Dentro de los cambios que ha generado la globalización, en los diferentes campos, económico, social, político, entre otros, también se encuentra una nueva dinámica en el acceso a la información y en la forma de comunicarnos.
Este contexto se constituye en una matriz de oportunidades que mutan aceleradamente y exigen respuestas igual de rápidas por parte de sus integrantes y en este mundo nos encontramos, frente a compromisos laborales, académicos y familiares que implican presencialidad, pero con herramientas que nos comunican de manera ágil y veraz, permitiéndonos reducir tiempos y acceder a un universo de información que hace unos pocos años parecía imposible.
Como herramienta de trabajo, estudio y comunicaciones aparece hoy internet, la transmisión de información a través de la World Wide Web (WWW, o «la Web») y por ende, la virtualidad en la interacción humana. Artefacto mágico ó simplemente fruto articulado de la inteligencia humana, es esta la pieza clave para continuar multiplicando el desarrollo de la humanidad.
La coyuntura con la que contamos hoy de acceder a un campus universitario virtual, pone frente a nosotros un gran conglomerado de componentes y procesos totalmente distintos a los que vivimos en la universidad presencial, especialmente en el pregrado.
Uno de esos procesos es la interacción entre tutor y alumno y entre alumnos. En el campus presencial este es un proceso que se limita a las horas de clase para el caso del profesor – alumno y viceversa, ó en el mejor de los casos, ofrece un tiempo adicional con un horario y lugar predeterminado en donde el profesor retroalimenta y asesora de manera individual o en grupo, sobre temas específicos.
En lo que tiene que ver con la interacción entre alumnos, el proceso también requiere de un espacio físico-temporal que puede ser de discusión, análisis y realización de tareas pendientes, estudio para evaluaciones o simplemente encuentros en espacios de esparcimiento como la cafetería, áreas comunes (graderías, pasillos, patios, etc.) o escenarios deportivos, entre otros.
Ahora bien, es importante mencionar que el contexto actual, permite que los estudiantes (jóvenes y adultos) que se encuentran hoy en campus universitarios presenciales, también pueden y deben combinar estas actividades con las oportunidades que les ofrece la internet, los teléfonos inteligentes y todos los dispositivos que nos permiten comunicarnos sin estar físicamente en el mismo lugar. Actualmente, es apenas normal entrar a una cafetería o biblioteca universitaria y encontrar a un gran porcentaje de los jóvenes concentrados en su teléfono inteligente o su computador haciendo tareas, estudiando o discutiendo con sus compañeros de clase.
En el campus virtual, la interacción entre tutor y alumno y entre alumnos, puede ser, fácilmente infinita. Se puede tener acceso desde cualquier lugar y a cualquier hora, ya que la oferta de paquetes por parte de los operadores locales nos permite tener internet en cualquier parte del mundo, siempre que tengamos el dispositivo de conexión; los instrumentos y herramientas que se ofrecen en la plataforma nos ayudan a acceder de manera segura al tutor y a los compañeros de estudio, permitiendo generar espacios de análisis y discusión que ofrecen retroalimentación inmediata, que por su mismo carácter virtual, podemos guardar en el disco duro o en el correo electrónico.
En el modelo online nuestras intervenciones son más exigentes, si las vemos de manera integral, es decir, en el modelo convencional (presencial) al participar en algún foro, podemos ayudarnos con gestos y entonaciones para poder explicar adecuadamente nuestros puntos de vista, en el modelo virtual debemos ser muy precisos y tener muy buena redacción para que nuestros compañeros reciban el mensaje que queremos enviar de la forma en que lo esperamos; por supuesto, esto implica utilizar adecuadamente los signos de puntuación y tener muy buena ortografía.
Por otro lado, algunos participantes pueden ser muy talentosos cuando se trata de realizar exposiciones orales a grupos de personas, independiente del tamaño del grupo; el modelo convencional permite desarrollar esta habilidad: oratoria y comunicación oral en público. Por supuesto, esta oportunidad depende de la metodología que se plantee por parte de los profesores.
El modelo virtual, entiendo que por su concepción, no contempla el desarrollar habilidades de comunicación oral en grupo, sin embargo es mucho más exigente en cuanto a desarrollar habilidades de comunicación escrita efectiva.
Lo anterior puede ser considerado como una ventaja en el modelo virtual, para aquellas personas que son muy tímidas o no tienen fortalezas en su comunicación oral en grupo, pues existirán otros espacios para desarrollar estas habilidades, sin perjucio a su desarrollo académico.