En la actualidad, el mensaje de proteger y conservar se ha vuelto tan popular, que no es difícil encontrar publicidad invitándonos a no dañar, con quienes compartimos este lugar. Nos hablan de crisis ambiental, y nos conmovemos al observar, imágenes de animales que mañana quizás ya no vayan a estar; esto nos pone a pensar, en que pasara con los niños que se empiezan a educar o que apenas acaban de llegar.
En los anuncios nos recuerdan cuidar y sembrar árboles, pues el oxígeno que ellos nos dan, es vital para poder respirar; nos enseñan a realizar huertas en el hogar, para de ellas obtener sanos alimentos que comer; nos invitan a adoptar, en vez de comprar la mascota para el hogar; nos hablan de no contaminar y nos proponen caminar o montar cicla, siempre que el camino nos lo permita, y si se trata de ahorrar, nos recuerdan el grifo cerrar.
Pero, hay algo alarmante y es que la reflexión generalmente implica, aquellos recursos y especies cuya presencia garantiza nuestro propio bienestar, y entonces vale la pena cuestionar, ¿la verdadera preocupación es nuestra especie prolongar o la diversidad de la vida conservar? Seguramente si atentos a la naturaleza logramos estar, notaremos que cada ser vivo, grande o pequeño, es un pilar para que otros puedan existir. Así que es oportuno que recapacitemos ¿quién se preocupa por proteger aquellas especies que no se ven?.
De muchas especies poco conocemos, y si son pequeñas ni siquiera las reconocemos, al menos que sean libélulas, mariposas y mariquitas, en quienes los artistas, han encontrado inspiración para llamar la atención del público en general. Sin embargo, nuestro planeta alberga gran diversidad, y valdría la pena empezar a revisar otras formas de vida y de esta manera reaccionar, ante una realidad que permite terminar, con seres vivos cuyo nombre probablemente nunca conocimos.
Por lo anterior, en esta ocasión en particular hay un grupo de animales que vale la pena mencionar ya que se encargan de limpiar los desechos de los demás, así que los podemos encontrar, en un lugar en donde la gran mayoría de nosotros no quisiéramos estar, ni tampoco voltear a mirar. Los escarabajos coprófagos, los biólogos los han llamado y su nombre tiene que ver, con lo que les gusta comer: estiércol de vertebrados, el cual utilizan sin parar haciendo bolas que ruedan, hasta que encuentra un lugar donde lo puedan enterrar y con él, sus crías alimentar. De ahí el calificativo “escarabajos peloteros” con que se les suele llamar en la comunidad.
Y aunque parecen no importar y mucho menos brillar, estos escarabajos son los responsables de abonar el suelo de bosques y sabanas, donde suelen habitar y así contribuir al crecimiento vegetal. Su labor de limpiar el territorio de heces, deriva de su capacidad de levantar y transportar, hasta veinte veces más su peso normal; así que si ellos no existieran habría serios problemas de sanidad, generando contaminación por exceso de mal olor.
Para alcanzar la madurez los individuos de este grupo deben atravesar tres etapas sin dudar: huevo, larva y pupa antes de llegar a adulto. Y cuando lo hacen, de forma natural, utilizan su cabeza para el estiércol excavar, y sus patas para las bolas formar y trasladar. Con este material consiguen obtener, alimento y protección para su familia mantener. Y si alguna vez quisiéramos un espécimen ver, no sabríamos como hacer porque cada día son más escasos, ya que su hábitat se destruye por causa de nuestras manos.
Después de describir este grupo de animales singular, ahora podemos hacer algo más que reducir, reciclar y reutilizar, porque sí conservar nuestro entorno es nuestro interés debemos respetar la vida de todos aquellos seres que están y solemos ignorar, en un ambiente natural. No olvidemos el sendero utilizar cuando un parque vayamos a visitar y dar a conocer el grupo de escarabajos coprófagos a todos aquellos que compartan y podamos vincular, con nuestra intención de fomentar el conocimiento de las maravillas que en la naturaleza podemos encontrar.
Escritor: Leidy Johanna Caro Gamboa
Los comentarios están cerrados.