A quién representan los partidos políticos hoy?

Desde la perspectiva de la democracia participativa, los partidos políticos construyen su plataforma electoral en relación directa con las demandas realizadas por los colectivos sociales. Se trata de un mecanismo donde los partidos toman como suyos las manifestaciones de los grupos en lucha, y con ello visibilizan determinados actores y colocan ciertas temáticas en la agenda política.

Se pretende representar precisamente y está en los criterios del partido a que sectores privilegiar con la dirección de sus propuestas. Sin embargo, la delgada línea entre la opinión pública y la política, provoca que los productores de la primera, los medios de comunicación masivos, puedan remplazar a los colectivos sociales en su rol de protagonistas de la agenda. .

De esta forma, la opinión pública, construcción mediática funcional a los intereses de las empresas de medios, no solo desplaza demandas legitimas de antaño si no que muchas veces las invisibiliza. Tal vez la mejor evidencia de esta situación se obtiene sencillamente mirando el escenario político hoy, donde el principal opositor del gobierno nacional es una empresa de medios de comunicación. Es importante entender que aquellas demandas que los partidos hagan suyas gozan de una posibilidad por lo menos importante de convertirse en leyes una vez electo el partido en cuestión. No es descabellado suponer entonces que pueden existir ya leyes que condicionan de comunidades enteras que tengan como base solo un reclamo construido exclusivamente en las oficinas ejecutivas de un medio de comunicación masivo y sin más representatividad que la de su dueño.

A modo de ilustrar, en las recientes PASO, el concepto de la “re re elección” gano plataforma política en muchos partidos opositores que adjuntaron al pregón, valores relacionados a la defensa de la constitución. Esta temática fue desmentida explícitamente una y otra vez por numerosos discursos públicos de la presidenta, visibles para cualquiera en Youtube. Sin embargo, el poderío mediático y la forma de presentar la noticia de Clarín hicieron de los discursos presidenciales poco rival para la “conspiración” dueña de las primeras planas de los diarios.

Es preciso, para devolver esta condición de representatividad de los partidos políticos al pueblo, un trabajo arduo desde la comunicación social que ponga en evidencia a quien responde la pluralidad a la que hacen referencia los medios, a ese colectivo fantasma tan útil a los dueños de las corporaciones. Tal vez incluso, la primer tarea de estos profesionales sea una de las menos gratas. Porque gran parte del poder del periodista o el comunicador yace en el supuesto que el informa la verdad, con objetividad y neutralidad. Atributos que hicieron y hacen de los informantes autoridades difícilmente cuestionables. Una concepción sobre como es el informante que tiene raíces profundas en la costumbre.

Quizás la primer tarea de los comunicadores sea la de quitarse aquel manto de autoridad que el tradicional arquetipo de periodista les confiere. Una auto quita de poder con vísperas a un mañana mas critico que se caracterice por un escrache que remarque hasta el cansancio que la verdad es siempre una perspectiva y que el periodista, como todo ser humano, es incapaz de deslindarse de su subjetividad o parcialidad. Por que, parafraseando a un famoso sociólogo, si solo existe aquello que este adentro de la agenda temática, quienes determinan que entra y que no en sus páginas gozan de un enorme poder. Uno que hoy se convirtió en una herramienta que pone en jaque los mecanismos de la mismísima democracia.

Escritor: Pablo Martínez

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