Inmersión – afección cultural

Todos los 23 de abril instituciones y entidades enarbolan el día del idioma tal y como lo instauró en su momento el decreto 707 del 23 de abril de1938. Éste día se mencionan obras magnas como el Quijote de la Mancha del afamado escritor Miguel de Cervantes Saavedra y se promociona la última obra del escritor del momento. No digo que esté mal y tampoco que no se haga, pero ¿Cuál es el respeto que sugiere la lengua? ¿En realidad no importa que se continué escribiendo –ola ke ase en Facebook y no nos inquiete? ¿Es cuestión de cultura?.

No basta con acordarnos anualmente de una fecha y preparar las mejores presentaciones del día de acuerdo al evento, no basta con que las instituciones contraten al mejor docente de Lengua Castellana y pretendan con ello, ofrecer lo mejor a sus estudiantes. Me explico. Los que estamos en medio del placer de escribir y la sensibilidad de comunicar sabemos que una coma mal puesta puede ocasionar pérdida total del contenido semántico de aquello que se quiere comunicar y que no tildar un verbo puede perdernos del tiempo en que se realiza una acción. Sabemos también que la falta de léxico y la organización y estructuración del pensamiento se da por la falta de lectura, es una relación intrínseca, ¡muy bien! Eso lo sabemos, y ésta no es la primera inquietud de un docente respecto al tema. Pero lo jocoso del asunto es que al parecer la inquietud sólo les concierne a los docentes del área. Los docentes de otras áreas se encargan de sus contenidos y del éxito de la exactitud de la misma, en donde el uso de la lengua y del lenguaje es meramente funcional a una comunicación inherente y espontánea, en éste sentido el uso que se le dé al lenguaje y a la lengua en sí es de una importancia casi nula. Es así que me atrevería a afirmar que el nivel en la escuela tendría un alza importante en el momento en el que el desarrollo del lenguaje deje de ser un reto únicamente para el docente de Lengua Castellana, esto si pensamos que a partir del lenguaje sentimos, pensamos, comunicamos y hacemos ciencia y que él se encuentra en cada cosa que hacemos dando sentido y forma al desarrollo humano; posibilitaríamos el hecho de hacer de su enseñanza un eje transversal en todas las áreas de aprendizaje.

De otra parte, es sabido que la lengua y el lenguaje son cobijadas por la cultura y por los cambios de la misma, y que como lo mencionaba Noam Chomsky, es la respuesta del individuo a los estímulos del exterior en donde dichos estímulos responden a la entidad cambiante en la que éste se desarrolla. (Chomsky, 2002) De manera que resultaría apenas predecible que la rigurosidad de la lengua en su forma resultaría afectada y que sus entornos de interacción alteraran su construcción, creando nuevas cadenas lexicales que pretenden aproximar a un sentido semántico que se encuentra en tejido bajo unos acuerdos de convencionalización ; el entorno virtual y el mundo de la información es el principal propiciador de dichas transformaciones, pues la liberta allí hallada para el individuo resulta ser excusa para la creación de lenguaje, pero ¿Qué haremos con la ambigüedad creada desde el mal uso de la lengua y del lenguaje? Es claro que la afección está dada y que en sí el mundo de lo cotidiano y el habla se encuentra permeado por las combinaciones de caracteres sujetas a la creación de los individuos lejos de los acuerdos que conforman y estructuran la lengua desde un constructo cultural de años y en el que la principal preocupación es comunicar con la mayor efectividad y sencillez posible siguiendo las formas en las que es posible encapsular la intención del emisor para que su receptor pueda emitir una reacción al estímulo dado de manera coherente y productiva.

Es verdad que es poca, muy poca la gente que en Colombia disfruta de una vida culta y se forja en función de ello, pero resultará más difícil lograr incrementar el número de personas cultas con dinámicas sociales y de cliché como éstas. Si bien es prioritario saber que nuestro momento histórico nos ha atrapado en la era de la información, es fundamental reconocer la importancia de ésta y el manejo que se le dé a la misma; así la información como riqueza cultural se verá afectada si continuamos pensando que es cuestión de momentos, de modas y de un excelente profesor de castellano.

Escritor: Nidian Yarume Ortiz Buitrago