EDUCACIÓN VERSUS FORMACIÓN

Desde la incorporación de la mujer al mercado laboral, los roles familiares han ido cambiando. Antes, la mujer, en su papel de madre, se encargaba del cuidado y educación de los hijos. Además, lógicamente, de las tareas del hogar y todo lo que eso conlleva. Ahora, en pleno siglo XXI, vivimos un ritmo de vida frenético en el que ambos cónyuges tienen que trabajar y, por consiguiente, los hijos deben ser cuidados por abuelos, familiares, cuidadores o centros escolares.

Estos cambios han provocado que recaiga sobre los centros escolares las tareas de formación y educación de los niños y niñas españoles, cuando esto no debería ser así y, además, dificulta el trabajo de los docentes. Y, aunque transversalmente se trabajen una serie de valores, no es su tarea educar a los alumnos. La educación debe darse en la familia, especialmente en este momento, en el que la interculturalidad está a la orden del día. Cada familia debe transmitir a sus hijos sus ideales, costumbres, creencias… y ayudar a sus hijos a ser un “ser social”. Valores como el respeto o aceptación de las diferencias deben inculcarse en casa.

El problema principal, es que para educar a un niño hace falta tiempo y precisamente tiempo es lo que falta hoy en día con las jornadas laborales existentes y ambos progenitores fuera de casa. Nos encontramos entonces, con niños y niñas a los que se les despierta temprano para llevarlos a “los primeros del cole” o similar, que después de la jornada escolar se quedan en el colegio a actividades extraescolares hasta que alguien pueda ir a buscarlos. En el mejor de los casos su padre o madre, otras veces algún abuelo o familiar u otro cuidador. El papel de los abuelos en la educación de los niños hoy en día da para escribir otro ensayo, pero a modo de resumen podemos decir que los abuelos ya educaron a sus hijos, los nietos son para disfrutarlos, para pasar tiempo de entretenimiento con ellos, y aunque también transmitan unos valores, su papel principal no es educarlos.

El requisito fundamental para educar a un niño o niña es dedicarle tiempo, jugar con él, hablar con él. No podemos pretender que los niños aprendan a respetar jugando con el móvil, tabletas o consolas. Cada vez nos encontramos más tempranamente casos de acoso escolar en las aulas, niños que se ríen de otros porque aprenden más despacio o que insultan a otros porque son de otro país, pero cuando digo tempranamente me refiero a casos ya detectados en Educación Infantil. Que tu hijo o hija de 5 años llegue llorando a casa todos los días porque le han pegado, le han insultado o se han reído de él es muy duro, pero saber que es nuestro hijo el que se lo ha hecho a otro también. Después, nos empeñamos en buscar profesionales que nos ayuden a remediarlo, cuando es tan sencillo como enseñárselo nosotros.

Ya desde el nacimiento, un niño requiere atención para un buen desarrollo, tanto a nivel motor como intelectual, hay que pasar tiempo con ellos para enseñarles a comer, a vestirse, a lavarse pero también hay que enseñarles a compartir, a respetar, a tolerar, a cooperar… esto no lo aprenden únicamente en el colegio, lo aprenden desde la imitación de sus padres, desde los valores que los padres les transmiten a través del juego, de la lectura, de las conversaciones y para todo esto es imprescindible pasar tiempo juntos.

Los padres son los responsables del futuro de sus hijos, tanto a nivel personal como profesional. Nos empleamos a fondo en buscar clases particulares, clases de inglés o de música para que nuestros hijos tengan éxito en sus estudios, pero muchas veces nos olvidamos de lo más importante: buscar los recursos para que sean buenas personas.

Escritor: MARTA RODRIGUEZ GORDO