“El Aprendizaje Cooperativo en el Aula: el caso de la Heterogeneidad Humana”.

La necesidad urgente de un nuevo paradigma en el sistema escolar chileno, que haga referencia a la realidad contemporánea y a las estructuras sociales-culturales que históricamente han sido relegadas en pos de un sistema formal, homogéneo, jerárquico y vertical, ha dejado de manifiesto la creación de nuevas metodologías educacionales democráticas, participativas e inclusivas que funcionarían a modo de comunidad, incentivando la colaboración y cooperación en el aula.

El sistema educacional chileno se ha caracterizado desde sus orígenes por fomentar una cultura única, un modelo de reproducción cultural que no concuerda con las necesidades mínimas de los estudiantes, docentes y personeros relacionados con el mundo educativo. Necesidades claramente dictadas por el origen social, cultural, étnico, personal, etc. que deliberadamente han sido excluidas al momento de la planificación de las tareas educativas.

Esta misma necesidad ha fomentado la creación de nuevos métodos que proponen una “educación diferenciada, participativa o situada” (Mayer R., 2004) por nombrar algunos ejemplos. Bajo estos parámetros nos enfocaremos en el Aprendizaje Cooperativo en el aula y cómo este lo podemos relacionar como método efectivo de valorización de la heterogeneidad y las diferencias que caracterizan a cada uno de los estudiantes participantes en el aula. Para ello conceptualizaremos en el desarrollo del trabajo “Aprendizaje Cooperativo” y “Heterogeneidad”, para así comprender la valorización y validación que proponemos para dichos elementos y como estos suman en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Entendemos como Aprendizaje Cooperativo como un método de enseñanza o nuevo enfoque que propone que toda actividad en el aula se asume en comunidad con la responsabilidad de aprender él mismo y sus compañeros. Su base es la necesaria ayuda entre estudiantes. “Es un conjunto de técnicas que ofrece maneras estructuradas de organizar el trabajo en grupos en el aula de manera que aumente el aprendizaje y los resultados académicos” (Olsen and Kagan, 1992).

Respecto a la conceptualización de la Heterogeneidad, la entenderemos respecto a las distintas y variadas características que identifican a los estudiantes, en las cuales factores como la raza, el color de piel, el origen socio-cultural, inteligencias múltiples, discapacidades, necesidades especiales, etc. “la heterogeneidad se refiere a la diversidad de alumnos que existen en un aula, sus ritmos, estilos, inteligencias, donde cada niño es mundo distinto” (Araya, Cancino, Cerda, López y Sáez, 2007).

Encaminados bajo una conceptualización de los términos contextualizados en el aula, señalamos que el sistema formal de educación en Chile es vulnerable a críticas respecto de su rigidez, devenir estático en su conjunto e inflexibilidad con las nuevas necesidades de la sociedad. Por ende estas nuevas necesidades urgen de nuevas metodologías de aprendizaje como el modelo cooperativo que integra al alumnado en toda su dimensión humana. Comprendiendo que el hombre es en sí mismo y existe como ente social, el aprendizaje que alcanzará será en base a como desarrolle la capacidad de relacionarse con los demás de forma recíproca especialmente. El aprendizaje socio-cultural propuesto por Vigotsky es una de las bases filosóficas del Aprendizaje Cooperativo, teniendo en cuenta la construcción de aprendizaje en base a la interacción que se da con el otro. “El aprendizaje se produce más fácilmente en situaciones colectivas” (Vigotsky, 1978).

En el caso del aula chilena y el uso del método de Aprendizaje Cooperativo, con hincapié en trabajar la heterogeneidad nos parece relevante dado que en la historia del currículo educativo ha primado la idea de igualdad y homogeneidad como modelo único, correcto e ideal tanto del aula como en la reproducción en sociedad. Este currículo único ha implantado e impuesto una mirada quieta en el tiempo respecto al alumnado y su quehacer escolar, excluyendo la riqueza cultural, social y sicológica que es distinta en cada persona.

