Hay ciertas cosas que en Chile separan a unos de otros, yo soy parte de un Chile el cual muchos extranjeros ignoran y a veces, los mismos chilenos no ven o hacen caso omiso. Soy de ese Chile “de la pobla”, ese que vive en una calle en los limites de una ciudad. Donde todos los muros tienen un dibujo, o un graffiti y papeles de propagando política viejos y desparramados. Ese Chile que se despierta cerca de las 7 de la mañana con el tono de alarma en el celular de una bachata o una canción movida para comenzar el día.

De esos que ven en la calle y la mayoría esquiva y ve con miedo, pensando que los puedo asaltar. Soy de ese Chile que a veces no desayuna por ir corriendo al colegio antes de que cierren las puertas, soy de esos que a veces no llega al colegio y prefiere ir a dar su vuelta con amigos y fumarse un cigarro cerca de los tribunales. Es extraño, pero en ese sector pocas veces se ven carabineros. Soy de esos que a veces no tiene plata para los cigarros, y se gana a “machetear” algo de dinero a los transeúntes, los cuales te miran con recelo y a veces estiran la mano con una moneda.

Soy de esos que por faltar al colegio e ir a tribunales se enfermó de gripe y tuvo que irse a la casa y aguantar los largos discursos sobre moralidad, respeto y obediencia de los padres, mientras se muere por ir a descansar a su pieza. Soy de esos que por estar enfermo y no quedarse en casa quieto y cuidarse tuvo que ir de urgencias a un hospital público. Soy de esos que por levantarse temprano para ir al colegio, faltar e ir a fumarme un cigarro se enfermo de gripe, fue al hospital, y lleva ocho horas esperando por atención medica. Soy de esos que salen del hospital quejándose por esperar horas y horas para que te digan que tienes gripe (cosa que ya sabías) y te den paracetamol y reposo.

Soy de esos que mientras se queda en la casa haciendo reposo por la gripe piensa en entrar a estudiar un técnico, porque es más que claro que la universidad no se podrá pagar. Soy aquellos que a veces no van al colegio, se enferman y esperan horas para ser atendidos en un hospital donde te dan unas míseras pastillas… y llegan al colegio nuevamente, pensando que no entenderás nada, que hay materia nueva, y se da cuenta de la realidad y que en todos esos días el profesor sigue sentado en su escritorio dando una actividad que puedes hacer en 5 cinco minutos y el resto de la clase se la pasa hablando de la vida y de cómo la educación se deteriora lentamente, mientras él no hace nada por mejorarla.

Soy de esos que enojados, sale a protestar por las calles con banderas y gritos, que se enfrenta a carabineros la mayoría del tiempo solo con los puños, de esos que si está en un mal día arma una molotov y la lanza con ira, y al ver que acierta siente una extraña satisfacción. Soy un pingüino, un alumno, un hombre, un joven, un humano, un pololo, un sobrino, un ser humano, uno muy persistente y resentido de la sociedad en la que le toco vivir.

Soy de esos jóvenes que salio a mostrar su opinión y al cual mojo el “guanaco”, y de esos que el que el agua hedionda que botaba lo dejo sin ver por varios minutos, de esos que sus compañeros lo tomaron del hombro para que no nos llevaran detenidos y corre durante cuadras mientras otros quedan destruyendo kioscos y aún así, termina en una celda húmeda por unas horas mientras te da gripe otra vez por el agua del “guanaco” y la humedad del lugar…

Escritor: Samuel Esteban Gajardo Vergara

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