EL ÉXODO DECEMBRINO

Una de las actividades más antiguas en muchas culturas es el desplazamiento masivo de hombres, mujeres, niños, ancianos y animales, de un lugar a otro, recorriendo largos trayectos, bajo la inclemencia del clima y superando todo tipo de vicisitudes. El mundo conoce, a través de la biblia, la salida del pueblo de la esclavitud de Egipto y la huida del pueblo de Israel guiados por Moisés, en busca de la Tierra prometida.

Pero, ¿Cuál es el interés del hombre?, ¿por qué arriesga hasta su vida y la de sus seres queridos?. Pues una aproximación a la respuesta de este interrogante puede ser que la esclavitud de la que escapó el pueblo de Egipto e Israel, sea el trabajo arduo al que se someten tanto hombres como mujeres durante todo un año, en el que sacrifican muy buena parte del tiempo, dejando a sus seres queridos, hijos, familiares y amigos, por dedicarse a sus respectivas jornadas laborales. Es a eso lo que se le podría llamar la ‘esclavitud de la época’.

En cierto sentido puede explicarse el interés, a penas predecible, de los hombres y mujeres que siempre aprovechan cualquier espacio y fecha especial para escapar del estrés, de la rutina o cotidianidad, con el fin de obtener una mejor calidad de vida, tanto física como mental. Algunas fechas programadas cada año para tal fin son: la celebración tradicional de la religión católica ‘El día de los Reyes Magos’, luego se reúnen las familias para la celebración de la semana Mayor o Semana Santa; por su parte, el mes de junio es de festividades populares en varias ciudades de Colombia, la fiesta de San Juan y San Pedro en los departamentos de Tolima y Huila. Y asimismo se puede mencionar el Carnaval de Barranquilla, la feria de Manizales, La feria de Cali, El carnaval de Negros y Blancos en la ciudad de Pasto, el Festival del Joropo, la Feria de las Flores, en fin. Como se puede ver, estas fiestas son del interés de algunos pueblos y serán, especialmente las personas de esos orígenes, quienes se desplacen a dichas ciudades.

Pero las fechas que congregan a toda la familia que ha estado dispersa por todo el país y en el exterior, es sin duda, la Navidad y el Año nuevo, es decir la celebración del nacimiento del niño Jesús, el día 24 de diciembre, y la noche del 31 del mismo mes, cuando se despide el año con todos los éxitos y dificultades. Es en esos días donde las gentes de todo el país, de cualquier estrato y clase social, de todas las razas, profesiones u oficios, de todas las edades, niños, jóvenes o ancianos, hacen lo imposible por conseguir un boleto que los lleve al encuentro con sus seres queridos, es entonces cuando las terminales de transporte terrestre y aéreo se inundan y congestionan de viajeros, grandes equipajes, entre ellos regalos, ropa, accesorios, los guacales con mascotas. No obstante, nada de ello importa, ni someterse a largas filas frente a una agencia de viajes de transporte intermunicipal o interdepartamental, son estos últimos los más osados, pues deberán viajar alrededor de ocho, doce, dieciocho y hasta más horas, dentro de un bús, que aunque con aire acondicionado y baño, se torna interminable, sobre todo por los trancones en las carreteras del país, siendo el primer tráfico la fila de automóviles particulares, que también están en el mismo propósito de salir de la cotidianidad de las congestionadas principales ciudades capitales del país.

El gran premio, finalmente, es lograr llegar a la ‘Tierra prometida’, es decir, al encuentro con la paz y la felicidad que representa volver a ver a sus familiares, padres, los abuelos que los criaron, hermanos, viejos amigos, que han dejado de ver durante todo el año; recordar aquellos momentos de la infancia, la adolescencia, cuando apenas estaban soñando la vida, sin saber aún qué les depararía el destino o qué proyectos de vida irían a emprender. Lo cierto es que ahora este ambiente que se vive paga todas las incomodidades, obstáculos, inversión en boletos de avión o de bús, gasolina, los refrescos, comida de paquete y demás.

La época decembrina trae consigo múltiples emociones, tradiciones, música, variedad de comidas y postres, bebidas, que hacen olvidar las estrictas dietas seguidas durante todo un año, ya que, muchos caen ante la tentación causada por un delicioso desayuno con tamal, chocolate y arepa hechos por las abuelas, o qué decir de las natillas y los buñuelos que no pueden faltar en estas fechas especiales; asimismo, un trago se sirve alrededor de los viejos amigos. Es toda una época para reestablecer vínculos afectivos y familiares.

Pero como todo llega y todo pasa, como del dolor a la dicha, tal alegría que produce el encuentro trae luego la tristeza por la partida de todos aquellos que habrían de someterse de nuevo a la odisea de viajar de regreso a sus labores cotidianas, experimentando parecidas situaciones durante todo su recorrido de vuelta a sus hogares.

Es entonces cuando se empiezan a formar los nuevos ríos multitudinarios de gentes que vienen recargados del amor de los suyos, esos seres que son la causa de sus más titánicas luchas por sobrevivir y obtener una mejor calidad de vida, arriesgando la convivencia y la vida familiar, cambiándola en muchos casos por la soledad y el empeño de su libertad, a una empresa, fábrica o empleo informal, con el fin de conseguir los recursos para subsistir y poder enviar algún dinero para aquellos seres tan especiales, a quienes visitan para fortalecer su espíritu.

Escritor: Alexander Torres