Colombia y la Salsa

Entre los años 60’s y 70’s comenzó el auge de la salsa en Colombia. Desde Nueva York llegaban a Buenaventura y a Barranquilla, los marinos mercantes con grandes cantidades de LP’s para venderlos a quienes eran conocidos con el nombre de ‘cazadores de música’ y estos los distribuían en las discotecas de mayor fama en el momento. Héctor Lavoe, Richie Ray, Rubén Blades y Willie Colón fueros los primeros artistas en sonar en el territorio Suramericano.

Pero antes de convertirse en lo que es hoy, este estilo musical tuvo sus antecesores. Por mencionar algunos, la contradanza; un baile de cuadras que reinó a finales del siglo XVIII en la sociedad colonial, o el bolero; una mezcla entre la danza habanera y la canción lírica italiana. Incluso, la guaracha; una manera de entonar versos, o la rumba; una forma de moverse siguiendo la cadencia de tambores.

Cuba, por ejemplo, fue uno de los responsables del nacimiento de la salsa. Fue en la isla, en los años 20, donde surgió el son con la gran necesidad de transformarse en verdadera música. De allí, que artistas cubanos y puertorriqueños se unieran para emigrar a Nueva York haciendo que el ritmo adquiriera otros sonidos gracias al piano y las trompetas, y al cambio de la estructura orquestal, pues también se le introdujeron cantos de voces al unísono.

Posteriormente, la salsa se expandió desde Estados Unidos hasta Colombia y se convirtió en un referente musical que penetró la cultura e idiosincrasia colombiana, dando origen a orquestas reconocidas a nivel mundial: Fruko y sus Tesos, el Grupo Niche y Guayacán. Todas con cantantes y arreglos de calidad, y una sonoridad impecable.

Ya en Colombia, ‘el país más feliz del mundo’, según un estudio realizado por la red Mundial de Empresas Independientes de Investigación de Mercados (WIN-Gallup International), la salsa inició su recorrido por sus diferentes ciudades: Barranquilla, Cartagena, Buenaventura y Cali, y es en esta última donde recibe su mayor esplendor, sobre todo, entre la comunidad afrodescendiente. Por ello, vale la pena ahondar en el significado que tuvo y tiene la salsa para Cali.

En los 60’s Cali se llenó de Salsa. Surgieron estaciones de radio y discotecas dedicadas exclusivamente a este género. Barrios enteros lo hicieron suyo. Entre ellos, El Obrero y Alameda, ubicados al sur de la capital del Valle del Cauca, los cuales transformaron algunas de sus casas en casetas de baile. En la actualidad hay en funcionamiento aproximadamente once de estas discotecas. Entre las que se encuentran, Casa Latina, La Bodega Cubana, Nellyteka, etc. Ahí, cientos de bailarines practican el cha cha cha, la pachanga y el boogaloo; tres tipos más de música antillana. Tras este boom de la salsa en Cali, en 1968 Richie Ray y Bobby Cruz, cantantes salseros, inauguraron la Caseta Panamericana durante la Feria de Cali bautizando la región con el título de ‘Capital mundial de la salsa’.

Un nombre que continúa vigente y que al parecer perdurará en el tiempo. Una publicación del periódico El País de España, subraya que en la ciudad existen cerca de 5.000 profesionales de la salsa, de los cuales 295 son agrupaciones y 120, escuelas de baile. Entre esos profesionales también sobresale Delirio, un espectáculo de circo y música fundado hace 8 años, en el que participan 600 bailarines de las mejores escuelas de baile. Asimismo, el ya mencionado Grupo Niche, una banda creada a mediados de 1970, que refleja en sus letras vivencias cotidianas y la alegría característica de Cali.

Y son estos ‘personajes’ y los propios nativos quienes le dan vida a la Feria de Cali, una tradición que se celebra cada diciembre en torno a la salsa, que consiste en cinco días de actividades dedicadas a Encuentro de Melómanos y Coleccionistas, Festival de Orquestas y el Salsódromo; una fiesta a la acuden más de cien mil asistentes tanto nacionales como extranjeros, para presenciar seis horas de baile continuo. Es así, pues, como se desarrolla la historia de la salsa en Colombia, especialmente en Cali. Es evidente que el país no es el padre de este género, pero sí uno de sus impulsores.

Escritor:  Carolina Garcés