En Diciembre del año pasado se hizo público el resultado que obtuvo Colombia en las últimas pruebas del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (Pisa), donde Colombia ocupó el puesto 62 entre los 65 países medidos. calidad; calidad educativa, calidad en las competencias del profesorado, calidad en los ambientes de aprendizaje, etc.

Pero cuando nos hablan de ella, o nos preguntan qué entendemos por calidad educativa, cabe un universo de respuestas posibles. Yo preferiría primero desligar ambas palabras; comenzando por definiciones antes planteadas. Calidad, entendida como la excelencia de una cosa, condición social y “educativa-educación”, como el proceso mediante el cual la sociedad facilita de una manera intencional o indefinida, el crecimiento integral del individuo; es ante todo una práctica social que lleva implícita una visión determinada de hombre.

Ahora bien; como puede verse, ambas definiciones llevan consigo un carácter y práctica social, por lo tanto cuando se habla de educación de calidad, necesariamente estaríamos refiriéndonos a la óptima satisfacción de las aspiraciones y necesidades de un conjunto social; asegurando la adquisición de conocimientos, capacidades, destrezas y aptitudes. Además ha de ser accesible a todos los ciudadanos, facilitando los recursos personales y materiales para su ejecución; ya que no basta con que el estado la promulgue como un derecho sino se han creado las condiciones necesarias para que el ciudadano menos favorecido la obtenga. A manera de ejemplo; es como se dictara una ley en la que se prohíba pedir limosna a pobres y ricos.

Lo anterior significa un reto en términos de propuesta educativa, calificación docente, inversión en infraestrutura y desarrollo de proyectos y actividades para y con la población escolar y la comunidad educativa, que permitan efectivamente que los estudiantes puedan prepararse lo mejor posible para una vida con calidad. entendida como aquella que asegure a todos el derecho fundamental a tener acceso a la educación, comprometiendo al Estado como garante del bien común, a facilitar los medios para que este derecho se haga realidad, en igualdad de condiciones.

Otro factor que apremia en la educación es la formación de los maestros, ya que es necesario encontrar métodos eficaces que se inscriban dentro del proceso enseñanza-aprendizaje Dentro de este mismo proceso, el educador tiene un papel central en la enseñanza como mediador entre el alumno y el conocimiento, así como el estudiante es el protagonista del aprendizaje; el educador es el protagonista de la enseñanza, asumiendo otras posturas que hacen que el acto educativo no sea tarea fácil. Siendo así me siento un poco obligada a revindicar al educador Colombiano que en este momento se encuentra en el “Ojo del Huracán”.

Lo que sigue a continuación no es con el ánimo de justificar la penosa posición de Colombia en las pruebas Pisa con relación a otros países, pero sería un buen ejercicio reflexionar si en otros países existe la connotación de “Enseñanza polifacética”; es decir, el profesional de la educación en Colombia; debe tener presente que al graduarse no sólo se dedicará al acto educativo, además de esto deberá ejercer rasgos o características de otras profesiones, entre ellas la psicología, la sociología y el trabajo social

Con todo y lo anterior; debe tener en cuenta la diversidad en los estudiantes, ofreciendo respuestas a las necesidades educativas de quienes aprenden, en otras palabras, saber identificar ritmos y estilos de aprendizaje, además de las necesidades particulares en cada grupo y persona. Para concluir, no bastan edificios bonitos llamados escuelas, normas y leyes en materia educativa, y docentes calificados; ante este panorama es necesario que la educación deje de ser la cenicienta para que además de obtener buenos resultados en las próximas pruebas, obtengamos un desarrollo sostenible al igual que otros países que han decido invertir y creer en ella.

Escritor: Zuleydi Saldarriaga G.

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