DOS COLORES, UN IDEAL DE NACION Y UNA FALACIA

Al comenzar a escribir el texto, va mas allá de lo escrito, se permea en toda la esencia de la expresión y se sigue repitiendo en cada espacio de la sociedad porque el tema que toca está latente y es una realidad que se ve, se siente, se indaga, se percibe y vienen a mi pensamiento las tardes en las que tertuliábamos con nuestros padres y abuelos, en las que con voz entrecortada, casi miedosa respondían a las preguntas que como muchachos se nos ocurrían y queríamos que nos contaran, porque ellos mismos son la historia de nuestro país, su edad y experiencia los hacen libros abiertos, llenos de sabiduría y con una percepción real de lo que ha sido el desarrollo histórico de nuestra sociedad.

Recuerdo que frente a la violencia con voz temblorosa decían: “ Eso es algo que no deberíamos tocar, está en cada rincón de Colombia y se inicio por la diferencia entre dos colores, colores que a la final son iguales ya que perseguían el mismo ideal de nación, pero que en el transcurrir se hicieron rivales ya no solo de ideologías, sino de sangre y de armas”, callaban por instantes, pero continuaba la charla y con voz segura y acentuada lanzaban expresiones que no entendíamos y que nos dejaban asombrados ya que nunca los habíamos visto tan heridos y enojados por una situación social ya vivida y que aun les dejaba huella porque decían: “Si eso no hubiese pasado nuestros hijos y nietos tendrían un mejor futuro.

La chusma fue uno de los primeros grupos revolucionarios, violentos que se dieron en el país y con ellos se inicia toda la violencia, aunque siempre ha existido y no es un secreto para nadie, cuando se escuchaba por las calles y caminos ahí vienen los “CHUSMEROS” todos corríamos a escondernos y quien se dejara atrapar o pertenecía a otro partido que no fuera el de ellos simplemente lo masacraban, torturaban y asesinaban y todo quedaba en la impunidad”.igual a lo que sucede hoy en Colombia, la violencia reina, se hacen unos supuestos diálogos de paz y siguen siendo reuniones simbólicas donde el poder y la justicia, son simples vocablos que encierran la ineptitud del gobierno y de los gobernantes, para lograr un verdadero acercamiento a lo que realmente es LA SOBERANIA, LA PAZ Y ASI TENER UN VERDADERO “ESTADO SOCIAL DE DERECHO”, COMO LO DICE LA CONSTITUCION EN SU INICIO.

Estos diálogos de paz que se han ido convirtiendo en falacias del lenguaje frente a lo que verdaderamente son, solo han servido para que el gobierno se muestre ante la nación y el mundo como el reflejo de LA PAZ y el mejor proceso de desarme, desmovilización y reinserción a la sociedad, pero en la realidad solo estamos frente a un espejismo, que muestra otra realidad y nos coloca en situaciones adversas que en muchas ocasiones enfrenta a la sociedad civil y nos introduce en una guerra a la cual no hemos sido invitados.

Lástima que el lenguaje sea usado de la forma como lo utiliza el gobierno y lo muestre como el vehículo irreal, que le brinda al estado la posibilidad de hacerse ver ante el pueblo, como el estado que le dará a la sociedad: Tranquilidad, Paz, Libertad, Igualdad, Imparcialidad y Seguridad Jurídica. Solo se está pensando en el hoy, no piensan en el mañana, no están viendo más allá de su horizonte y no han percibido que son sus hijos, los hijos de esta guerra, que sufren igual que la población civil, que está involucrada sin haberla invitado, los que sufrirán las consecuencias de lo mal planeado y gobernado.

Los grupos al margen de la ley o alzados en armas son una realidad, estamos ciegos y dichos diálogos son las falacias que debemos mostrar para que nuestro pueblo y nuestros hijos conozcan la verdad, y al menos en lo posible no repitan esta historia interminable. La impunidad ha sido y es la palabra celebre en muchos de los gobiernos, que la decoran con metalenguaje para que el pueblo no la reconozca y crea que todo está en proceso de negociación, una negociación que es ficticia y no ha dado ningún resultado.

Escritor : RUBEN DARIO ZAPATA LOPEZ

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