EDUCACIÓN, CULTURA Y MODERNIZACIÓN

En el ejercicio de llevar el conocimiento a quienes, por diferentes razones, desean ampliar, mejorar, profundizar, experimentar o, simplemente, conocer sobre un determinado tema, el comunicador se encuentra con una serie de circunstancias que lo obligan a ser, no sólo competente, sino también moderno y actualizado frente a la temática que entregará a su receptor. En el caso específico de la enseñanza de la Lengua Materna (español o lenguaje, como suelan llamarlo en las diferentes instituciones educativas), la realidad es una: Nos hemos acostumbrado a hablar como escribimos y a escribir como hablamos. cultural, la idiosincrasia en cada región de nuestro país e incluso, en todos los países de habla hispana, es totalmente paradójica, diferenciadora y hasta circunstancial.

Es sorprendente encontrarse a unos pocos kilómetros de un determinado lugar y darse cuenta de que el significado de una palabra es totalmente diferente allí y hasta ofensivo o perturbador. Detonante, incluso, de disputas y amenazas para quien, imprudente e inocentemente, profirió una expresión equívoca. por los extranjerismos, la llegada de la tecnología y la inminente invasión del parlache; entre muchos otros factores.

Así las cosas, la enseñanza de nuestro idioma requiere un alto sentido de la contextualización en el medio, una gran capacidad de vulgarizar, sumados a la alta responsabilidad de brindar conocimientos bien sustentados y veraces, cualidad inherente al proceso mismo. En cuanto a la influencia de los medios de comunicación, es preocupante la falta de responsabilidad de algunos comunicadores y periodistas que, sin ningún miramiento, lanzan expresiones incoherentes, erráticas y hasta obscenas. No son conscientes de las graves consecuencias que esta desinformación tiene en sus receptores; no sólo por el respeto que se les debe, sino porque son un referente muy importante para la comunidad.

Es decir, el que escucha cree que si el periodista lo dijo, así es y así se debe decir. El buen uso del idioma, la correcta acentuación, vocalización, fonación y entonación, son elementos fundamentales en la comunicación y han sido olvidados o sencillamente, los comunicadores los desconocen o les restan importancia. y, peor aún, es que no se han dado cuenta de ello. Sin lugar a dudas, la gran responsabilidad recae sobre las instituciones educativas y su personal docente. Si bien es cierto que cada persona tiene la obligación, consigo misma, de culturizarse y mejorar en todos los ámbitos; no es menos cierto, que la educación en todos los niveles, es bastante deficiente.

La famosa “cobertura”, se ha convertido en un factor decisivo de formación a medias (si es que a esto se le puede llamar “formación”); en donde lo único importante son las cifras. La calidad, poco importa. Y, no es sólo en esta área, es en casi todas las áreas del conocimiento. Y si a eso se le suma, que el profesional es cada vez más perezoso para continuar capacitándose, el horizonte se torna más oscuro. Desde la experiencia de quienes brindamos conocimiento, nos encontramos con un panorama muy halagador para los docentes, pero muy significativo para los empresarios porque, cada vez, se hace más reiterativa la búsqueda de instructores que capaciten y actualicen a sus ejecutivos en materias básicas como la Ortografía y la Redacción. Éstas deberían ser, solamente actualización, pero hay que empezar con gramática elemental…

Otro campo en el que también es importante discernir, es en el uso de las herramientas informáticas. Algunos consideran que con saber “chatear”, estar inmerso en las redes sociales, enviar correos electrónicos con palabras a medias o ser dependientes de un celular, ya lograron estar al día en materia de comunicación virtual. Pero la realidad es otra: Excel, Word, Windows, Power Point, Prezi, manejo de Blogs, entre otros recursos digitales, están en el limbo y, algunos de éstos, ni siquiera son conocidos por algunos profesionales y ejecutivos en general.

Ante semejante realidad, no podía esperarse otro resultado que el obtenido en las pasadas pruebas de PISA. Y ni qué decir de las pruebas SABER. Puntajes tan bajos y descalificadores, llevan a cuestionar mucho la calidad de la educación y el compromiso de cada uno de los actores comprometidos con esta labor. Sin embargo, lamentarse, criticar y cuestionar, no soluciona el problema; de lo que se trata, es de tomar serias y rápidas acciones, en busca de un paulatino cambio y, un radical y consecuente mejoramiento del proceso educativo.

La sabiduría de los abuelos, es un factor importantísimo a tener en cuenta, para que las nuevas, y las no tan nuevas, generaciones inicien esta ardua labor, buscando resultados rápidos y efectivos. La suerte está echada y la responsabilidad es de todos. Se puede evitar que el mal continúe avanzando, si se adquiere un real compromiso y se cuenta con una férrea actitud de cambio; o, se podría continuar en la zona de confort, adoptando una posición desinteresada y evasiva, negándose a la posibilidad de cambiar paradigmas, orientar programas y comprometerse a desaprender para volver a aprender. .

Escritor:  Por: Flor María Valencia C