CAPITALISMO Y CRISIS ECONÓMICA

El modelo económico que desde la posguerra alcanzó un número significativo de seguidores en todo el mundo, y el cual ha sido denominado como “capitalismo”, ha logrado que las economías de muchos estados sobrepasen los niveles de crecimiento de una forma cada vez más abrupta, lo cual en armonía con las políticas socioeconómicas de países desarrollados principalmente, ha provocado fenómenos económicos cada vez más inestables e incontrolables.

En este contexto, la mundialmente conocida crisis económica del 2008 inició con el estallido de la burbuja inmobiliaria estadounidense, tras un largo período de incesante incremento de los precios de las viviendas; en aquella época el crecimiento desmedido de familias que no estaban en condiciones de sufragar el costo de una hipoteca se vio aparentemente solucionado con la aparición de prestamistas que habían comenzado a instaurar un modelo de crédito conocido como “crédito subprime”, que consistía en hacer préstamos a personas que normalmente no podrían acceder a una hipoteca para adquirir vivienda o propiedad raíz por existir mayor riesgo de impago o perdida bancaria, de esta forma, las hipotecas con “crédito subprime” comenzaban con un bajo porcentaje de utilidad los primeros años para posteriormente elevar sus tasas de interés de manera drástica.

Así las cosas y una vez que estas prácticas financieras fueron adquiriendo mayor popularidad en Estados Unidos, los economistas se dieron a la tarea de advertir los riesgos que se generaban con el uso de este tipo de prácticas, las cuales se encontraban basadas en expectativas y especulaciones económicas que generaban altos porcentajes de riesgo y de las que adicionalmente los prestatarios no estaban advertidos; por el contrario, se les vendió la idea de que se trataba de un presunto ambiente de estabilidad económica que generaría bienestar social y por tanto mayor equidad, lo cual finalmente dio lugar a la creación de una gran burbuja inmobiliaria que con su estallido, terminó ocasionando la gran crisis económica con impacto mundial.

Sin embargo, las tasas de interés hipotecario “subprime” se dispararon y muchos de los nuevos propietarios no podían pagarlas o refinanciarlas. De esta forma se esperaba que la crisis solo afectara a los propietarios de viviendas estadounidenses, empero, desafortunadamente, tanto los bancos como los prestamistas que estaban involucrados en estas prácticas habían trasladado la deuda a otros agentes del mercado financiero, ya que los activos de la deuda se habían distribuido y vendido a inversores y a bancos de todo el mundo en complicadas situaciones financieras que parecían ininteligibles ante los analistas.

Como consecuencia de lo anterior las entidades financieras ya no se encontrarían en la capacidad de financiar más préstamos, lo que desato una crisis de crédito, traducida en un periodo de poca liquidez o dinero en efectivo dentro del sistema, empezando de esta forma a evidenciarse las pérdidas significativas en las instituciones financieras, que posteriormente tuvieron que clausurarse o refinanciarse por los estados con el único propósito de salvar las economías internas.

Cabe mencionar que la crisis no solo afectó el sector financiero mundial, evidenciado principalmente en países desarrollados, las consecuencias del estallido de la burbuja económica se reflejaron asimismo en la sobrevalorización de bienes y servicios y en una crisis alimentaria y energética que amenaza con generar nuevas dificultades y conflictos.

Así las cosas, frente a una crisis aparentemente controlada pero no totalmente superada, resta abandonar las teorías y políticas económicas sociales, más económicas que sociales, que motivaron la desregularización de los mercados dando paso a la ineficiente autorregulación, para que en esta medida los modelos adoptados orienten correctamente las políticas económicas inspiradas en el bienestar social y la distribución equitativa de la riqueza, de tal forma que adquieran vida los créditos dirigidos y se revisen y regulen las políticas que manejarán las entidades financieras.

Por último, no resulta menos pedir que ante la inminente problemática que ataca a las economías, tanto los países que direccionan sus economías dependientes e inestables, como los que gozan de economías autosuficientes, utilicen estrategias que combinen políticas fiscales, monetarias, cambiarias y salariales que favorezcan la activación y la movilización del crédito, propicien el ahorro, disminuyan los índices de corrupción hasta lograr que desaparezcan, aumenten la tasa de empleo y estimulen el crecimiento económico hasta conquistar el desarrollo, en la búsqueda por alcanzar la ya mencionada distribución equitativa de la riqueza, materializada en mínima medida en que todas las personas logren adquirir un mínimo vital y móvil.

Escritor: KATHERING SIRLEY LATORRE CAICEDO

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