La costumbre de ilustrar los textos escolares que tienen como objetivo contribuir al proceso de enseñanza data de tiempo atrás. Hasta nosotros ha llegado el relato y también el texto de la obra de Juan Amós Comenio, Orbis Pictus (El Mundo en Imágenes), que estaba ampliamente ilustrada y pretendía mostrar el mundo partiendo no sólo de las descripciones del mismo. Comenio tardó 27 años en ejecutar su obra, desde 1631 hasta 1658, y en ella dio forma a la concepción de que a través de los sentidos podía conseguirse un proceso pedagógico de mayor eficacia.
Es este último punto el que tiene especial importancia, puesto que pone de manifiesto la necesidad de utilizar las imágenes como estrategia pedagógica que contribuye a agilizar el proceso mnemotécnico. ¿Cuál, si no ésta, es la importancia de la inserción de imágenes en los libros escolares? Cabe anotar que una idea de tal índole parte de la concepción aristotélica de que es a partir de los sentidos que se construye el proceso intelectivo, lo que supone que el conocimiento es un constructo que cambia de una cultura a otra.
Siendo las ilustraciones una parte fundamental en la labor pedagógica que cumplen los textos escolares, podemos aplicar a aquellas lo afirmado sobre estos. Es un tópico bastante común afirmar que los libros de texto cumplen una función normalizadora de gran importancia. En cuanto hacen parte de los transmisores privilegiados de los imaginarios culturales (tanto de los que se esfuerzan por permanecer, como por los que luchan por empoderarse en una sociedad en cambio) y teniendo como receptores a las mentes más maleables, puesto que son mentes en formación, los textos escolares se pueden convertir en agentes del control social ejercido por la educación misma, o en impulsores de cambios en la mentalidad colectiva.
Desde luego que los cambios mentales son un proceso lento y doloroso, un proceso de larga duración como ya lo descubrieron los historiadores de la tercera generación de Annales, pero que pueden ser optimizados por medio de los libros de texto, entre otros mecanismos. Es decir, un proceso de cambio en la mentalidad colectiva puede estar dándose en una sociedad de forma lenta; pero haciendo uso de diferentes mecanismos (entre ellos los libros de texto) podría empezar a formar parte del inconsciente colectivo de las generaciones venideras.
De esta manera, los libros de texto pueden ser observados por los historiadores de dos formas: en primer lugar como representación de la memoria de la cultura en que fue escrito, por tanto como reflejo de una tradición heredada; y, en segundo término, como reflejo de las tensiones, los cambios y las sensibilidades sociales del momento. Ahora bien, el desarrollo de las sociedades de hoy en aspectos como el tecnológico, y la evidente aceleración del tiempo histórico que estamos experimentando, ha traído consigo que la reproducción de imágenes se incremente. Las sociedades actuales están atestadas de imágenes, de las que todas, o casi todas, guardan un profundo significado implícito. Por ello es común encontrar en cada día, sobre todo en las vallas publicitarias, referencias a diversos productos e incluso a cambios en la concepción del ejercicio ciudadano.
El sistema educativo no puede ignorar, de ninguna forma, estos cambios. Debe estudiar las funciones que se han otorgado tradicionalmente a la imagen, y debe evaluar el papel que en el futuro tendrá en el proceso educativo; adicionalmente, es necesario que tengamos en cuenta el papel de aquellos que no laboran en el aula: editores, por ejemplo; puesto que ellos tienen un papel decisivo a la hora de incluir o rechazar cierto tipo de imágenes y, con ellas, ciertos imaginarios sociales. Así mismo, es de primordial importancia que aquellos que han recibido una formación en las disciplinas puras evalúen la pertinencia de los textos escolares, y de las imágenes en ellos contenidos, dado que su formación les permite elaborar consideraciones a partir de aspectos que no competen propiamente a lo cognitivo, pero sí la lógica de las circunstancias que rige a cada disciplina, y que implican unos cambios en las consideraciones que éstas hacen sobre el mundo circundante.
En el caso de las Ciencias Sociales el uso de la imagen es de particular importancia puesto que representa una gran ayuda para entender lo que el texto procura transmitir. Mediante mapas, retratos de personajes, láminas que muestran obras representativas del arte de un período y gráficos, se busca alcanzar este objetivo. No obstante, es necesario trascender las consideraciones sobre la imagen como mero acompañante del texto, y empezar a considerar la función que ella pueda tener en la construcción de un imaginario en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Así podemos atribuir a la investigación de la documentación gráfica, el papel de un lenguaje, que aunque está ligado al lenguaje propiamente textual adquiere un carácter particular y distintivo.
Autor: Astrid Helena Cuartas Celis
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