EL MODELO DE INTEGRACIÓN “PLURALISMO CULTURAL”

El pluralismo cultural es la ideología o el modelo de organización social en el que se asevera la posibilidad de una convivencia armónica en sociedades, en grupos o en comunidades étnicas, con una cultural, religión o lenguas diferentes. En contraste con otros modelos, el modelo del pluralismo cultural realiza una valoración positiva a la diversidad sociocultural y asume como base, que no es necesario que ningún grupo pierda su cultura o su identidad propia. Se plantea que la asimilación no es un fenómeno inevitable y puede existir armonía étnica sin este. De hecho, las diferencias étnicas permanecen a pesar de varias generaciones que vivencian un contacto interétnico.

Desde los planteamientos básicos del pluralismo cultural es considerada la diversidad cultural algo bueno y que se desea, se fomenta una práctica de tradiciones de tipo etnoculturales, se investigan vías para que las personas puedan entenderse e interactúen, vías que tienen que estar basadas en la similitud, sino que pueden tener su fundamento en el respeto a las características que los hace diferentes, se hace énfasis en la interacción de los distintos grupos étnicos y en la contribución que estos realizan al país; se considera, que cada grupo es capaz de ofrecer algo y que es necesario aprender de los demás.

Las propuestas del pluralismo cultural, o sea sus tesis o fundamentos principales se pueden resumir en las dos siguientes. Por una parte, aceptar las diferencias culturales, las étnicas, las religiosas, las lingüísticas o las  raciales, y hacer de estas una valoración positiva. El pluralismo consiste en  el esfuerzo de realizar una organización general para la vida en sociedad, que se funda sobre bases comunes y con la primicia del respeto a las tendencias por diferentes que sean. El ejercicio del pluralismo busca un objetivo que pueda ser común, que acepte las complicaciones del hecho de vivir en conjunto. Así mismo cada grupo ideológico logra su propia justificación en el destino común.

En versiones más actuales, en el pluralismo cultural se protege y se reivindica explícitamente el llamado «derecho a la diferencia», que es el derecho a ser distintos en cuanto a los valores, creencias, adscripción étnica, entre otros. La necesidad de esta formulación de la diferencia asumida como derecho, comprende en el mismo plano los contextos de distintividad etnocultural con otros como son, las identidades de sexo y de género, que son el derecho a asumir diferentes opciones, vistos los derechos de los homosexuales y otros.

Desde el punto de vista de posiciones que se pueden incluir en el Nuevo Racismo se ha estado intentando utilizar, con malas intenciones, el derecho a ser diferentes con el objetivo de fomentar la exclusión de inmigrantes y de las minorías, con el argumento del derecho a ser francés, alemán, británico, «puro». El mensaje dirigido desde dichas posiciones a los medios no es sólo el hecho del peligro que corre la identidad y la cohesión nacional, sino que si los  inmigrantes tienen y además exigen el derecho de ser, por ejemplo, árabo-musulmanes, los que son «auténticos patriotas» tienen el deber de reivindicar el su derecho a ser franceses, británicos, etc., asumiendo siempre la identidad nacional como un fenómeno homogéneo, de carácter cerrado, inmutable y  estático.

Con el reconocimiento de los aspectos distintivos, en un segundo lugar, como elemento esencial de todo pluralismo y específicamente desde el pluralismo cultural, resulta el reconocimiento de forma general a la igualdad de los derechos y los deberes. En los casos en que este segundo componente no se tiene en cuenta o no se le da la importancia que requiere, los riesgos de culturalismo son indudables.

Autor: Moises Bolekia