A través de los tiempos el ser humano a nombrado todo aquello que ocurre a su alrededor o a si mismo; la falta de algo en su vida también tiene un nombre: pobreza, la cual cambia de denominación al volverse extrema, convirtiéndose en miseria, un término generalmente vinculado con el dinero –claro en un mundo como este en que otra cosa podrían ocupar sus paupérrimas mentes-¡ay! el dinero, ése dios que suele atormentarlos o atormentarnos pues al fin y al cabo, querámoslo o no, desde que fue inventado por nosotros mismos estamos ligados a él.
Pero volviendo a lo que nos compete, la miseria según Séneca “es ciertamente la condición de los hombres atareados; pero misérrima la de aquellos que ni aún en sus propias ocupaciones se consagran”, con atareados Séneca se refiere a aquellos que ocupan su tiempo en el dinero; sí, de nuevo el dinero; éstos hombres pierden su vida y la acortan según nuestro autor en cuidar de sus bienes materiales. Es aquí donde aparecen otras miserias, estas son para la sociedad miserias honorables, por que carecer de dinero es un crimen de lesa humanidad pero no para el que la padece si no para el que lo mira- me pregunto cual será más miserable- . Así que de digna no tiene nada, pero las otras miserias sí, pues pasan desapercibidas frente a los hombres, vestidas con trajes pomposos, de intelectual, de ejecutivo, de vecina o de estudiante entre otros muchos disfraces, se mezclan con una facilidad que a nadie molesta o perturba, nadie se conmueve por los seres que las padecen, por que son seres absolutamente normales.
Retomemos la afirmación de Séneca cuando dice que el ser humano acorta su vida, es cierto solemos perder el tiempo en ocupaciones vacías, consumiendo nuestro cerebro en discusiones baratas; la dejamos escapar entre vicios que no nos permiten quitarnos la venda de los ojos y es que dejar que la vida se nos vaya sin pensar en cosas importantes, sin mejorarle en algo la vida a los demás, sin luchar por más causas que la prohibición para que el perrito haga popo en la calle o la de que el señor que se para en la esquina deje de vender su confites ahí, eso sí que nos molesta , que otro se gane la vida honradamente , eso si que es miseria.
Pero esta miseria que se mete en la sangre, y con ello me refiero a los que pierden su vida en atormentar la ajena, no es tan grave, se quita inmediatamente todos se unen a la causa y ahí si todos son grandes defensores de esta humanidad y de sus derechos, buscan que se acabe la miseria, pero de la miseria interior nadie puede huir. Tal vez les parezca que exagero al considerar al ser humano o a estos seres humanos miserables, pero como no hacerlo si hay tanto por hacer y ellos se preocupan por cosas superfluas, para mí la miseria es un vacío y no se qué es más mísero llenarlo con cosas inútiles o vana gloriarse de ello. A esta miseria se le podría llamar la miseria de ser el otro, sin el otro o algo así. Ser el otro por que nos metemos tanto en mirar los defectos ajenos, que olvidamos los nuestros y sin el otro por que no vemos más allá de nuestro primer juicio.
La lista de miserias aún no se acaba; también tenemos la miseria espiritual, está miseria abarca no solo la educación del alma como tal sino también todo lo religioso. Existen miserables que pagan culpas con monedas, es decir aquellos que dan limosna para pagarse el cielo, no por el deseo de ayudar si no por conseguir indulgencias, pero no se asusten que los ahí peores, los que les venden esta idea de cielo, que día a día se enriquecen con los pecados de los demás. Otra forma de ser miserable con su espíritu es no valorar los bello, no llenarse de maravillas como el arte, la música, o la poesía; también se puede ser miserable espiritual cuando cultivamos en nuestro interior sentimientos de odio o cuando buscamos la felicidad fuera de nosotros, en otras personas, vamos por ahí mendigado felicidad, amor, calma, etc.
sin empezar a formar todo esto dentro de nosotros. Aquí caben todo tipo de personas, las que buscan en su dios la salvación del alma, a no, eso no es lo malo, lo malo es que apenas terminan de orar salen a matar, a escupirle al otro a la cara, a golpear a su mujer o criticar al vecino; otra forma de vida miserable, creer que se es más santo por que se reza, que por ayudar al otro o por que los mismo hombres le dieron ese titulo de Santidad .ya no se que muestra más la miseria- lo dejo a su juicio-, pero contemplar la idea de representar para el resto de ser humanos una divinidad , convertirnos en ídolos , nos vuelve miserables , solo que nadie lo nota porque los que siguen a estas deidades también los son.
La miseria intelectual se relaciona con la anterior y se refiere no solo a aquellos que no toman en cuenta estas palabras de Einstein: “no guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en el bolsillo” referido al conocimiento; en esta dura época a muchas personas solo les cabe la canción de reggaetón y la idea de tener sexo en la cabeza, va a llegar una etapa de la evolución humana en que el cerebro va a desaparecer o la función del pensamiento y les quedara- por que espero no estar ahí-una neurona para funciones básicas: comida ,sexo ,yo caminar, van a ser más zombies de lo que los vuelve el televisor y los videojuegos.
Pero en contraste con ellos está la otra cara de la moneda, los que de forma opulente se vana glorían de sus logros intelectuales y nos miran como cucarachas a los demás. Uno para que ostenta ingenio si siempre va a encontrar alguien mejor, alguien que ha leído más; es inútil pues todos son buenos para alguna cosa, me resisto a creer que existen personas completamente inútiles. Si algo he aprendido yo rodeada tanto de personas que dicen saber más que el resto y de personas que en realidad saben y que no por ello menosprecian al otro, es que el conocimiento es para el que se interese por adquirirlo y que hay tanto por aprender que siempre vamos a ignorar algo.
Vivimos entre miserables, entre miseria y para rematar cargando la nuestra, somos seres enjaulados en nuestra prepotencia, pensamos que somos superiores al resto de las creaciones incluso frente a nuestra propia especie, presumimos de nuestros inventos, de cómo se vive mejor gracias a ellos. Vivir que bonita palabra, vivimos corriendo de aquí para allá, como dice un texto que encontré por casualidad, no tiene autor, pero el que lo hizo, justo en ese momento de creación, no fue miserable-después quien sabe- dice en su final: “todo el humano poder, toda la grandeza humana es correr tras un mañana y suspirar por un ayer”, a eso se resume vivir, a pasar entre multitudes más afanadas que uno, sin mirar a nadie y sin pensar en nada, sin aprender nada.
Cuando el ser humano se detiene para hacer un recuento de que tan superior es , de cómo a perdido al dios cronos en vanidades , cuando se da cuenta por fin que es mortal , que va a morir y que se pudrirá expeliendo pestes peores a la de cualquier animal exangüe ,cuando la conciencia por fin le llegue, solo ahí se dará cuenta de lo miserable , de lo frágil y de lo humano que es, como dice Séneca : “ teméis todas las cosas como mortales y deseáis como inmortales”, y en muchas ocasiones ni tememos porque olvidamos el otro lado de la vida , el que nos convierte en simple hojas, al viento.
Autor: Claudia María Pérez