La labor del profesor en estas instancias también dicta mucho del actual modelo de enseñanza-aprendizaje, que sólo se basa por ejemplo en simplificaciones del trabajo en grupo. Las técnicas del modo cooperativo involucran al profesor como un facilitador, que al igual que el estudiante es susceptible a participar en todo el proceso. El excesivo autoritarismo en este caso impide relaciones afables y enriquecidas entre el alumno y docente. Bajo el prisma del Aprendizaje Cooperativo “el profesor es un guía” hacia el camino que recorrerá el alumno en la búsqueda personal y cooperativa hacia la construcción de su propio aprendizaje (John Dewey). Por ello es necesario que el profesor no sólo asigne tareas, sino que estimule la ayuda entre alumnos dejando de manifiesto, por ejemplo que una buena evaluación dependerá de cada uno de los integrantes, de su aprendizaje individual y la responsabilidad que conlleva con respecto al otro.

Como se ha mencionado, el trabajo cooperativo contempla dentro de sus principios el desarrollo de estrategias sociales que tienen como objetivo maximizar los aprendizajes en cada uno de los integrantes. En el caso chileno el tema de la heterogeneidad se vincularía estrechamente con este principio. Permite al alumnado estrechar lazos, de interacción cara a cara, donde el alumno/a desarrolla la capacidad de tolerar, respetar y valorizar al compañero que presenta características distintas a él. Por ejemplo el tema étnico en nuestro país en relación al trato que la escuela le ha dado ha sido con rasgos racista, folclórico y exótico causante de una única identidad chilena pregonada por los contenidos curriculares.

Se ha implantado en el aula, y por ende, en el inconsciente colectivo la idea de una sola identidad nacional, homogénea, igualitaria que en la realidad no concuerda con la riqueza cultural, étnica y social que diferencia a la sociedad chilena. Esta construcción elitista ha impedido que en el aula se instalen parámetros de interacción basados en la comprensión y respeto hacia lo diferente y la no valorización de lo recién mencionado. La metodología de cooperación estimula en su efecto prácticas de buena convivencia, preocupación por el otro, desmitificando valores implantados por el modelo tradicional educativo, como la competencia y el individualismo. La estructuración cooperativa de las actividades de aprendizaje favorece la estima de la diversidad y la heterogeneidad. “Repárese en la excelente oportunidad formativa que ofrecen aquellas situaciones escolares que, por su composición heterogénea, permiten un fructífero conocimiento de las distintas señas de identidad que caracterizan a los miembros de la comunidad educativa” (Banks, 1995).

En el aula chilena entonces sería de gran importancia la aplicación de esta metodología que promoviera en cada estudiante aceptar su origen étnico y social y bajo esa base, actuar frente a los otros de manera recíproca y empática, considerando valoricamente el pluralismo y la distinción tanto en el aula como en su desenvolvimiento en sociedad, que no tiene rasgos únicos ni exclusivos, sino al contrario.

Heterogeneidad que se ve manifestada también en las diferentes características sicológicas de los niños/as y jóvenes. Tomamos en cuestión la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, para poder inferir que cada alumno cuenta con particularidades, capacidades, habilidades distintas al momento de construir aprendizajes. De ello se desprende directamente que los ritmos de aprendizajes difieran tanto de un niño/a a otro/a. La verticalidad del sistema ha desestimado dichas diferencias tratando de convertir al alumnado en un todo igualitario bajo un mismo tiempo y ritmo de aprendizaje. Es evidente que, sabiendo sobre estilos de aprendizaje, tipos de inteligencia y estilos de enseñanza, es absurdo que se siga insistiendo en que todos los alumnos aprendan de la misma manera. “La misma materia se podría presentar de formas muy diversas que permitan al alumno asimilarla partiendo de sus capacidades y aprovechando sus puntos fuertes” (Gardner, 1983).

