EL ESTADO DE DERECHO

Conceptualizar las palabras correctamente es fundamental para la comprensión, difusión y transmisión del conocimiento en temas que, siendo relevantes en nuestra vida cotidiana, pasan inadvertidos en cuanto su trascendencia.

No se necesita ser un experto en Derecho para comprender leyes, ya que las normas, sean jurídicas o morales, nos rigen desde que nos despertamos hasta que nos acostamos. Todas las personas buscamos la realización de nuestros proyectos en todos los niveles: emocional, físico y psicosocial. Para lograrlo, desarrollamos distintas estrategias aún sin ser conscientes de ello. El conocimiento del lugar que ocupamos en la comunidad en que estamos insertos se relaciona con la estructura orgánica e institucional en la cual somos sujetos de derechos y también de obligaciones. Con este conocimiento podemos entender con mayor exactitud los significados de libertad, igualdad, justicia, etc., el goce y los límites de los mismos en una dimensión real y tangible.

El desarrollo de la tecnología y la utilización de la Internet como herramienta de información nos permite acceder con rapidez a múltiples conceptos, artículos, libros y opiniones sin profundizar en el contexto y en la utilidad que nos brinda a nosotros en la función por y para la cual accedimos a ellos.
El nuevo “diseño” económico y geopolítico de bloques de países, corporaciones, empresas y organizaciones multinacionales, nos invaden dejándonos una sensación de inseguridad y pérdida de identidad. El abuso discursivo de términos como “Democracia”, “Gobierno y Oposición”, y otros relacionados con ellos, son conceptos que se utilizan indiscriminada e incorrectamente, distorsionando la comprensión del mundo que nos rodea al mezclar los distintos significados según la disciplina o área en que se encuentran contextualizados.

En este artículo el objetivo es brindar una guía mínima para ingresar al lector en algunos aspectos que incluyen conceptos político-institucionales que le permitirán comprender y posicionar las acepciones de éstos dentro de la complejidad de un mundo en el que todas las fronteras parecen difusas.
EL ESTADO.
Es una ficción jurídica que permite organizar e identificar políticamente a una Nación y cuya razón de existir es el bien de la comunidad. Está integrado por tres elementos: el territorio, la población y el “imperium”.

Territorio: es el espacio geográfico limitado de forma más o menos precisa en donde se asienta de forma permanente una población y dentro del cual se aplica el ordenamiento jurídico de forma independiente de un poder proveniente del exterior a ese espacio.
Población: está integrado por los habitantes que comparten aspectos similares culturales, histórico y psicosociales y que fundamentalmente tienen conciencia de su pertenencia a ese territorio limitado por las llamadas “fronteras”.
“Imperium”: también denominado “Poder Político” o “Poder de Imperio”. Implica la posibilidad de imposición del orden jurídico a través del Gobierno y sus autoridades.
El Gobierno es la forma en que se organizan las funciones públicas que hacen posible el proyecto de viabilidad del país para la consecución de los fines del Estado.

ESTADO de DERECHO.
Implica la autolimitación o sometimiento voluntario del Estado a su propio ordenamiento normativo. Actualmente el Estado de Derecho de tipo democrático y social, tiene su nota determinante en la posibilidad de los gobernados de reclamar a cualquier autoridad la violación o desconocimiento de los derechos que el ordenamiento jurídico le reconoce y que le debe garantizar. Por Ej. Si el Estado estableciera dos tributos diferentes por un mismo hecho generador, los sujetos pasivos podrían demandar que les sea liberado uno de los tributos por estar actuando el Gobierno en abuso de sus potestades recaudatorias y perjudicando a los administrados.
ESTADO y GOBIERNO.

El Estado es permanente, el Gobierno cambia según el período que corresponda según la Constitución y las leyes (generalmente se establecen períodos de Gobierno entre 4 y 6 años).
Siendo el Estado intangible, debe manifestarse a través de una organización y estructura Institucional que le permita cumplir con su función. Generalmente, los Estados modernos adoptan la forma republicana de gobierno y su clásica separación de poderes.: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Es medular saber que estos Poderes son órganos de gobierno.
El Poder Legislativo: es el encargado de la elaboración de las leyes y está formado por los representantes elegidos por voto popular directo.

El Poder Ejecutivo: también llamado “Administrador”, es el encargado de llevar a cabo el programa aprobado por el Parlamento, administrando los recursos según los presupuestos. Tiene también la función de representar al Estado a través del Presidente o Primer Ministro, también generalmente elegido por el pueblo ya sea en forma directa o a través de los representantes parlamentarios, según lo establezca la Constitución y las leyes.
El Poder Judicial: es el encargado de aplicar la leyes y sus sanciones a través de los procedimientos legales y de dirimir los conflictos entre particulares y/o entre particulares y el Estado.
GOBIERNO y OPOSICIÓN.

El gobernante es básicamente el Partido Político que habiendo sido elegido por elecciones nacionales y/municipales, debe cumplir con las propuestas que puso oportunamente a consideración de la ciudadanía en el período electoral y en virtud de las cuales resultó vencedor. Son hoy día denominados “oposición” los partidos políticos que no han obtenido las mayorías suficientes para hacerse del poder.

Es importante aquí dejar claro que, en realidad, no se “es” oposición sino que se adopta la postura de “oponerse” cuando no se apoyan propuestas provenientes del Gobierno. Sin embargo en el caso de acuerdo o consenso político parlamentario para la aprobación de leyes, gestión de los Ministros, etc., no hay oposición sino que hay “consenso”.

CONCLUSIONES. El conocimiento de lo que son Estado, Gobierno y Oposición nos permiten entender lo que está sucediendo a nuestro alrededor, contextualizar debidamente los significados de los conceptos y darles así el alcance adecuado. Entender las acciones y políticas públicas nos permite saber elegir en virtud de las aspiraciones para nuestra comunidad y proyectos personales, y también saber cuándo el proyecto que desarrolla el Gobierno conviene al Estado o por el contrario le resulta perjudicial. Seremos así ciudadanos más seguros, más responsables y más maduros políticamente hablando.

Escritor: Ana Graciela Núñez Novo