Orientaciones generales para el desarrollo de una estrategia de enseñanza

I. Introducción a la estrategia de enseñanza

Tradicionalmente, la enseñanza se concentra en la entrega de conocimientos, con la intención de -posteriormente- desarrollar habilidades en los alumnos. Sin embargo, este trabajo debe ser planificado e intencionado, para ello, sugerimos una estrategia para alcanzar estos objetivos. Esta estrategia considera construir el proceso de enseñanza en base a la enseñanza y el aprendizaje de valores y actitudes, entregando conocimientos, y finalmente, desarrollando habilidades. Para ello, será necesario considerar la enseñanza de los contenidos en su más amplia magnitud, vale decir, reconociendo su dimensión actitudinal, conceptual y procedimental

La propuesta que usted tiene en sus manos incorpora entre otros aportes, aquellos realizados por Benjamín Bloom en sus estudios sobre las habilidades del pensamiento. Contribuciones teóricas que debemos transformar en orientaciones prácticas, para tal fin, ejemplificaremos con una serie de verbos y técnicas de aprendizaje.

Sabemos que es elemental implementar un tipo de evaluación que sea coherente primero, con nuestra estrategia de enseñanza-aprendizaje y segundo, con el tipo de contenido que pretendemos medir, verificar y a fin de cuentas, calificar. Por ello, también se ha incluido una serie de sugerencias evaluativas

II. Pilares de la propuesta

A. Valores y actitudes

Según el Ministerio de Educación MINEDUC: “La educación debe ofrecer a todos los niños y jóvenes, de ambos con conciencia de su propia dignidad y como sujetos de derechos”. Se desprende de esto, que nuestra labor profesional tiene implicancias que trascienden lo inmediato, y se sitúan en una de las mayores complejidades del ser humano, sus valores.

Formamos personas y por ello debemos precisar qué valores enseñamos a nuestros estudiantes. Para clarificar esta cuestión, es necesario señalar que los valores de nuestra enseñanza son –necesariamente- los mismos que propugna nuestro Proyecto Educativo Institucional PEI, es decir, el respeto, la responsabilidad y la honestidad. Estos valores deben ser considerados durante todo el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Del mismo modo, debemos precisar qué actitudes debemos enseñar a nuestros estudiantes. Para definir esta cuestión, nos basamos en el Marco Curricular del Ministerio de Educación MINEDUC. En él, consideramos fundamental desarrollar la disciplina, la autonomía y el diálogo, como elementos particularmente importantes, ya que estas actitudes –de ser alcanzadas- generarán mayores oportunidades para el aprendizaje. Por ello, es fundamental planificar en torno a esta consideración.

Ya que valores y actitudes serán parte de nuestra enseñanza, ya que éstos serán parte del aprendizaje de nuestros alumnos, se torna evidente la necesidad de evaluarlos. Sin embargo ¿Cómo evaluamos valores y actitudes? Debemos hacerlo a través de la observación de su manifestación concreta, valiéndonos de instrumentos evaluativos tales como Escalas de apreciación; Rúbricas, Lista de cotejos, etc.

B. Conocimientos

Como hemos visto, construir o entregar conocimientos no es el único propósito de la educación, sin embargo, ello no lo hace menos necesario. Es fundamental generar conocimientos en nuestros estudiantes, ello será condición elemental para el aprendizaje de habilidades cognitivas superiores.

Según la taxonomía de Bloom, revisada por Anderson (2001) existe una gradualidad en el desarrollo del dominio cognitivo. Para esta parte de la propuesta consideraremos solamente dos, conocer y comprender, el primero se manifiesta en la acción por parte del estudiante de reconocer, listar, mencionar, entre otros, y el segundo en el ejercicio de ejemplificar, explicar, exponer, etcétera.

Entre aquellas tareas aprendizaje que es posible sugerir, podemos señalar: la elaboración de resúmenes, esquemas, subrayados, apuntes, ficheros cuestionarios, entre otros.

¿Cómo evaluar estos conocimientos? Algunas alternativas consideran pruebas orales o escritas, exposiciones, informes, etcétera.

C. Habilidades

Finalmente y sólo después de considerar en nuestra estrategia los niveles valóricos, actitudinales y conceptuales, será posible pensar en una forma de alcanzar los aprendizajes procedimentales, vinculados, justamente, a aquellas habilidades que representan el objetivo final de la presente propuesta.

Para estos efectos, consideraremos aplicar, analizar, evaluar y crear como habilidades, que situadas en la taxonomía de Bloom, corresponderían a los últimos cuatro objetivos de la educación. A continuación presentamos una serie de verbos que representan la manifestación concreta de cada uno de estas habilidades

La acción de emplear, practicar y calcular (entre otras) representa el ejercicio de aplicar. La acción de organizar, comparar y estructurar (entre otras) representa el ejercicio de analizar. La acción de criticar, argumentar y corregir (entre otras) representa el ejercicio de evaluar. Por último, la acción de planificar, diseñar e idear (entre otras) representa el ejercicio de crear. Es importante reconocer cada una de estas habilidades e identificar como se manifiestan, pues sólo así podremos incorporarlas conscientemente a nuestras planificaciones, didácticas y evaluaciones.

Algunas técnicas de aprendizaje sugeridas para cada una de estas habilidades se detallan a continuación.

Para ejercitar la actividad de aplicar es posible trabajar en investigaciones, experimentos, entre otras. La acción de analizar es posible llevarla a cabo mediante cuadros comparativos, mapas conceptuales, etcétera. El ejercicio de evaluar es posible ejercitarlo mediante ensayos, debates entre otros. El ejercicio de crear dependerá específicamente de la planificación y los objetivos que se establezcan, sin embargo, y con el fin de ejemplificar, podríamos decir que el concurso literario fue una buena expresión de esta habilidad vinculada a la creatividad.

Los medios que se sugieren para evaluar habilidades son las escalas de apreciación, rúbricas y listas de cotejo. Con este tipo de instrumentos evaluativos será posible medir con objetividad y planificadamente, en base a determinados indicadores que den cuenta de un trabajo bien realizado.

Escritor: Luis Rojas San Martín