Videojuegos ¿los héroes de la educación?

Uno de los retos más importantes al que se enfrenta la escuela hoy en día, es poder lograr la conjunción entre medios de comunicación y procesos educativos. Las tres últimas décadas el mundo ha experimentado un avance vertiginoso en tecnología. Hemos transitado un camino por el cual pasamos de tener muchos medios audiovisuales y comunicativos, que en principio eran de gran tamaño y poca velocidad; a tener en un solo dispositivo: audio, video, juegos, conexión a internet, chat; un solo elemento que no supera los diez centímetros, toda la conectividad y entretenimiento al alcance de sus manos. Nos encontramos frente a una de las revoluciones más contundentes de la humanidad: La revolución de la información y la telecomunicación un fenómeno que modela la forma de vida de los seres humanos y permite convertir realmente al mundo en una aldea global.

Y los herederos de esta revolución comunicativa, son precisamente los llamados: nativos digitales, término acuñado por el maestro Alejandro Piscitelli y bajo el cual se enmarcan hoy en día nuestros niños, niñas y jóvenes. Los mismos que a través de un pequeña tableta, poseen toda la información que deseen sobre todos sus intereses. Son los hijos del mundo de la virtualidad.

Ante tal acontecimiento, en teoría la escuela debería estar preparada y además tener un papel protagónico que logre canalizar la creciente sociedad de la información. Pero infortunadamente la relación entre estos dos elementos: tecnología comunicativa y educación ha sido la más cordial, contradictoriamente parece que se han convertido en líneas paralelas que no encuentran un punto de cruce.

Prejuicios tales como: el aislamiento, la adicción, los contenidos poco educativos, y la limitación de la imaginación fueron los argumentos que por mucho tiempo la escuela utilizó para rezagar de las aulas de clase a las nuevas tecnologías de la información y de esta forma poner en alerta a los padres de familia, para que limitaran en su hogar los elementos tecnológicos.

Afortunadamente este panorama oscuro, en los últimos años ha tomado un matiz diferente, en parte gracias al cambio generacional, que ha logrado que nosotros, los inmigrantes digitales pensemos la educación de manera diferente. No se puede desconocer por tanto que en muchos países del mundo la mejor aliada de la educación es la tecnología y satisfactoriamente este proceso ha mostrado resultados satisfactorios en países como Estonia donde los niños aprenden a programar desde que están en la primaria o Corea del Sur, país en el que el gobierno pretende cambiar los libros y cuadernos por celulares y tabletas.

Por su parte, en Colombia se han realizado algunos esfuerzos por modificar las prácticas pedagógicas y tratar de estar a la vanguardia en los procesos educativos. Muestra de ello son proyectos como: Colombia aprende, Colombia vive digital y la iniciativa de telecomunicaciones rurales. Aún así, el país no posee una política educativa clara, que permita un mejor vínculo entre educación y tecnología.

Un punto real, en el cual la escuela se encuentra en desventaja, frente a la explosión de las nuevas tecnologías de la información es precisamente: la atracción de la concentración de los nativos digitales. En una clase regular los niños y jóvenes tienen un lapso de concentración máximo de 20 minutos, factor que determina los procesos de aprendizaje, dado que el fijar voluntariamente la atención en un tema determinado, se asociará con otros procesos mentales tales como la síntesis, el análisis y la memorización entre otros.

Cosa que no ocurre con las TIC, un adolescente puede mantener un proceso de concentración por horas siempre y cuando el tema sea de su interés. Como ocurre con los videojuegos. Los videojuegos son elementos que están presentes no sólo en los dispositivos móviles de los niños, niñas y jóvenes, también los podemos encontrar en centros de entretenimiento, consolas, gameboys, ordenadores e incluso locales de barrio en los que encuentras varias consolas que son alquiladas por horas. Los juegos de video han sido acompañantes de nuestra niñez y juventud de su aparición en los años setenta, pero sin duda es en los noventa que en Colombia toman mayor fuerza.

En nuestro país son muchas las especulaciones que se tejen alrededor de este tema al igual que en otras partes del mundo y aunque en Colombia no se ha censurado ningún videojuego, es claro que tanto padres como educadores guardan recelo frente al tema. Lo que pocos inmigrantes digitales saben, es que los videojuegos pueden llegar a convertirse en una de las herramientas educativas alternativas más poderosas.

La primera muestra de ello es, que según el estudio realizado por el doctor: Somen Ghosh de la Academia Americana de Oftalmología los videojuegos mejoran la salud de los pacientes que padecen de ambliopía, enfermedad que se creía no se podía curar después de los ocho años de edad. Hoy en día, se sabe que la combinación de juegos de vídeo y tratamiento de la ambliopía estándar tiene un mejor efecto sobre la mejora de la visión incluso en adultos.

Además de ello, las bondades de los videojuegos a nivel cerebral son muchas: se aumenta las estrategias de lectura visual de imágenes y del espacio tridimensional, ayuda a la observación y la formulación de hipótesis, facilitan la comprensión de simulaciones científicas, incrementan la habilidad de recibir información de varias fuentes para lograr intertextualidad, mejora la lógica en pos de la solución de problemas, genera el perfeccionamiento de la coordinación visual – manual y obviamente propicia un alto desarrollo de la concentración.

Sumado a lo anterior el carácter lúdico intrínseco en los juegos de video forma una serie de características que ayudarían al proceso de aprendizaje: la posibilidad de repetir y corregir errores, las sentencias positivas tales como: inténtalo de nuevo, respetando la inteligencia del jugador. La dificultad creciente y progresiva de acuerdo a los ritmos de aprendizaje de cada jugador. La recompensa inmediata siguiendo el proceso de estímulo respuesta. Reconocimiento social de los logros adquiridos, inscripción personalizada de las puntuaciones alcanzadas o los niveles superados. Identificación con héroes o personajes que fomentan la imitación. Son algunos de los beneficios que proveen los videojuegos a espacios educativos.

La invitación entonces es a que nosotros como inmigrantes digitales, en términos de Bruner, logremos establecer un “andamiaje” que permita establecer los juegos de video, como elementos educativos que propicien aprendizajes significativos, que mejoren las estrategias pedagógicas en nuestro país.

Escritor: Adriana Abaunza MorenoLic