APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE FELICIDAD

A través del quehacer psicológico hay un interrogante que tal vez ha estado presente durante toda la historia de la humanidad y es por eso que aunque las respuestas puedan inicialmente parecer un poco ambiguas, es necesario profundizar en el tema para beneficiar a todas aquellas personas interesadas en él. El interrogante que quiero traer a colación es: ¿qué es la felicidad?. Antes que nada, quisiera aclarar que en este mundo estamos condicionados por una serie de situaciones que no nos permiten ser felices al ciento por ciento y que algunas personas pueden confundir el hecho de tener éxito con lo que realmente significa ser feliz; dado que se puede ser feliz sin obtener necesariamente el éxito y viceversa: se puede alcanzar el éxito sin estar acompañado de la felicidad.

Mi intención con este escrito es argumentar desde la psicología y desde mi perspectiva personal los motivos de la felicidad y de la infelicidad o el sufrimiento humano. Por lo cual quiero comenzar planteando que la felicidad es un estado del alma, que se mueve dentro de los límites de la sabiduría y que por ello no depende de lo material o de lo que tiene la capacidad de generar placer en las personas. Lo que me lleva a plantear lo anterior es que la felicidad no está en el tener sino en la manera adecuada de ver la vida; precisamente porque lo que produce infelicidad en un principio es el tener. Por ejemplo: un individuo puede llegar a afirmar que es feliz porque tiene un matrimonio en dónde el amor está presente y las cosas están marchando bien; no obstante, es posible que por alguna razón, la maravillosa relación deje de funcionar y la supuesta felicidad de un momento a otro se transforme en tristeza. ¿Por qué esta persona pasó de ser feliz a ser un hombre lleno de amargura?.

La respuesta parece simple, pero realmente no lo es, dado que hubo algo en específico que tuvo una fuerza negativa tan poderosa que transformó radicalmente el sentimiento de felicidad en uno de gran aflicción. Dicha fuerza es la que se genera por un conjunto de factores que sumados entre sí pueden ocasionar un gran daño a corto, largo o mediano plazo en los humanos; estos factores son los que se conocen hoy en día como “apegos”. Un apego podría definirse como un sentimiento inadecuado que consiste en vivir con la falsa ilusión de que si no poseo algo o incluso a alguien, no puedo ser feliz. Ejemplos de apegos hay demasiados: apegos a personas del sexo opuesto, a un empleo, a una empresa, a una casa, a un vehículo, a la juventud, a la riqueza, a la belleza; etc.

Digo que es inadecuado este sentimiento porque muchas veces como humanos somos muy tercos y no logramos aceptar con resignación que absolutamente nada en este mundo dura para siempre. Cuando nos apegamos a algo y por alguna razón ese algo se termina o se nos va, caemos en el abismo de la infelicidad. A partir de este planteamiento surge otra gran pregunta: ¿Cómo evitar los apegos y ser felices o por lo menos rozar la felicidad?. Lo más adecuado podría ser realizar una apropiada y anticipada elaboración del duelo ante los acontecimientos de la vida que nos pueden causar dolor y aflicción. Para explicar lo anterior es necesario tener en cuenta que el duelo es la actitud que uno asume frente a la pérdida de algo o de alguien. Si dicha actitud genera sufrimiento, hay que buscar la manera de sacarla de lo más profundo del ser para que no siga haciendo daño, pero si por el contrario es una actitud sabia que acarrea una inteligente y estratégica resignación, se debe acoger para que la felicidad no se nos escurra de las manos.

He dicho que es una apropiada y anticipada elaboración del duelo porque es necesario estar preparados para perder lo que tenemos. Sencillamente, no podemos condicionar nuestra felicidad a nuestras pertenencias. No podemos decir frases tales como: “no sería nadie sin mi mujer”, “mi empresa lo es todo para mí”, “no sé qué haría sin mis bienes materiales”; ya que cuando las cosas o las personas llegan a faltar, las consecuencias podrían ser totalmente devastadoras para las personas.

La felicidad es el arte de vivir en el presente con lo que se tiene, sin lamentarse por lo que no; de vivir intensamente con cada respiración, de disfrutar la existencia al máximo hasta en cada rayo de sol, de deleitarse con la naturaleza, con todo lo bello que este mundo puede ofrecer. De levantarse cada mañana con una sonrisa en el rostro porque a pesar de las adversidades hay muchos motivos para seguir viviendo con alegría. La felicidad es el inmenso disfrute de la vida a pesar de las circunstancias; por lo cual no depende del pasado, ni del futuro, sino de la actitud presente; de la aceptación de lo que no se puede cambiar y de lo que nos reta a luchar para mejorar lo que sí se puede. Ser feliz por lo tanto, es casi un sinónimo de ser sabio.

Escritor: Carlos Alberto Castro Urueta