El Metro de Medellín

 El Metro de Medellin es una de las alternativas de transporte con la que cuentan los habitantes del Valle de Aburrá. Fue inaugurado en 1995 y comenzó como un proyecto piloto en Colombia que pretendía masificar el transporte público. A pesar de las dificultades iniciales, luego de entrar en servicio fue creciendo en acogida hasta convertirse en la forma de transporte más usada por los habitantes de la ciudad.

Cuenta con 35 estaciones, distribuidas en dos líneas de trenes encargadas de conectar todo el Valle de Aburrá: mientras la línea principal o “Línea A” circula de Sur a Norte y de Norte a Sur, la “Línea B” conecta al entramado principal con el Occidente de la ciudad. Sus líneas de cable aéreo, más conocidas como “Metrocable”, facilitan el transporte hacia algunas comunas de la ciudad de difícil acceso, conectando así al sistema central de trenes con el Nororiente y Noroccidente de la ciudad.

El valor del pasaje es de 1.900 pesos para aquellos que realizan un viaje eventual. Para aquellos que son viajeros frecuentes existe la tarjeta “Cívica”, que facilita el ingreso a todos los componentes del sistema (Sistema de trenes, Cable eléctrico, Sistema de buses y Alimentadores). En la medida en que se trata de un servicio público, existen subsidios para las personas de los estratos más bajos, estudiantes, ancianos y para aquellos que padecen de alguna incapacidad. Debido a la gran acogida que ha tenido el Metro en todo el Valle de Aburrá, ha comenzado a expandirse, no solo en cuanto a su número de estaciones y de usuarios, sino también en cuanto a los servicios ofrecidos a la comunidad. El éxito del sistema Metro ha llevado a la creación del SITVA (Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá), que pretende unificar el sistema de transporte en el Valle de Aburrá. Primero se crearon las rutas integradas, con la función de acercar los usuarios Metro desde alguna estación hasta su lugar de destino.

En un segundo momento, con la intención de alcanzar cobertura en lugares de difícil acceso, se creó el “Metrocable”: cable aéreo que conecta al sistema central de trenes ciertas zonas marginadas de la ciudad. El éxito con la implantación de este sistema fue rotundo, no solo generó una óptima alternativa de transporte para los habitantes de estas zonas, sino que además terminó por convertirse en un paso obligado para todos los turistas de la ciudad, debido a la innovación que representa el sistema de cables aéreos como medio de transporte público.

Luego de esto se propuso una alternativa bastante innovadora para la ciudad, consistente en integrar el sistema de trenes a un sistema de buses, coordinado también por la empresa Metro. Surge así el Metroplús, encargado de conectar al Metro con ciertos sectores de la ciudad que en un principio no gozaron de cobertura alguna. Las líneas que actualmente se encuentran en funcionamiento son dos: la primera recorre de Aranjuez a Belén, mientras que la segunda recorre el centro de Medellín. El ingreso a este sistema de buses se hace exclusivamente con la tarjeta “Cívica”, en las estaciones Hospital e Industriales, las únicas donde se puede realizar la conexión entre los trenes y los buses. Actualmente existen obras en Envigado e Itagüí para implantar este mismo sistema.

Entre los planes que se tienen para continuar con la expansión del Metro de Medellín se encuentran el tranvía y los alimentadores. Con el tranvía se pretende conectar el Metro con la zona centro-oriental de la ciudad, y construir dos cableados aéreos que conecten el sistema a otras zonas de difícil acceso. Con los alimentadores por su parte, se pretende crear nuevas rutas integradas, pero el acceso a las mismas solo podrá hacerse mediante el uso de la tarjeta “Cívica” y únicamente en los paraderos autorizados.

Otra de las innovaciones implantadas por el sistema Metro está relacionado con su gestión ambiental. A diferencia de los demás medios de transporte que operan en Medellín, este no funciona con combustibles, tan dañinos para la atmósfera, sino con energía eléctrica. Lo que hace que su operación no genere smog ni polución. Entre las proyecciones que se tuvieron al planearse el sistema Metro, se busco que fuera un medio de transporte limpio y seguro, a diferencia de los metros que operan en otras ciudades del planeta. Por ello desde su inauguración se implanto la Cultura Metro, con el fin de que todos los medellinenses hicieran un buen uso del sistema. Esta campaña tuvo mayor acogida de la esperada en un inicio, lo que contribuyo a su expansión y masificación.

Hoy en día la Cultura Metro cuenta con campañas educativas que instruyen a los usuarios para que estos hagan un uso adecuado del sistema y se formen en valores cívicos. También se realizan ferias, brigadas de aseo, talleres y otras actividades lúdicas en sus zonas de influencia, con miras a generar un efecto positivo en la sociedad, lo que ayuda a implantar una nueva cultura en torno a este medio de transporte. Ahora los usuarios están familiarizados con las exposiciones de arte y las bibliotecas que se encuentran al interior de algunas estaciones. Pinturas, grabados y poemas de los más insignes artistas antioqueños decoran sus vagones, plataformas y estaciones. El Metro de Medellín ha revolucionado la forma en que sus habitantes perciben la ciudad.

Ha mejorado la calidad de vida de miles de personas, en la medida en que les permite ahorrar tiempo y dinero a la hora de desplazarse por todo el Valle de Aburrá. Ha forjado un alto sentido de pertenencia en los habitantes de la ciudad quienes han terminado por interiorizar la cultura Metro y adaptarse al estilo de vida que esta les propone. El Metro de Medellín, ha generado así un cambio transversal en la sociedad. Ha traído consigo grandes ventajas en cuanto a la movilización, pero también ha moldeado un cambio cultural y social en los habitantes del Valle de Aburrá.

Escritor: Sofía Zuluaga Vivas

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