Educación Superior en América Latina

No es casual que el término Educación Superior aparezca en la década del `60. Es justo en este momento que se produce la transición de la universidad “elite” a la universidad de masas, haciendo más notoria una diferenciación de tareas con las que el sistema plantea las respuestas a distintas demandas derivadas de la coyuntura. La masificación que caracteriza esta década mantiene una correlación directa con una diversificación cada vez más amplia de la oferta universitaria que se suma a la distinción de las necesidades por parte del sector público y privado.

Las diferencias entre los países de América Latina en cuanto a población, cultura, geografía, historia, composición étnica son significativas y repercuten fuertemente en sus indicadores, visualizándose así amplias brechas en variables como PBI y distribución del ingreso per cápita. social.

A partir de la década del `70, se produce en la región, el ingreso de las mujeres a la esfera pública y en particular al mercado de trabajo, lo cual significó el afianzamiento de un proceso de cambio en patrones culturales y educativos. Por supuesto que este proceso se visualizó de manera diferente en función de las distintas realidades de los países latinoamericanos, identificándose tres grupos. En un primer grupo, se produce una feminización extrema de la educación superior significando que aquellos sectores educativos masculinizados revierten esta tendencia y son feminizados. En un segundo grupo de países se equipara la participación por género en la educación superior alcanzando cierto equilibrio relativo, mientras que el tercer grupo, Perú y Bolivia expresa la continuidad de las brechas de acceso a nivel femenino en la educación superior, causadas fundamentalmente por las barreras impuestas provenientes del ámbito cultural que se constituyen en dificultades, que no han sido y no serán fácilmente superables debido al arraigo de las mismas en la estructura social de éstos países.

En los `80, se instala un malestar generalizado por el funcionamiento deficiente de las universidades latinoamericanas. Las palabras claves que signaron este momento fueron: reducir, diferenciar, despedir y disciplinar.Los años `90 encuentran a la institución en un proceso de ajuste teórico de su estructura pedagógica y además con la promulgación, por parte de muchos países, como el nuestro, de Leyes de Educación Superior. Es en este momento, el inicio del cambio de la identidad pública universitaria hacia una identidad en tránsito.No obstante lo planteado hasta aquí, la universidad latinoamericana se posicionó como agente principal de cambio y revolución, comprometiéndose con causas políticas y luchas sociales. Su papel fue único y diferente al resto de las instituciones porque asumieron la responsabilidad de la formación de líderes políticos, el desarrollo de debates ideológicos más innovadores y la promoción del cambio social.

En las últimas décadas, el rol protagónico que le tocó asumir a la Educación Superior, le permitió transitar el camino hacia la consolidación de las condiciones igualitarias en cuanto a las oportunidades entre hombres y mujeres en el ámbito de la formación académica, además de su permanencia y egreso. El cambio de paradigma al que se enfrenta la educación superior hoy, se debe fundamentalmente al vertiginoso desarrollo de los conocimientos, la universalidad de la información y la modernización tecnológica que procuran cuestionar por sobre todo, la aplicabilidad de los conocimientos y el desarrollo profesional ante las nuevas demandas sociales.

La inequidad existente entre hombres y mujeres, sumado a la discriminación por género, no constituyen hoy obstáculos al derecho de la Educación Superior. Es más, ha cambiado la tendencia en el interior del sistema educativo en general y especialmente en la Educación Superior. Los hombres tienen en la región, tasas más altas de deserción, se gradúan en menor proporción y permanecen más tiempo dentro del sistema. Este proceso parece estar asociado a un ingreso más temprano de los varones al mercado laboral, a una urbanización significativa que promueve la emigración de las mujeres del campo a la ciudad, a una mayor disposición de los hogares a sacrificar rentas para promover una mayor escolarización de las mujeres y a una estructura de remuneración inferior para las mujeres que las motiva entonces a alcanzar una mayor escolarización para obtener los mismos niveles salariales que los hombres.

A partir de las distintas estadísticas, se ha comprobado también que el acceso de las mujeres a estudios superiores no sólo ha sido creciente sino que además las mismas alcanzan un mejor desempeño en su rendimiento académico que se traduce en un porcentaje mayor de egreso anual superando en diversas áreas, los niveles de egreso masculino. Esta situación quedaría representada a partir del rol/ mandato social respecto a la maternidad.

Si bien el proceso planteado constituye un cambio histórico muy significativo para la equidad de género, hay que considerar que los cambios en los patrones culturales de asociación de roles femeninos y masculinos en el mercado laboral no necesariamente acompañaron en igual ritmo la oferta feminizada egresada, de algunas carreras. Lo que sí queda claro es que la educación superior es una garantía de empleabilidad mayor para las mujeres que para los hombres por lo que se deberá ajustar la posición desfavorable de las mismas en el mercado laboral no sólo en cuanto al acceso a cargos directivos sino también en lo referente al nivel de remuneraciones. …

Bibliografía
-Krotsch, P. (2001). Educación Superior y reformas comparadas. UNQUI, Bs. As.

-La EPT (Educación para todos) Evaluación 2000: Informes de países. Foro Mundial sobre Educación. Disponible en http://www.unesco.org

-Ovando Crespo, Cristina Karen. (2007).Género y Educación Superior. Mujeres en la docencia y administración en las instituciones de educación Superior. Disponible en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar

-Rama Viable Claudio, (2007). Educación Superior en América Latina y el Caribe: Sus estudiantes hoy. Disponible en www.udual.org/CIDU.

Escritor: Ariela Carol Niniano