receta, lo primero que tengo que hacer es saber que voy a preparar y que ingredientes necesito para prepararla, si no hay ingredientes, no hay receta, así mismo sucede con un problema, si no hay componentes que originaron el problema no puede haber un problema.
Luego se analiza cada una de esas partes (personas, situaciones, eventos, lugares, palabras, pensamientos, actitudes, etc.) y en qué momento específicamente se originó el problema. Una vez identificado el momento exacto, se observa cual es esa razón o razones que hacen que dicha situación sea un problema, es decir que consecuencias negativas trajo o va a traer, para quien o quienes, luego analizare cuales son las posibles soluciones para este problema, deben crearse por lo menos 5 alternativas de solución reales. Una vez tengamos las 5 soluciones realizamos un balance de costo beneficio, es decir que analizamos las consecuencias positivas y negativas de cada una de las posibles alternativas, con el fin de establecer cuál de todas representa menor riesgo para todos teniendo identificada la opción más factible, la llevamos a cabo.
Otra forma de solucionar un problema es con una sencilla técnica, la técnica del no hay problema, pues en realidad un problema se forma, cuando mi mente me dice que hay un problema, pero en realidad es una situación a la que hay que dedicarle un tiempo y un espacio, el problema no existe, pero en nuestra agitada vida de trabajo, educación, hijos, carro, casa, impuestos, trafico, la mente busca una seguridad que lo único que causa es sufrimiento, pero dicho sufrimiento nos atormenta y nos lleva a creer que mañana estaremos mejor y que todo se solucionara, pero si no hay nada que solucionar, lo único que hay que hacer es darnos cuenta que pagar un impuesto no es un problema, simplemente es una obligación, pero si el “problema” es que no tengo dinero, sencillamente es una situación a la cual mi mente cataloga como “problema”, porque se adelanta en el tiempo y me dice que la casa me la van a embargar, que ahora tendré que vivir en la calle y que ahora mi esposa me va a dejar y que habré fracasado, pero si en vez de pensar todo eso me dedico a actuar a empezar a generar un listado de posibles soluciones, gastar la energía mental en lo que realmente vale la pena en una respuesta a una situación y no en una preocupación fatua. (Ocúpate, no te preocupes).
Los anteriores párrafos son dos propuestas que yo planteo con el fin de demostrar que sea cual sea la opción que cada uno de ustedes elija, siempre hay solución o repuesta a todo lo que la mente califica y clasifica como problema, y que si se han dado cuenta, una persona entre más “problemas” tiene, más importante se siente, por esa razón es que nos encargamos a través de la mente de crear conflicto donde no lo hay, de crear sufrimiento con el fin de tener razones para vivir o para morir.
Escritor: Geovanny Baron Vargas
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