COMPRENSIÓN Y ENTENDIMIENTO: CAPACIDADES PARA MEJORAR NUESTRO FUTURO

Cuando era niña no tuve más remedio que crear estrategias de aprendizaje por mí misma, puesto que soy hija de madre soltera y mi familia no es numerosa; de hecho, fui hija única hasta los 14 años, recuerdo que me entretenía fácilmente con rompecabezas, plastilina y fichas para armar, aunque lo que marcó verdaderamente mi vida fueron los libros, y como la imaginación no tiene límite, en en estos encontré algo que me ayudaría a llevarla más allá de lo pude suponer.

Cuando estaba en el colegio se me dificultaba entender las explicaciones que daban los profesores, razón por la cual mis mejores aliados fueron los textos. Al leerlos podía entender mejor todo el aspecto teórico de las clases e incluso aprender un poco más de lo que en realidad necesitaba; con esto hice que los profesores se sorprendieran al ver estrategias diferentes para resolver problemas en clase, como por ejemplo en el álgebra de Baldor, donde nos exponen hasta cinco formas de solucionar un ejercicio, pero en clase solo nos enseñan una.

Estando en la universidad, tenía la firme convicción de que no necesitaba profesores para aprender lo que yo quisiera, ya fuera ser cheff, crítica literaria o ingeniéra mecánica. En mi opinión, lo podía hacer todo sin ningún problema, eso sí, siguiendo cabalmente las instrucciones que me ofrecían los autores, entendí entonces que mi pensamiento era lógico, aunque eso fue cambiando con el tiempo, porque también pude darme cuenta de que necesitaba contar con la habilidad para hacer las cosas, como cuando compré un curso para tocar la guitarra, confieso que lo leí todo; sin embargo, jamás tuve la destreza para tocarla.

Volviendo a la parte lógica, para mi la lectura es un proceso racional, es seguir una cadena de ideas que se conectan una con otra para darle sentido a un todo que es el texto. Cuando no leemos un título o simplemente nos pasamos una línea o un párrafo, porque creemos que ya sabemos lo que el autor quiere decir o por simple distracción, rompemos la cadena y por ende, la comprensión. Esto no denota nuestra capacidad de entendimiento, lo que falla realmente son las estrategias cognitivas que tenemos, tanto de pensamiento como de lenguaje, las cuales se van adquiriendo durante las fases o periodos de nuestra vida, cuando funcionan correctamente, somos capaces de decodificar toda la información que recibimos para así percibir mejor nuestro entorno.

Hace un par de meses me sorprendí leyendo un artículo en una revista, este decía que en el ámbito de lectura nuestro país ocupaba el puesto 61 de 65 que se presentaron a unas pruebas, en las cuales estudiantes de varios países del mundo, miden sus habilidades en matemáticas, ciencias y lectura. Esto fue extraño para mi, puesto que pruebas como éstas, están estrechamente ligadas al análisis que hacen los estudiantes para interpretar el nexo que existe entre el enunciado y la pregunta planteada; es decir, todo tiene que ver con la comprensión de aquello que se lee. En realidad, rara vez pasó por mi mente la idea de que en nuestro país existieran deficiencias tan altas relacionadas con este aspecto, sabía que existían, pero no hasta el punto de quedar entre los últimos puestos de una prueba como esta.

Creo en las capacidades de cada uno de los estudiantes de nuestro país, en los maestros, en el futuro de Colombia; estoy segura de que podremos alcanzar el puesto más alto en cualquier prueba académica a la cual nos presentemos. Sin embargo, también considero que todo esto solo es posible si se invierte más en los procesos de pensamiento, lenguaje y lectura de nuestros niños, con textos y actividades que potencialicen estas habilidades, para que cuando presenten pruebas como esta, no tengan ninguna dificultad en hacerla lo mejor posible, sin esfuerzo y sacando los mejores resultados. Solo así, tendremos jóvenes y adultos capaces de liderar al país haciendo pleno uso de la razón y del entendimiento.

Escritor: Alejandra Ortíz Salazar.