Si de manera espontánea, todos en una ciudad despertaran lúcidos. Ésta es la premisa bajo la cual fue escrita la novela de José Saramago “Ensayo sobre la lucidez”, en la cual nos narra en el contexto de cualquier sociedad latinoamericana, los hechos sucedidos en la ciudad capital cuando el día de las elecciones, todos los ciudadanos despiertan lúcidos.
Y en ese sentido, vale la pena echar un vistazo al diccionario para entender mejor la definición de lucidez que se lee como “aquel que es claro en sus expresiones y en el razonamiento”. Irónicamente, la claridad de pensamiento precisamente el día de las elecciones, lleva a los ciudadanos a votar en blanco. En una jornada electoral particularmente exitosa por los altos índices de personas que asistieron a emitir su voto, cuando el gobierno está en proceso de cuantificar los resultados descubre que un porcentaje muy cercano al 100% son votos en blanco.
Pero la magia de Saramago no se limita a éste momento histórico y lleva la historia hasta sus últimas consecuencias, pues el gobierno, totalmente atónito por estos resultados, busca complots y se inventan conspiraciones, llevando la situación en la ciudad capital hasta el extremo de un toque de queda y un estado de sitio, limitando la asociación de las personas bajo el argumento de que éstas medidas son para velar por la seguridad de los ciudadanos contra los disidentes y promotores del voto en blanco.
Así pasan los días en ésta ciudad de lúcidos, y uno de los momentos claves de la historia es cuando el gobierno en busca de la rendición de los conspiradores decide suspender el servicio de limpia y recolección de basura en las calles. El resultado esperado era un natural caos, pues en medio de una ciudad inundada por la basura se quebrantaría la voluntad de quienes se habían mantenido firmes. Aquí el juego del ensayo entra nuevamente, y otra vez bajo la premisa inicial de que hay una población de ciudadanos lúcidos, sin siquiera necesidad de acordarlo, cada persona sale de su casa muy temprano en la mañana a colaborar. Limpian ellos mismos las calles sin que nadie se los pida, solamente por la lucidez que les acompaña y les da claridad de pensamiento al trabajar juntos para conservar la ciudad limpia; seguido de esto y sin que haya un salario de por medio, los empleados de recolección de basura toman sus camiones y pasan por la ciudad recolectando la basura. Es simplemente cuestión de lucidez.
Como esto hay bastas muestras de como compartir y cooperar son parte de la solución real de los problemas que un gobierno agobiado por fantasmas en lugar de resolver como sería su función, más bien provoca. Con esto, éste ensayo nos enseña cómo los ciudadanos si tenemos el poder de decidir; pero no necesariamente decidir por un gobierno más, sino más bien, decidir ser lúcidos, tomar responsabilidades y de ésta forma lograr que funcionen las cosas en el país.