En Chile al parecer subsisten constructos culturales, sociales, que fomentan el racismo. “Desde una perspectiva histórica hay que comprender que el país arrastra una herencia muy terrible de racismo, elitismo y clasismo” (Mario Waissbluth). Ejemplificando, se ha expulsado de toda conciencia nacional el elemento araucano, que es parte fundamental en la formación de la identidad mestiza chilena. Por ello el mismo conflicto mapuche parece tan lejano para la misma sociedad chilena. Ese constructo exclutorio se ha fomentado especialmente en el aula, como uno de los factores de conflicto más importante. En términos de los principios del Aprendizaje Cooperativo, las nuevas metodologías permitirían que los estudiantes desarrollaran habilidades sociales, de interacción y preocupación por el otro, que posteriormente se reproducirían en sociedad. En este caso son pertinentes para naturalizar la idea que las diferencias étnicas, raciales forman parte inalienable del hombre. En su efecto el Aprendizaje Cooperativo nos da las herramientas como docentes a trabajar con todos los aspectos que caracterizan a las personas, evitando la instrucción excesiva, la verticalidad del sistema y cumpliendo con el objetivo de optimizar el rendimiento del alumno pero valorizando las formas de aprendizaje y por ende el proceso de este.

El trabajo cooperativo se enfoca en la presentación de la tarea y sus objetivos claros por parte del profesor que tiene que estimular la ayuda entre compañeros, guiándolos para que desarrollen la responsabilidad para con sí mismos respecto a su aprendizaje, pero de forma fundamental, también la responsabilidad para con el resto de los integrantes del grupo. Los módulos de evaluación de la actividad también demuestran que dicha evaluación dependerá del desempeño de cada unos de los estudiantes hasta que estén seguros que todos hayan aprendido el objetivo de dicha tarea. El proceso de aprendizaje que es lo más relevante a nuestro parecer, para destacar, realza y estimula la responsabilidad por los otros y por ende la interacción social que valorice las cualidades de cada uno de los alumnos participantes.

Como requisito dicha metodología de la cooperación, desarrolla habilidades sociales, muy pertinentes para la sociedad actual, que valoriza comportamientos individualistas, competitivos, inconscientes, indiferentes y apáticos, alejados de la buena convivencia el compartir y colaboración mutua. La tolerancia a lo diferente, la aceptación al propio y personal origen étnico, social y cultural por ejemplo, nos parece de vital importancia para fomentar un clima de aula grato, afable a las distintas características de los estudiantes y motivante para el aprendizaje de estos. Por ende comprendemos que la educación debe ser fiel para con la naturaleza social del hombre, aprender a aprender juntos significa que los alumnos aprendan a vivir y convivir juntos, pese a las diferencias.

Bibliografía:

1) Mayer R., 2004. “Psicología de la Educación”, Vol. II.

2) Olsen y Kagan, 1992. “Acerca de Aprendizaje Cooperativo” en Kessler, C. (Ed.) 1992

3) Araya, Cancino, Cerda, López y Sáez, 2007, “Los Cuatrocientros”, Investigación- Acción, Texto Síntesis sobre investigación teórica de la heterogeneidad. Blog: http://lostresygayller.blogspot.com/2007/06/la-heterogeneidad.html

4) Vygotsky, L. S. (1978). Mind in Society. Cambridge, MA: Harvard University Press

5) John Dewey, “Aprendizaje Cooperativo”: Práctica Pedagógica para el Desarrollo Escolar y Cultural. Obras completas de John Dewey, JO Ann Boydston, ed, de 37 volúmenes (Carbonale: Southern Illinois University Prees, 1967-1991)

6) Banks, James, 1995. “Educación Multicultural”, Teachers College Press, New York.

7) Gardner, Howard. 1983. «Inteligencias múltiples», Basic Books, Editorial Paidos.
8) Slavin, Robert, 1983, en Mayer R., 2004. “Psicología de la Educación”, Vol. II.

9) Mario Waissbluth, 2010. “Chile: herencia de racismo, elitismo y clasismo en educación”. Entrevista a Mario Waissbluth, Coordinador Nacional de Educación 2020, la Onda Digital, Chile, en http://www.laondadigital.com/laonda/laonda/499/A6.htm

10) García, Traver y Candela, 2001 GARCÍA, R., TRAVER, J.A. y CANDELA, I. Aprendizaje cooperativo. Fundamentos, características y técnicas. Madrid: CCS.ICC

Escritor: Karen Acuña Cofré

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