Los países en vía de desarrollo están envueltos en problemas que amenazan vida económica y social, como la violencia, la pobreza, la discriminación, la enfermedad, la falta de oportunidades, entre otros. Todo esto desarticula sus sistemas, inclusive haciendo que las condiciones de algunas personas sean cada vez más precarias. Sin embargo al fomentar las libertades individuales se protege la estructura social, ya que, existe una proporcionalidad directa entre las libertades de los individuos y el desarrollo socio-económico.
Amartya Sen concibe el desarrollo como libertad, por lo tanto el desarrollo se consigue mediante la evolución de la libertad individual, ya que, de esa forma se le permitirá a toda persona llevar la vida que desee. Si el desarrollo es libertad el objetivo es identificar las principales fuentes de privación de la misma y exterminarlas.
Es imprescindible identificar el papel del Estado en el proceso de desarrollo, el cual debe comenzar por garantizar la educación y asistencia sanitaria, ya que estas oportunidades sociales fomentan el crecimiento de las oportunidades políticas y económicas, entregando al individuo herramientas eficaces a la hora de vencer las limitaciones propias.
Toda persona debe ser concebida como agente capaz de construir su propio destino, para que de esta manera sea impulsor creativo del sistema económico y social, en contraposición a un ente pasivo que requiere la indulgencia del Estado.
Cada individuo particularmente concebido, necesita la libertad suficiente para escapar de la eliminación de su potencialidad natural. Por ejemplo, hay enfermedades tratables, que por falta de atención médica, se convierten en una restricción insuperable para la capacidad; lo cual, no es aceptable en el modelo del desarrollo como libertad, ya que éste exige la eliminación de ésta privación.
Para que haya desarrollo debe eliminarse las principales fuentes de privación de libertad, como lo son, la baja educación, le enfermedad, la violencia y la falta de libertades políticas que le den la posibilidad al individuo de participar en la configuración de su comunidad. Porque ellas coartan toda posibilidad de emprender un proceso encaminado a lograr grandes ganancias económicas y la evolución social.
La libertad como objetivo excelso del desarrollo, no se limita a mejorar la vida individual, pues el crecimiento de ésta va a permitir que cada quien ejerza el control sobre su propio futuro y además influya en su entorno, es así como la libertad se convierte en un bien público efectivo, que posibilita el crecimiento económico a grandes grupos poblacionales.
La falta de servicios básicos, como lo son el agua potable o el saneamiento son fuentes de privación de libertad individual, que trae consecuencias nefastas para cualquier sociedad, como lo son las epidemias y la mortalidad, en especial de sus niños y niñas.
La falta de libertad en el ámbito político, se puede evidenciar en regímenes autoritarios que imponen restricciones a los individuos para participar activamente de la vida social, política y económica.
Todas las anteriores restricciones, entorpecen enormemente los esfuerzos encaminando a lograr el desarrollo, pues esas variables tienen incidencia directa en el resultado final.
La promoción y protección de las libertades fundamentales trae consigo el crecimiento económico y acerca de manera importante la consecución del desarrollo, pero sin descartar la variable inversa por la cual es posible entender que la contribución del crecimiento económico propiamente dicho, direccionado en promover las libertades también genera una consecuencia acorde con el fin buscado; el desarrollo socio- económico.
El principal motor de cambio y desarrollo debe ser la educación, pero una educación diferente, empoderante, que se enfoque en potenciar lo mejor de cada ser humano durante toda su vida, que le enseñe a pensar y a adquirir autonomía económica, que sea capaz de llevar a un individuo a ser feliz y a descubrir que la vida se puede disfrutar cada vez más y que el principal conocimiento es el que se adquiere para controlar y dirigir el destino que se anhele.
Escritor: Marlon David Muñoz Giraldo