1968: de la universidad al movimiento social…

Esto viene a cuento porque creo que los jóvenes campesinos, los obreros y los estudiantes tienen pocas perspectivas dignas de vida, porque las fuentes de trabajo se crean en beneficio de intereses particulares y no de la colectividad. Se nos dice continuamente: “Ustedes son el futuro del país.” Pero se nos niega sistemáticamente cualquier oportunidad de actuar y participar en las decisiones políticas del presente… Nosotros queremos y PODEMOS participar ahora, no cuando tengamos sesenta años…” (Poniatowska, 1971, p. 18).

Las palabras de Gustavo Gordillo, delegado de la Escuela de Economía de la UNAM ante el CNH , caen como anillo al dedo si de describir el sentimiento de movilización y protesta en México para 1968. Sin embargo la movilización que se diera en las principales universidades mexicanas no fue de ninguna manera premeditada al interior de organizaciones políticas estudiantiles, fue por lo más, espontánea, en respuesta al abuso policial que meses antes se diera ante una gresca entre estudiantes de la Vocacional 2 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de la preparatoria Ochoterena vinculada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el 22 de Julio de 1968.

Debido a la represión policial y los abusos del gobierno de Díaz Ordaz los estudiantes del IPN y la UNAM deciden el 28 de Julio adelantar un movimiento de huelga general en contra de la injerencia del Estado y las fuerzas armadas en las universidades mexicanas, articulándose alrededor de un pliego de peticiones de seis puntos no negociables:

1. Desaparición de la FNET , de la “porra universitaria” y del MURO .

2. Expulsión de los alumnos miembros de estas agrupaciones y del PRI.

3. Indemnización a los estudiantes heridos y a los familiares de los muertos.

4. Excarcelación de todos los estudiantes detenidos.

5. Desaparición del cuerpo de granaderos y demás policías de represión.

6. Derogación del artículo 145 del Código Penal.

Lo que parecería no ser más que una típica huelga estudiantil, de carácter temporal y pasajero tomó un carácter diferente, la represión la cambiaría desde el martes 30 de julio cuando un grupo de granaderos estalla un proyectil de bazuca en la entrada de la Escuela Preparatoria de San Idelfonso. Después de este suceso se sumarían entonces los maestros e incluso las instituciones universitarias a la huelga, el lunes 5 de agosto se crea el Comité de Profesores del IPN Pro Libertades Democráticas y el 15 del mismo mes el Consejo Universitario en cabeza del Doctor Ricardo Guerra comunicando abiertamente su solidaridad y apoyo a la huelga de los estudiantes. Se empieza a configurar entonces un movimiento amplio, esto quedaría demostrado el martes 13 de agosto con la primera movilización, que desde la revolución mexicana, llegaba al Zócalo de la Ciudad de México, más de 150.000 personas de muy diversos sectores llenaban la plaza.

Los días que siguieron fueron de ascenso para el movimiento estudiantil, a las declaraciones del Consejo Universitario el 15 de agosto se sumaron nuevos sectores sociales a la huelga universitaria, empleados de hospitales públicos, sindicatos de diversa índole e incluso algunas organizaciones campesinas mostraron su apoyo a la lucha estudiantil en contra de la represión estatal, por la libertad de los presos políticos y la derogatoria del artículo 145 del Código Penal. Quizá el apoyo más importante sería el del sindicato de trabajadores de ferroviarios mexicanos que vieron la oportunidad de volver a las calles después de la huelga protagonizada por ellos entre 1958 y 1959.

Un mes después de la movilización al Zócalo se realiza nuevamente una gran manifestación, esta vez el viernes 13 de septiembre se realiza la marcha del silencio que saldría desde diversos puntos en Ciudad de México y llegaría al Zócalo; 600.000 personas salieron a las calles esa noche, la manifestación más grande de la historia mexicana, demostraría la fuerza y el compromiso de la sociedad mexicana con la movilización.

La respuesta del gobierno a tal manifestación, grito impronunciable de protesta de la movilización social, fue el aumento en la represión: el miércoles 18 de septiembre el ejército se toma la Ciudad Universitaria, en respuesta a ello el rector de la UNAM, ingeniero Javier Barrios Sierra, renuncia a su cargo expresando públicamente que “la ocupación militar de la Ciudad Universitaria, ha sido un acto excesivo de fuerza que nuestra casa de estudios no merecía.” Una semana después el ejército se toma el Casco de Santo Tomás, sede del IPN, en donde se registran numerosos muertos y heridos así como cientos de detenciones. (García Scherer & Monsiváis, 1999).

Pese a la creciente represión estatal la movilización no amainó, se programaron mítines y asambleas por toda Ciudad de México, el apoyo de sindicatos y sectores sociales aumentó. Los estudiantes que públicamente habían expresado su compromiso para no interferir ni boicotear los juegos olímpicos que iniciarían el 12 de octubre de 1968, se sintieron seguros, llamaron a una concentración política en la Plaza de las Tres Culturas, en ciudad de Tlatelolco para el 2 de octubre, todo termina a las seis y diez minutos de esa tarde. Con la orden de bengalas salidas de un helicóptero que sobrevolaba la plaza inició el cerco, más de 5.000 policías y militares participaron en la acción junto a miembros del Batallón Olimpia. Después de 5 horas de fuego ininterrumpido, un número no determinado de victimas, cientos de heridos y miles de detenidos, comenzó la decaída de la movilización social en México para aquel año.

García Scherer, J., & Monsiváis, C. (1999). Parte de Guerra, Tlatelolco 1968. Documentos del general Marcelino García Barragán. Los hechos y la historia. México: Nuevo Siglo-Aguilar.
Poniatowska, E. (1971). La Noche de Tlatelolco. México: Ediciones ERA.
Ramírez, R. (1969a). El movimiento estudiantil de México. Julio – diciembre de 1968 (Vols. 1-2, Vol. 1). México: Ediciones ERA.
Ramírez, R. (1969b). El movimiento estudiantil de México. Julio – diciembre de 1968 (Vols. 1-2, Vol. 2). Ediciones ERA.

Escritor: Luis Oswaldo Aristizábal Clavijo