Alimentación de rumiantes

El estiércol de cerdo puede ser valorado a partir de su empleo en la sustento de rumiantes.

En el momento en que se Cuando diserta sobre la posibilidad de introducir la porquinanza en el sustento de rumiantes, el  propósito buscado tiene que estar bien definido y fundamentado. Si se refiere a programas de sustento de rumiantes basados en el empleo de pastos frescos, entonces la porquinanza adquiere valía estratégica por cuanto aumenta la  ingesta cotidiana de masa seca.

El nutriente de la constitución de la porquinanza que más se transforma va a ser la proteína, por esta presentar mermas gracias la destilación del nitrógeno. Se han logrado valores que oscilan entre 11.62% y 32.5%. Para que este sea empleado en el sustento animal, se requiere de un reconocimiento de su origen, del lugar en que se estudió y se amontonó.  Otro elemento de significación va ser la edad del cerdo, pues esto influye en la cantidad de proteínas que presenta la porquinanza. Durante la primera parte del proceso el porciento de proteínas oscila entre 18.5 y 26.6%; mientras se desarrollan sus valores estarán entre 16.75 y 23.25%, mientras que en el período de ceba el porciento oscilará entre 12.9 y 20.75%.

El ensilaje va a constituir uno de los sistemas que procesa la porquinaza, el que a su vez, propicia el acopio de esta en un tiempo considerable.

Lo que resulta de tal proceso es bien asimilado por los animales, además, este alimento no desperdicia muchos nutrientes y sus agentes patógenos pueden estarse chequeando continuamente. Por otra parte se regulan los olores y tanto sólidos como líquidos son aprovechados. El inconveniente está dado por un incremento en la infraestructura y mano de obra. La porquinaza puede ensilarse con variedades de frutas y forrajes.  La razón entre la porquinaza y el material fibroso, oscila entre 20/80 hasta 25/75, siempre que se emplee la planta de maíz en su totalidad. Por otra parte, cuando se hace uso de materiales fibrosos con escaza proporción de carbohidratos fermentables, las cotas de porquinanza oscilan desde un 10 hasta un 30%, mientras que los referentes al forraje lo hacen entre un 40 y un 60%. No obstante, se precisa el incremento de melaza entre un 20 y 30%, mientras que algunas veces, la eurea se incrementa de 1 a 3%, por contribuir esta al incremento de nitrógeno en la cantidad.

El 20% de la dieta general habitual puede sustituirse por este ensilaje ya que el ganado lo asimila bien. El porciento de humedad eficaz en el proceso de ensilaje oscila entre el 50 y el 60%. Debido a que el estiércol secado conlleva a pérdidas de nitrógeno en cantidades considerables, y el fresco posee una humedad que fluctúa entre el 60 y el 80%, se puede adquirir un ensilaje adecuado a través del uso de material vegetal seco en una porción que oscila entre el 7 y el 14%, también con un porciento de melaza entre el 3% y el 5%, o con un porcentaje de 5 a 20% de almidón, mientras que el estiércol remata para un 100%.

En las vacas que se emplean para el ordeño, la porquinaza seca se emplea en una mezcla constituida a partir de un 10% de subproducto, de molinería premezclado con vitaminas y minerales, un 20% de maleza y un 70% de porquinanza. Esta combinación se emplea para alimentar vacas de leche, a la vez que sustituye la comida concentrada en un porciento del 50% sin mostrar variaciones relevantes en la producción de leche. En el caso de animales de larga vida como dichas vacas, la comida a la que se le adiciona el estiércol, debe estar exenta de las cerdas que lleva incluida la porquinanza, porque estos pelos pueden provocar obstrucciones intestinales.

Autor: ANDRE CASTILLA GUTIERREZ