Breve escrito sobre la Escuela en Colombia

Los orígenes de la escuela tal como la conocemos hoy en día se remontan al siglo XVIII con las discusiones de 1792 sobre las propuestas educativas, entre las cuales se encontraba el plan Condorcet, el cual fue elegido como la propuesta educativa. De esta manera se inicia la institución escolar cimentada en los principios de una historia laica, gratuita, pública y pagada por el Estado. (Mejía, 1998)

Este tipo de institución surgirá en Europa en un contexto de pobreza, en un momento en el que también se estaba configurando el estado-nación. En Colombia la escuela ha sido perpetuadora de discursos moralizadores, de desarrollo, de instrucción para el trabajo, entre otros. (Jesús Pazos: 1993)

Asimismo, la escuela ha tenido un papel fundamental en el despliegue de las intenciones del estado y de la construcción del “proyecto histórico-cultural colombiano. Incluso, ha sido también afectada por las dinámicas de la modernización (Jesús Pazos: 1993) Papel que se evidencia, cuando se coteja que en los años cincuenta la escuela era un instrumento de “higiene” que sacaba a las “masas del estado de su “miseria fisiológica”” para luego, desde los años ochenta en un “motor” del desarrollo.

1. Entendiendo este desarrollo desde parámetros económicos, sociales y culturales.

Es un hecho que la escuela cumple una función cultural, entre estas funciones se afirma que la escuela debe desarrollar un determinado nivel académico y cognoscitivo de las y los estudiantes. Estas dinámicas están atravesadas por los discursos de una economía de mercado y de un sistema capitalista que va trazando metas en la escuela. De esta manera, se puede afirmar que en la escuela se reproduce un tipo de cultura, en este sentido de la cultura dominante, convirtiéndose la escuela en un reflejo de ésta.

La escuela en este contexto puede comprenderse, de acuerdo con Bensalam (2001), en dos sentidos, dependiendo del tipo de sociedad; en una sociedad tradicional, la niña o el niño es un “producto bruto”, en donde es “procesado” por la intervención escolar y llega a ser un “producto acabado”, en donde la o el estudiante adquiere determinadas herramientas para acceder al mundo laboral. En este sentido, el estudiante es un “producto” de la escuela. Sin embargo, de acuerdo con Bensalam (2001), en una sociedad abierta, el o la estudiante también tiene la posibilidad de ser parte de un proceso creativo y proponer nuevas formas de ser y estar en el mundo desde el escenario escolar. Bensalam, citando a Levinson, Holland y Folley (2001), hace referencia a la producción cultural de la persona educada, en donde se tiene en cuenta la cultura o las culturas que se entretejen en la escuela, las materias, la enseñanza, el aprendizaje y las relaciones sociales.

Al respecto, Touraine (2006) va a distinguir entre la escuela tradicional y la escuela del sujeto. Básicamente, la escuela tradicional es sociocéntrica, es decir, actúa de acuerdo a los parámetros que la sociedad le exija. En este sentido, la escuela tradicional estaría sujeta las dinámicas de mercado y comprendería al “alumno” como un producto, reproduciendo una lógica capitalista-empresarial. Por otro lado, Touraine (2006) considerará la escuela del sujeto como aquella escuela que propone un tipo de sujeto, que no se queda esperando cual es el perfil que necesita la sociedad, sino que se inserta en una dinámica de agenciamiento, clave para la transformación.

Escritor:  Edgardo Mariño Salamanca