De la función social del arte a su función histórica: Bertolt Brecht

Bertolt Brecht es sin lugar a dudas uno de los representantes más importantes del siglo XX. Brecht propone desde el teatro nuevas formas de dramaturgia, actuación y puesta en escena, pero sobretodo es un consciente de su época y su papel como artista y su función útil y practica en la sociedad. Siendo alemán, Bertolt Brecht vivió, enfrento y represento los acontecimientos más relevantes de la Europa de su tiempo, lo que despertó en él un rechazo hacia los horrores de la guerra y lo convirtió en un inconforme del sistema y la realidad distorsionada que presentaban los medios. De este modo, toma su arte como su principal apoyo para combatir la injusticia, la desigualdad y la necesidad de enfrentar la realidad, con la intención de una transformación social.

Es de esta manera como logra una reflexión profunda en torno al teatro de su época, puesto que es consciente que así como los tiempos van cambiando, y frente a una era científica y caótica, debe necesariamente haber un cambio de pensamiento. Esa conciencia de la función del arte en Brecht, puede ser considerada –haciendo alusión al termino de Foucault – como una “ruptura” en su tiempo, ya que con el nacimiento del teatro épico rompe con la tradición teatral que se había venido dando hasta el momento, incorporando su propia técnica a la hora de crear, de dirigir y de enfrentar al público a la representación teatral, donde no solo se pueda sentir, sino que también a partir de la experiencia en el teatro, lograr un cambio de pensamiento y de acción. La novedad en el teatro planteada por Brecht, no se refiere a una novedad totalmente diferente y original en el teatro o a una destrucción del antiguo teatro, sino que partiendo del teatro tradicional, el apunta hacia una renovación, una nueva forma de conocer las practicas teatrales, en un momento de la historia donde Brecht ve la necesidad de transformar el teatro adecuado para su época.

Desde siempre Brecht se caracterizó por ser un rebelde convencido de su quehacer artístico, pero es sobre todo cuando conoce y estudia la filosofía de Marx que añade al teatro una preocupación social, un reflejo de la clase obrera y las desigualdades sociales, no para que el público se identifique con lo representando, sino para afectar su existencia y su pensar. Es de esta manera que Brecht se interesa por el comportamiento y las opiniones de la gente, por generar ideas y reacciones que contribuyan un cambio social. Y es que como el mismo lo menciona (aludiendo a Marx y la finalidad de la filosofía) “el principio que yo he querido aplicar al teatro es que es preciso no concentrarse con dar una interpretación del mundo; también se bebe transformarlo” acercando a la clase obrera al arte teatral, dejando a un lado el cliché del teatro burgués, e incluyendo a su público a personas de todas las condiciones sociales.

De esta manera, el materialismo dialectico, es la base de su técnica del distanciamiento, donde a partir de la representación se busca enfrentar ese mundo material de afuera de escena, recalcando que representación y realidad son cosas independientes, donde el actor no deja de ser persona cuando se enfrenta a escena y se convierte en el personaje, y de igual manera, lo teatral no deja de ser una mera representación de la realidad, pues lo que verdaderamente acontece fuera del escenario es lo que hay que asumir y afrontar. Este distanciamiento crea una nueva relación entre el público y la escena teatral, ya que cuando el público comprende que el teatro es diferente a la vida real, comprenderá igualmente lo que es el teatro en cuanto a arte y habrá una mejor relación y conocimiento entre el arte teatral y su público.

Brecht vivió no solo los horrores de las dos guerras sino el desasosiego del exilio, como consecuencia de su tentativa de una dialéctica teatral en contra de la llegada del nazismo al poder. Pero así mismo, fija una posición política en su labor de dramaturgo y poeta, reflejando en su obra ese sentir que lo agobiaba e indignaba, llevando la destrucción que trae consigo la guerra a una estancia creadora, pues esta situación por más dolorosa y cruda que sea es la que impulsa a Brecht a crear y enfrentarse con la crudeza de la realidad,. Afirma Brecht: “Contra la barbarie creciente solo hay un aliado: el pueblo, que tanto sufre bajo ella. Solo De él puede esperarse algo. Por lo tanto es lógico dirigirse al pueblo y, más necesario que nunca, hablar su lenguaje”.

Es por esto que podemos afirmar que el teatro propuesto por Brecht, es sobre todo un teatro político y comprometido, pues la voz que habla a través de sus letras es la del pueblo subyugado que lucha con todas su fuerzas por liberarse de la opresión. El teatro brechtiano, es un teatro que piensa en su público, que se preocupa por brindar diversión pero al mismo tiempo lo ayuda a repensar su ser , su pensar y su estar en el mundo, brindando la posibilidad de pensar la realidad como transformable, alejándole de la resignación de vivir como se lo han impuesto, todo esto desde la posición política y la función social que propone el arte de Brecht, con miras a una transformación social.

Bibliografía.
– Althusser, Lois (1968) Sobre Marx y Brecht, artículo leído en el debate del 1 de abril de 1968 en el teatro de Milán.
– Bretch, Bertolt (1984) El compromiso en literatura y arte. Barcelona: ediciones 62 S.A.
– Benjamin, Walter (1998) Tentativas sobre Brecht. Iluminaciones III. Madrid: Ediciones Taurus.

 Escritor: Cristina Villota Imbacuan