DESARROLLO RURAL EN COLOMBIA

Día tras día los campesinos hacen suspirar a los economistas, sudar a los políticos y maldecir a los estrategas, al derrotar sus planes y profecías por todo el mundo”, este planteamiento citado por (Shanin) en 1979, deja claro la complejidad que se maneja para promover el desarrollo en el sector rural y como los modelos planteados a lo largo de la historia frente a este particular no han sido del todo competentes, aunque en algún momento hayan funcionado bien.

Modelos como el de la revolución verde en los años cincuenta que promovieron la práctica de agroquímicos e insumos para acelerar el proceso de producción y así lograr mejores ganancias, pueden desembocar en verdaderos problemas, pues al no planificar resultados a largo plazo dichas prácticas generan consecuencias nefastas para la actividad campesina, que va desde el deterioro de los suelos hasta el desarraigo de costumbres propias del sector rural, generando así un grave problemas en diferentes ángulos, ambientales, sociales y culturales, modificando de manera drástica el comportamiento propio de las personas campesinas.

Los campesinos del planeta en todo el mundo han sido conejillos de indias para mantener esta carrera loca por competir y no quedarse atrás en el sistema de evolución que plantea el neoliberalismo como único método de desarrollo, gracias al fenómeno de globalización. Desde un punto inicial todos estos modelos, planteados para dicho proceso de desarrollo, se fundamentan en estudios y bases científicas que permitan resultados positivos, sin embargo y gracias a la mala planificación de los mismos, los resultantes se convierten en problemas mayores a la misma necesidad inicial, y dado que de esta manera se afecta directamente la población campesina, la brecha que existe entre lo rural y lo urbano se profundiza generando una economía dual, que de una u otra forma margina el sector y lo obliga a cambiar sus prácticas convirtiendo su fuerza de trabajo, en la mayoría de ocasiones, en mano de obra barata, cuando su esencia debería ser por el contrario la producción y el sostenimiento de la sociedad.

Los países latinos dentro de la economía mundial se han rezagado frente a los procesos de globalización y neoliberalismo que el mundo experimenta, incrementando de manera preocupante el deterioro de la ruralidad, solo algunos pocos se han sabido aprovechar de los cambios económicos y sociales que han surgido en las últimas décadas; sin embargo nuestro país es uno de los tantos que no ha logrado establecer políticas claras que permitan un sostenimiento real y adecuado para incentivar la economía que debería empezar por el sector rural como pilar clave.

En nuestro país en particular los campesinos no tienen el protagonismo que deberían ya que los recursos destinados para su desarrollo no se han sabido aplicar, gracias a que cuando no se desaparecen como por arte de magia, son destinados a proyectos que finalmente no alivian casi en nada la necesidad real que se tiene; es preocupante ver como cada vez los pequeños productores campesinos están más marginados y la creciente pobreza en este sector se multiplica, sus ideologías culturales desaparecen con una rapidez alarmante, ideologías que en su mayoría están abocadadas a la conservación de los recursos, y que si se pudieran encadenar a los modelos tecnológicos que el mundo ofrece tal vez se lograría una importante evolución.

La educación en sectores como los rurales, se hace aún en nuestros días muy difícil, ya que por parte del gobierno no existe un seguimiento constante y oportuno para asegurar que los niños y jóvenes campesinos adquieran los conocimientos que les permitan competir frente a las nuevas tecnologías; pero no es obligándolos a adoptar los modelos buenos o malos, más bien se debería trabajar mancomunadamente como se mencionó antes, implementando la tecnología con los múltiples conocimientos que estas personas tiene en el sector, aprovechando de esta manera al máximo, nuestros recursos no solo naturales sino humanos y de calidad que tenemos en nuestra ruralidad, de esta manera, tal vez, se podría lograr el resurgimiento necesario que permita mantener la economía del estado.

Escritor: Jorge De Jesús Buitrago Muñoz