Un análisis histórico de cómo pensar la discapacidad en diferentes épocas y contextos nos permite tener una visión de cómo comprender los cambios de paradigmas educativos. Podemos empezar diciendo que desde los primeros tiempos de la humanidad, las personas con alguna discapacidad eran excluidas o marginadas por su grupo social.
Desde la edad antigua se va a proponer una explicación de tipo mítica o misteriosa de aquellas personas que eran diferentes. Se las consideraban personas que tenían el demonio dentro de sí. Si bien en la edad media aparecen algunas formas de comprender la discapacidad propendiendo al estudio de las deficiencias, persiste en el imaginario asociar a estas personas con el demonio, cuyo tratamiento era el exorcismo (la expulsión del mal) o la quema en la hoguera.
La iglesia también contribuyó, desde sus creencias y dogmas religiosos, a propiciar una mirada de las personas deficientes como producto del demonio y del pecado. Las malformaciones eran vistas como la gloria o la ira de Dios. sino que iban a ser pensados como enfermos mentales. Personas que poseían alguna patología. No obstante, las personas deficientes iban a ser escondidas en sus casas y vividas por su entorno familiar con vergüenza.
También empieza a surgir una visión más caritativa y asistencial de las personas deficientes. Lo que va a redundar en un tratamiento indiscriminado en asilos y hospitales, donde conviven una amplia gama de personas con diferentes problemáticas (enfermos mentales, indigentes, delincuentes, dementes, etc.).
En el siglo XVIII podemos encontrar las primeras instituciones educativas que abordan distintas discapacidades. La primera escuela de sordos en París (1760) o la primera escuela de ciegos (1784). Ambas proponen sistemas educativos alternativos (lenguaje de señas, alfabeto Braille) para la formación de las personas con discapacidad sensorial. Van a contribuir a un trato más humanitario de las personas con discapacidad. Los cambios científicos, las distintas disciplinas médicas, van a comenzar a tratar la discapacidad, a ver sus causas y sus consecuencias. Esto va a permitir un abordaje del sujeto, desde diferentes tratamientos.
biológico de la persona con discapacidad. Estas eran atendidas por médicos. Esto produce un rotulamiento y etiquetamiento porque este modelo trabaja con el análisis y el abordaje de la enfermedad. El siglo XIX, caracterizado por los avances científicos e industriales, va a reflejar un cambio de paradigma en la educación. Comienza la era de la institucionalización como respuesta a la educación de las personas discapacitadas que no podían ser educadas en espacios comunes.
A fines del siglo XIX y principios del XX se produce la obligatoriedad de la enseñanza. Esto redundó en la aparición de numerosas escuelas especiales. El surgimiento de estos establecimientos supuso un cambio de mirada sobre la persona discapacitada. Por primera vez en mucho tiempo se los reconoce como educables, aunque con muchas limitaciones.
La educación especial se propone sus propios objetivos, metas y técnicas y demanda profesores cada vez más especializados para atender a estos alumnos. Este proceso se va dando totalmente separado de la escuela ordinaria. Paralelo a esto se van produciendo diferentes estudios científicos, que van estableciendo los diferentes tipos y grados de discapacidad: idiota, imbécil y retrasados mentales. Los dos primeros sólo tenían un abordaje asistencial desde la institución. En cambio los otros eran educables.
Surgió un instrumento importante para la medición de la inteligencia, el cociente intelectual (CI), que dividía lo normal de lo patológico. Se consideraba que el CI no podía modificarse. También es cierto que si bien es una época donde existe un reconocimiento de que la persona discapacitada puede ser educable, se considera que su conducta es anormal y peligrosa. La era moderna, industrial y capitalista, encontró en la institución una respuesta adecuada para solucionar la problemática social que la persona con discapacidad implicaba. Que otro lugar podría ser tan efectivo para un sujeto que no se adaptaba a la norma y no producía.
70 comienza a cuestionarse la institucionalización, por considerarla segregacionista de las personas deficientes. A nivel internacional, aparecen las asociaciones de padres que descontentas con la oferta educativa que recibían sus hijos en las escuelas especiales, reclaman una educación común para ellos, no separada de los ambientes sociales generales. Estos movimientos sociales comenzaron a influir en la legislación para que ésta tuviera en cuenta la integración de niños y jóvenes con discapacidad en las escuelas comunes. Los primeros logros fueron la posibilidad de dar clases especiales dentro de la órbita de la escuela convencional.
Comenzaron a darse cuenta que el CI no era algo inamovible, sino que con el apoyo del ambiente y la integración se lograban grandes avances en el aprendizaje. que tanto había caracterizado épocas pasadas. Hay un quiebre de cómo pensar la discapacidad Se plantea cómo, en qué momento y con qué recursos debe realizarse el aprendizaje.
Los cambios científicos que pusieron en cuestionamiento los test de inteligencia y lo relativo de éstos para definir el diagnóstico, abrieron paso a un nuevo modelo más dinámico e integral de abordar al sujeto con discapacidad. Se va a comenzar a considerar la relación de la persona discapacitada con el entorno familiar, social y educativo.
Escritor: : Cynthia Gecik