EL ROL EVALUATIVO DEL DOCENTE EN LA EDUCACIÓN COLOMBIANA

En la actualidad la labor docente ha venido recuperándose de varios decretos y normas que dejaban a un lado el conocimiento y buscaban calificar, denigrar y facilitar la evaluación que se convirtió en calificar el resultado de un trabajo, escrito o actividad; sin detallar el proceso, fortalezas, debilidades e inquietudes que el estudiante presente. Es así como este escrito busca analizar y comprender de qué forma la norma o ley afecta positiva o negativamente no sólo la labor docente sino el desempeño académico, social, familiar, convivencial, etc.; de cada estudiante colombiano.

Uno de los decretos que mayor polémica causó a nivel educativo en el país es el Decreto 230 de 2002, el cual pretendía que sólo el 5% de los estudiantes de cada grado podía perder el año. Este sistema de evaluación afectó nuestra calidad educativa hasta tal punto que un docente sólo se remitía a calificar, dar una nota por un trabajo sin importar el contenido, el análisis y la finalidad del mismo, el objetivo fundamental era pasar al estudiante para que no perdiera el logro o desempeño; Fueron períodos académicos en los cuales se pensaba en qué estrategias utilizar para que este decreto fuese aprovechado por los estudiantes de manera positiva, como alternativa para ver el estudio como un beneficio y no como una obligación; lastimosamente aunque se crearon y desarrollaron centenares de estrategias junto con los estudiantes, la mentalidad y finalidad de este decreto era pasar y pasar cuantos estudiantes no quisieran estudiar y se acogieran a esta ley.

Al trascurrir el tiempo y ver varias evaluaciones institucionales y docentes, se pensó en una nueva ley que permitiera a cada institución adoptar su sistema de evaluación, donde se tuviera en cuenta su misión, visión, política de calidad, valoración cualitativa y cuantitativa, promoción y evaluación de los estudiantes. El poder acoger un sistema propio de evaluación que se propone en el Decreto 1290 de 2009, es volver a la utopía de calidad, estudio y conocimiento ligado a la construcción integral de un hombre o mujer colombiano que se desenvuelva en la sociedad de forma capaz.

Reflexionando sobre la función de la evaluación, se encuentra que “la labor docente se va haciendo cada vez más compleja, ya que debemos atender a demandas muy diferentes. Una de esas demandas es, indudablemente, la necesidad de ayudar a nuestros estudiantes a aprender a aprender” Esto demuestra como la Gestión Educativa se está preocupando por ver el proceso de la evaluación como una herramienta valorativa, en donde el estudiante no sólo adquiera conocimientos teóricos, sino que logre emitir un juicio valorativo sobre su trabajo, logros alcanzados y poder dilucidar qué tipo de estrategias empleó para alcanzar esa meta. Se vuelve complejo el hecho de relacionar los resultados cuantitativos o las pruebas objetivas con observar, monitorear y establecer juicios cualitativos sobre el aprendizaje del estudiante, ya que se pretende trabajar la evaluación desde una perspectiva innovadora: la cual sería orientar, estimular, proporcionar información y herramientas para que el estudiante perfeccione su aprendizaje.

Volviendo al análisis del Decreto 1290 de 2009, se resalta el hecho de abolir el concepto de evaluación como una práctica de juzgamiento ante el producto de un trabajo realizado sobre un tema específico, donde sólo es válido el conocimiento y la palabra de quien posee el saber (maestro); De esta forma se ha venido empleando un nuevo concepto que lleva a tomar decisiones, emitir juicios valorativos y desarrollar retroalimentaciones, basadas en la discusión con argumentos científicos y empíricos desde un plano horizontal (maestro – estudiante), que permita construir y trabajar en el fundamento de: Aprender a Aprender. Se busca que ambas partes fortalezcan la noción del concepto, por medio de la interacción de experiencias, cuestionamientos y planteamientos a desarrollar de formas utópicas y reales, contextualizando su ámbito social, proyecto de vida y metas por alcanzar.

Teniendo en cuenta lo anterior, “la evaluación no puede ni debe verse como un simple instrumento o herramienta, ni como un factor de verificación y control, sino de trascendencia y valoración” Por esta razón se visualiza como proceso de aprendizaje – enseñanza entre sujetos que desean conocer y profundizar sobre temáticas que competan al desarrollo integral de todo sujeto. Es por ello que hoy en día “Evaluar” se está concibiendo de forma inadecuada, ya que se comprende como una actividad subjetiva por no reconocer de forma específica los componentes que constituyen la Evaluación Cualitativa en todo hecho educativo. Cuando tal proceso se vuelve subjetivo por no saber qué componentes evaluar o no tener clara la escala de valoración tanto cuantitativa como cualitativa; se evidencia que los maestros volvemos al Decreto 230 de 2002, donde calificamos por presentar un informe o dar respuesta a un estándar de competencia, sin haber analizado, reflexionado y valorado la actividad que se presenta y que tiene como objetivo interactuar con otro conocimiento.

Es necesario retomar el objetivo primordial de la Evaluación, el cual se basa en brindar la oportunidad o posibilidad de mejora ante cualquier juicio de valor que se emita. Se trata de utilizar y comprender la evaluación como verdadera estrategia de aprendizaje, por medio de la autorregulación y del reconocimiento sobre lo que no se sabe, tanto en estudiantes como en maestros para retroalimentar los conceptos, argumentos y contraposiciones que se desencadenen en el diálogo de la temática; El tener como base “el poder mejorar” es aquella situación que aprueba, concreta y garantiza el alcance de logros como indicador de éxito en las Instituciones Educativas, a través del cambio que cada docente generará con respecto a la visión de calificar por valorar y mejorar tanto intelectual como académicamente la formación de sus estudiantes.

“Para mejorar la enseñanza a través de la Evaluación Formativa, un profesor debe admitir previamente que él o ella están haciendo algo imperfectamente y que la acción del profesor debe mejorar a través de la evaluación” Por lo tanto una actividad importante en el quehacer docente es llevar a cabo el análisis de los resultados obtenidos por los estudiantes y cómo estos influyen en las estrategias de enseñanza; es indispensable tener en cuenta las diferentes retroalimentaciones que pueden incidir en forma efectiva y positiva para promover el alcance de mayores y mejores logros de aprendizaje por parte de los estudiantes, buscando estrategias interinstitucionales que susciten la investigación, desarrollo de proyectos y creación de propuestas a nivel social, deportiva, lúdica, artística, etc. Destrezas que fortalecerán el Sistema Evaluativo de las Instituciones, donde se verá involucrada la Comunidad Educativa y permitirá consolidar la propia “Regulación” de Evaluar, para ser Evaluado.

En conclusión el Proceso Evaluativo se realiza para producir la reflexión introspectiva del docente y obliga a la creación de espacios y escenarios de evaluación no orientados a la formalidad textual, sino a la retroalimentación del pensamiento y del actuar, lo que llevará a un nuevo planteamiento sobre “EVALUAR”, en cada hecho educativo que tenga como integrantes la interacción ente conocimiento – reconocimiento; estudiante – maestro; aprendizaje – enseñanza, etc. Sin dejar de lado propuestas concebidas bajo el lema: Apropiación de la Calidad Educativa en los Docentes y Estudiantes Colombianos.

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Escritor: Andrea del Pilar López Jiménez