VIVIR ES UNA EXPERIENCIA DE VALOR

En mi última experiencia docente, con chicos de preparatoria, me disfrace de Quijote con los elementos más rústicos: cartón, un palo, un tubo, cinta adhesiva y juego de maquillaje improvisado; al final del día lleve a cabo lo mismo que aquél, una locura y si no júzguenla ustedes mismos.

Actividad para adolescentes del primer año de preparatoria, no saben quién escribió el Quijote, pero si la marca de la ropa que llevas. Primer sorpresa para mis compañeros al disfrazarme en la sala de maestros, ver maquillarme y convertirme en un viejo; enseguida salir vestido con disfraz de la dirección al salón ubicado en el tercer piso; hora del día la más concurrida, pasearme frente cientos de jóvenes; alguien tuvo la osadía de silbarme y chulearme las medias negras. ¿Mis alumnos? Bueno, baste decir que no podían dejar de mirarme asombrados, y cuando canté… en mi vida había visto tantos celulares apuntándome; en esta era de tecnología no dudo que ya esté en cualquier red social.

. Y con eso busqué que la literatura no fuera sólo un pasatiempo, que el mundo puede ser mejor y estar más cerca a lo que nuestra imaginación es capaz de crear (Vargas 2000) Hacer realidad el sueño, lograr lo imposible, combatir sin temor. Desarrollar un criterio propio es uno de los propósitos más importantes de la pedagogía en valores. Si bien los valores nos permiten formarnos un criterio para justificar nuestras decisiones y acciones, los valores no sólo deben discutirse en clase, sirven para decidir tu vida diaria, son para vivirlos (Schmill 2008).

Al Quijote lo llamaron loco. El día que lo representé, muchos incluso mis colaboradores, me llamaron loco. Sin embargo, para mis alumnos fue algo excepcional, un maestro dispuesto a cambiar la dinámica del maestro ordena-el alumno hace. Ese día supieron que amo mi profesión, ellos son personas importantes, merecen mi esfuerzo y pasión (Respeto). Así la forma de colaborar moralmente con los demás es decir: ven aquí, mira desde aquí, y la disposición moral consiste en ir a donde está el otro y mirar desde ese ángulo, desde ese punto de vista (Savater 2007).

De esa manera yo les dije a donde ir a mirar, pero no los dejé ir solos. Los acompañé por el mismo camino, sin que lo supieran, hasta el preciso momento de encontrarse en el sitio; cuando observaron a su alrededor encontraron la figura del loco. Diseñé mi actividad desde el valor primario del respeto; mi materia prima (si es válido decirlo) son seres humanos y todo lo que implica ello. Ahora saben por experiencia que el maestro también es responsable del diseño y aplicación de tareas, no son sacadas de la chistera, para hacerles la vida particularmente imposible.

No todos trabajaron de manera óptima, hubo quienes no presentaron la actividad, no obstante, al ver el trabajo, mi trabajo, mi representación, no presentaron excusas. Cuando explique por qué lo había hecho, que a partir de ese momento realizaría los mismos proyectos preparados para ellos y podrían analizarlos y criticarlos; entonces actuaron honestamente aceptando que no habían hecho las cosas bien; les había faltado organización y disposición para ponerse de acuerdo.

No hablamos de valores, la clase era de literatura, la actividad era representar El Quijote, ese medio día tuvimos una experiencia que nos permitió vivir tres valores básicos: el Respeto, la Responsabilidad y la Honestidad. ¿Eso bastó para que lo practiquen diariamente? Desde luego que no, faltan más tareas, faltan más días, falta actuar con congruencia. A partir de ese momento se esperaba con ansias el próximo proyecto, con amplias expectativas de lo que iba a presentarles e incredulidad de que realmente volviera a hacerlo.

Escritor:  Miguel Ángel Guzmán Morales