¿De quien es la culpa?

Esta es la pregunta que muchos se hacen frente a las grandes cosas que están pasando en estos últimos tiempos. Día a día en las noticias y aun en los comentarios de las esquinas hablan de que los problemas de violencia, maltrato infantil, secuestro, corrupción y otras cosas más están destruyendo nuestra sociedad.

Hace unos días se informo en televisión que para poder controlar el problema de los conductores embriagados se había aprobado una ley que tasaba en grandes sumas de dinero las sanciones para los infractores.

Una senadora de la republica en meses pasados intento que el congreso aprobara una ley que castigaba con cadena perpetua a los abusadores de niños.

Como vemos las estrategias que se plantean ante los diversos problemas que acontecen en nuestro país, están basadas en el desarrollo de estructuras represivas, y creen que con estas soluciones se van a producir los cambios que se necesitan para una convivencia mas razonable.

Pero, es esta la solución o son solo pañitos de agua tibia que podrían de una manera, temporal generar un cambio ante las cosas que ocurren?

La vida nos ha enseñado que todo lo que se siembra se recoge, si usamos la represión para frenar las conductas violentas activamos un ciclo que en vez de cerrar las opciones las acelera de manera más dinámica.

Ahora, si cerramos las opciones que se están planteando, cual seria la verdadera solución a estas problemáticas?.

Para poder iniciar la solución de un problema, es necesario buscar sus orígenes. La violencia contra la mujer no surgió porque alguna mujer provoco a los hombres a que fueran violentos con ella, sino que es el producto de una estructura de formación, que a través del tiempo fue siendo reforzada por la falta de atención que se le dio en el momento en que debió ser atendida.

La situación es que hemos hecho cultura en la mal formación de diferentes conductas y actitudes en la evolución de la sociedad, y cuando las cosas se empezaron a salir de las manos frente a lo que la ley estipulaba, empezamos a generar una serie de mecanismos represivos mas con el fin de justificar la falta de atención en el debido momento, que con la convicción de que estas medidas realmente iban a darle una solución definitiva al problema.

Es necesario cambiar los fundamentos de la cultura que actualmente nos gobierna. Hay un precepto que indica que la costumbre hace ley, y esto ha servido para desorganizar la sociedad actual. Creemos que este mismo mecanismo servirá para poder ofrecer las soluciones de fondo que nuestra sociedad necesita.

Por donde empezar es el reto, o la pregunta que nos daría un punto de partida para generar los cambios necesarios.

El gobierno ha lanzado en estos últimos años un programa alimentario que tiene como propósito ofrecer un fundamento nutricional bien balanceado, que permita que los niños que están naciendo tengan tanto soporte nutricional que aleje las enfermedades primarias que ellos enfrentan. Esta es una idea maravillosa que esta dando unos resultados increíbles, y que en el tiempo nos dará una sociedad más sana físicamente e influenciara aun la salud mental de los futuros adolescentes.

El programa se llama “de cero a siempre”. Es necesario que se incluya dentro del mismo, un modulo de formación de valores y principios básicos de vida que vaya construyendo un nuevo fundamento en la base estructural de su personalidad.

Este modulo es tan importante como el de la nutrición alimentaria, pues de la misma manera que las vitaminas, los minerales y demás fortalecen la salud física de los niños, los principios y valores nutren la salud mental y espiritual de ellos.

Es del caso anotar que el apoyo de la familia en el complemento de esta estrategia, es vital. Por esto se hace necesario que se plantee una segunda estrategia que pueda apoyar esta articulación de manera efectiva y contundente.

El planteamiento de esta estrategia complementaria será material a procesar y evaluar en un futuro articulo que se desarrollara para tal efecto.

Para cerrar este articulo, volvamos a la pregunta inicial ¿de quien es la culpa?.

La respuesta es, de nadie, y de todos. Yo me haría una nueva que creo nos ayudara mas a solucionar estos problemas ¿Quién se atreve a generar estos cambios?

Escritor: PASTOR DIEGO VELASQUEZ RASCH