Sostenibilidad del espacio urbano, un transporte público más ecológico

El coche es un símbolo de estatus social dentro de la ciudad, que ha tenido una gran explosión desde los años setenta hasta la actualidad. El gran problema de los coches es la congestión que generan en las carreteras, los accidentes que provocan y la contaminación que favorecen al cambio climático. Las ciudades pueden llegar a cambiar los modelos sobre el transporte, población y espacio urbano. Este cambio se puede producir mediante unos modelos de espacio urbano alternativos que generen la recuperación del espacio urbano común dentro de la ciudad. Estas alternativas provocan una nueva agenda de la movilidad.

Las ciudades que quieren dirigirse hacia la ecología urbana tendrán que llegar a desarrollar una red troncal de transportes que sean más eficaces en el consumo de energía para, así, evitar la contaminación atmosférica que pone en peligro la salud de la población. Mediante diversos movimientos sociales a favor de que los autobuses sean más eficientes, se ha llegado a desarrollar una tecnología que en el 2011 ya está totalmente puesta en marcha en todo el país, esta tecnología se basa en el uso del gas natural comprimido. Actualmente España se sitúa en el cuarto país a nivel mundial en infraestructura de carga de este tipo de combustible, lo cual ha generado una disminución del 39% de la contaminación del CO2 desde 2006.

Sobre la congestión automovilística, los gobiernos intentan llevar a cabo una solución alternativa al desarrollo de planes de autopistas que generan aun más consumo del coche, más densidad de los coches en la carretera y una mayor contaminación. Con lo cual, vemos que se despliegan nuevas políticas urbanas que están poniéndose en marcha distintos municipios que se decantan en aumentar la eficacia del transporte público. Por tanto, la solución pasa por la limitación del uso del coche, de la construcción de carreteras, entre otras cosas, que llevan hacia la sostenibilidad del espacio urbano.

Otra alternativa seria imponer unos impuestos de congestión como en Londres que recauda el dinero para la mejora del servicio público. El obstáculo con que se enfrentan las alternativas es con los diversos grupos que consideran esto como un “atentado” contra el mercado y ven el límite del uso del coche como una idea absurda. En tercer lugar, hay otras ciudades que se decantan por unas soluciones mucho más sostenibles y que ponen al frente de la innovación ecológica y que plantean el uso de trenes de rodalias, carriles bici y moderación de la circulación, estas ciudades son Aarlus (Dinamarca), San Francisco (EEUU), Seúl (Tokio) que permiten la adaptación de las ciudades a los cambios de los habitantes.

El transporte como espacio público supone que las autopistas hacen que el “dueño” del espacio público de las ciudades, por lo que las anteriores alternativas contemplan la recuperación de dichos espacios para el ocio de las personas, la recuperación de estos espacios hace que disminuyan los niveles de estrés en la población. Las ciudades diseñadas y pensadas para los habitantes hacen que se dé una disminución del uso del coche.

transporte, cuyo gasto medio por hogar representa mas de 29.000 euros según la Encuesta de Presupuestos Familiares de 2011. El transporte más ecológico transforma a la ciudad, como el caso de Vancouver que ha rediseñado la ciudad y su red de transporte, ayudando así a la recuperación de la población que estaba siendo apropiada por los automóviles. El bus rápido es un sistema de transporte que transporta a 2000 personas por hora y que es una versión mucho más rápida y ecológica. Se inicia en Bogotá, la meta de los transportes más ecológicos. Sistema de transporte público más rápido, mejora de los motores de los vehículos para reducir las emisiones, entre otras cosas.

Escritor: Claudia Uñó Majoral