El aborto en el imaginario argentino

¿Cómo interpretan los argentinos al aborto en la sociedad actual? A partir de esta pregunta inicial surge otro interrogante: ¿qué es el aborto? La Real Academia Española lo define como la “interrupción del embarazo por causas naturales o deliberadamente provocadas. Puede constituir eventualmente un delito.” Legalmente, en nuestro país, el Código Penal argentino lo considera como tal y plantea dos excepciones: si se lo ha practicado con el fin de evitar un peligro para la vida de la madre y si el embarazo proviene de una violación hacia una mujer demente.

Según el INDEC , en Argentina mueren al año, por causas maternas, un promedio de 275 mujeres. De ese total, un promedio de 84 mujeres muere por embarazo terminado en aborto, la mayoría jóvenes entre 15 y 20 años. A partir de esto, podemos mencionar dos miradas distinguibles en el seno de nuestra sociedad con respecto a este tema. Por un lado, aquellas personas que conciben al aborto como parte de nuestra realidad actual, apoyando la legalización en nuestro país, con el objetivo que disminuya la tasa de mortalidad en mujeres, generada por estas prácticas. Por el otro, aquellas quienes manifiestan que el aborto es un crimen contra la vida humana que se encuentra en gestación.

Expresa el filósofo Cornelius Castoriadis, que los individuos tenemos la tendencia de confinarnos con lo que nos fue dado como tipo medio y habitual del hombre y de la sociedad. Es decir, si bien actualmente se habla, se debate y se opina sobre todo, a su vez conformamos una sociedad dominada y estructurada por la influencia de los medios de comunicación, la religión, las nuevas tecnologías, las redes sociales, la moda, entre tantos otros.

Durante muchos años, el aborto fue considerado un tema tabú en nuestra sociedad. Si bien sabemos que es una práctica que se viene realizando desde hace años, también sabemos que estuvo ligada a la vergüenza, el desprestigio, las miradas, la culpa, el silencio y el ocultamiento. Y esto se debe a que vivimos en una sociedad que atraviesa diferentes etapas y generaciones que la van transformando. Podemos decir que nuestra historia va siendo influenciada por distintos imaginarios y significaciones sociales, dominantes en su momento y transmitidas por generaciones. “Estas significaciones poseen cada vez más en la sociedad una validéz de hecho, positiva. Son legítimas e incuestionables en toda sociedad de la que se trate.

Socialmente, existen diversas ideas, creencias y cuestiones que son dadas, que tomamos como tal, que recibimos y aceptamos por el simple hecho de ser miembros de una misma sociedad y realidad, tomándolas indiscutiblemente y sin crítica alguna. Por lo tanto, vamos creando y manifestando un imaginario social. Éste es definido por Castoriadis como la capacidad creadora del colectivo que se realiza cada vez que se juntan los humanos. Por otra parte, es necesario destacar que vivimos en una sociedad institucionalizadora. Esto significa que constantemente generamos instituciones como mecanismos del orden social dentro del grupo humano, con el propósito que sea reconocido, aceptado y respetado por la sociedad.

Actualmente, vivimos en una sociedad que caracterizamos como contemporánea, moderna. Los tiempos han cambiado, tenemos libre acceso a todo tipo de información, desde temprana edad y gracias a las nuevas tecnologías. Esto provoca que la sociedad se transforme, avance y genere diferentes o nuevos hábitos. Todo esto se ve reflejado en el tratamiento que se le da actualmente al aborto, pues se ha constituido como un tema de discusión generalizado, con distintos puntos de vista y la particularidad que es defendido por muchas personas que lo consideran un derecho.

Por otra parte, la otra voz de la sociedad. Aquellos que lo consideran un tema del cual no debe hablarse, o que hay cuestiones más importantes por las que debatir. Podemos mencionar como ejemplo a los grupos católicos (sin detenernos en la cuestión de la religión en sí misma), que comparten una creencia y un conjunto de significados basados en la vida concedida a partir Dios, el creador del mundo y del hombre. Por lo tanto, él es el único que tiene poder sobre nuestras vidas y practicar un aborto en una mujer es visto como un crimen, pues la vida surge desde la concepción y el hombre no puede tomar una decisión sobre ese ser indefenso.

Con las dos miradas planteadas en los párrafos anteriores, se puede apreciar perfectamente, lo que ya mencionamos acerca de las significaciones y los imaginarios que existen en la sociedad. Es un claro ejemplo de cómo la sociedad cambia a través del tiempo, se transforma a nivel institucional, del imaginario social, de las significaciones y del lenguaje mismo. “El lenguaje nos muestra el imaginario social en marcha, como imaginario instituyente”. De él dependen todas las significaciones emergentes en diferentes momentos y constantemente media en la sociedad.

Es necesario que como integrantes de una sociedad, en este caso, la sociedad argentina, seamos conscientes de estos procesos que surgen en nuestra realidad y de la que somos parte, de la que somos autores. Construimos nuestra propia historia, antes éramos seres primitivos y no teníamos los medios para alcanzar determinados logros. Actualmente, somos seres con la posibilidad de elegir, de acceder a todo tipo de información, de generar juicio crítico. Todo lo que hacemos tiene sentido a nivel individual y social, compartido con el grupo que nos rodea. Es importante que como tal, tengamos apertura a las críticas, a los razonamientos y a los interrogantes. La búsqueda de satisfacerlos, nos moldeará como sociedad y nos conducirán hacia el saber de los hombres y de la realidad de la que formamos parte.

BIBLIOGRAFÍA

– Castoriadis Cornelius, El avance de la insignificancia. Buenos Aires, 1997. Editorial Eudeba.
– Código Penal Argentino.
http://www.indec.gov.ar/.

Escritor: Romina Canteros