Chile: Educación Gratuita y de Calidad versus Gratuidad de la Carrera Docente y Educadores Mal Remunerados

Mucho se ha oído la consigna “exigimos educación de calidad” durante las innumerables marchas en las que se ha visto envuelto el país en los últimos años. Una y otra vez hemos visto desfilar carteles en manos de estudiantes que, esperanzados, exigen una educación gratuita. Una idea que suena bien desde el punto de vista ideológico, pero, ¿será posible mejorar la educación, o más aún, hacerla gratuita en un futuro próximo, cuando son tantos los factores que están en juego, y que requieren solución?.

Pese a que nuestro país ha progresado bastante en materia educacional, con grandes avances en infraestructura, financiamiento y acceso a la misma, aún falta mucho. El Estado se ha encargado de garantizar la educación inicial, de mejorar los programas de enseñanza, e incluso, de dar gratuidad a la carrera docente, siempre y cuando los postulantes obtengan 600 puntos en la prueba de selección universitaria (PSU). Es en este último punto en donde comienza el debate.

La sola idea de dar gratuidad a la educación parece utópica, tomando en cuenta que miles de estudiantes egresados de carreras pedagógicas, provenientes de universidades tanto privadas como estatales, debían pagar alrededor de millón y medio de pesos al año para lograr llevar a cabo su vocación: enseñar. Muchos de ellos, sin recursos, debían acudir a instituciones financieras para cubrir dichos gastos. La utopía radica especialmente aquí, pues lamentablemente en Chile se ha vuelto un círculo vicioso el estudiar para trabajar, y luego trabajar para pagar los mismos estudios. Si bien es cierto, una gratuidad en la carrera docente es un gran avance, es difícil pensar que aquellos que se endeudaron mucho antes de esta reforma, apoyen este cambio y se sientan felices de seguir pagando por algo que ahora, otros aprovecharán sin deuda.

Sin embargo, hay otro punto que preocupa. Si en Chile son pocos los “privilegiados” que logran pagar una carrera superior, sin recurrir a créditos para costearla, ¿no resulta inquietante pensar que quienes logran el puntaje mínimo e ingresan a una pedagogía, lo hagan tal vez sólo porque es gratuita? ¿Es posible pensar que aquellos estudiantes no tengan la vocación necesaria para impartir clases en el futuro, y sólo tomen la opción pedagógica porque no pueden costear otra carrera? ¿No afectaría eso a la calidad de la educación por la que tanto se lucha, y que se pretende alcanzar?

Otra arista que vale la pena abordar en este tema, es la posible saturación del “mercado” docente. Considerando que ya es difícil competir en el actual sistema, en el que existen precarias legislaciones para legislar los contratos, despidos injustificados y pocas instituciones educacionales por región a las cuales postular, es probable que en un futuro cercano, el campo de la pedagogía se vea atiborrado de profesionales de nuevas generaciones que buscan una oportunidad para ejercer.

Un último punto que vale la pena destacar, y que afecta mayormente la calidad de la educación en Chile, tiene relación con las bajas remuneraciones percibidas por el profesorado y la poca valoración del mismo frente a otros profesionales. Por ejemplo, un docente que desempeña funciones en un establecimiento educacional municipal, obtiene un ingreso mucho menor en comparación a uno que trabaja en una institución privada, además de menores recursos para realizar sus clases. Aquel profesional, padre o madre, que dedica su esfuerzo a la formación de los estudiantes, que sacrifica espacios de su vida personal preparando material para educar a otros, ¿no merece un sueldo digno al igual que su colega? ¿Una remuneración acorde a su trabajo? ¿Un incentivo a su dedicación? Por tanto ¿cómo se pretende mejorar la educación si el personaje principal, el profesorado, no está cómodo con el sueldo que recibe? ¿Si no existe equidad salarial entre ambos sectores?

Por otra parte, un estudiante que opta por una carrera universitaria, frente al panorama anteriormente descrito, teniendo los medios económicos, prefiere ser ingeniero, médico o cualquier otro profesional más valorado y mejor remunerado a nivel país. Esto, a pesar de que todos, sin excepción y educacionalmente hablando, han debido recibir instrucción de un profesor, para llegar a donde están actualmente.

En resumen, si lo que realmente se pretende es dar gratuidad y calidad a la educación, es importante comenzar por los temas de fondo. Es imposible fundar un mejor sistema educacional sobre las bases de uno con tantos puntos deficientes. Antes que todo, es importante apoyar a los docentes, resolver sus problemas laborales, evaluarlos e incentivarlos a mejorar, ya que allí parece estar la clave del éxito.

Referencias bibliográficas:
Fundación educación 2020 (2013) “La Reforma Educativa que Chile necesita CALIDAD, EQUIDAD, INCLUSIÓN Y EDUCACION PÚBLICA, 26 propuestas y 20 metas para el 2020” (en línea)
http://educacion2020.cl/documentos/all/all/249
Consultado el 27 de enero de 2014.

Escritor:  Daniela Sepúlveda Aravena

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