Uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la humanidad fue la aparición de la escritura, pues con ella se dio inicio a la era de la modernidad del hombre y con ésta él empezó a dejar evidencias de los hechos más significativos que marcaron su evolución. Desde entonces y hasta ahora esta herramienta ha permitido que la historia se escriba de manera continua y no quede en el olvido; que aquellos que se adentraron en el mundo de la ciencia y la tecnología lograran plasmar y dejar el legado de sus descubrimientos y conocimientos en escritos que han sido de gran importancia y que aún permanecen en el tiempo; otros describieron sus sueños y fantasías con hermosas palabras y sus escritos se mantienen vigentes y permiten a los lectores transportarse a mundos maravillosos, extraordinarios y porque no decirlo casi desconocidos.
Sin embargo, escribir no es una tarea fácil y menos cuando se trata de presentar ideas, pensamientos, conocimientos o acontecimientos, pues quien lo hace debe tener claro que no lo hace para sí mismo sino para que otros lo lean, lo interpreten y lo comprendan; entonces, la responsabilidad de encontrar las palabras apropiadas que permitan expresar con claridad lo que se quiere transmitir, implica que quien tiene en la mano el lápiz y el papel reconozca que unir y relacionar palabras entre sí no se da por pura casualidad, sino que implica todo un arte que exige compromiso, dedicación, conocimiento, entrega y de manera especial un amplio dominio del lenguaje.
Como todo arte la escritura requiere de un proceso continuo en donde la práctica, la motivación y el gusto son los ejes que permiten a largo plazo lograr su dominio y perfeccionamiento. El escritor dependiendo de su género y estilo particular debe primero recurrir a diferentes fuentes de consulta que le permitan ampliar, clarificar y ordenar las ideas sobre el tema que quiere abordar en su escrito para luego buscar el léxico apropiado que le permita expresar lo que desea plasmar en el papel, de tal manera que se evidencie en él la coherencia y la veracidad. Sin embargo quien escribe no puede dejar de lado su fuente de inspiración y creatividad ya que estos son los elementos claves que dan el toque personal y permiten al lector reconocer su intencionalidad o fin específico, además le permiten desde su perspectiva dar un juicio crítico y valorativo a éste.
Es importante hacer referencia a que escribir puede parecer un proceso un tanto complejo, sin embargo la clave está en reconocer el talento y comprender que es necesario seguir el protocolo que este arte exige. Esto significa que además de mostrar la pasión por lo que se quiere y se sabe hacer, el primer paso que deberá tener en cuenta el artista será seleccionar y poner a la mano todos los elementos que necesitará para llevar a cabo la realización de su trabajo, luego buscará escribir las primeras palabras o expresiones claves sobre aquello que desea representar , pues ellas se convertirán en la base para empezar a dar forma y estructura al escrito; luego tendrá que examinar cuidadosamente la manera de relacionarlas coherentemente para reconocer y dar sentido a lo que realmente quiere comunicar.
Terminada esta fase el escritor deberá realizar un alto en su trabajo para que de manera objetiva y con ojo crítico pueda examinar y dar una detallada revisión a lo que ya ha elaborado, esto con el propósito de encontrar y corregir aquellas expresiones que no corresponden, que no son coherentes y que por lo tanto no permiten que en el escrito se identifique claramente lo que se quiere o desea enunciar; así mismo en este momento el autor ha de precisar y unificar la estructura de cada uno de los párrafos para definir su intencionalidad y establecer su respectiva cohesión entre sí.
El resultado final será una interesante obra que muy seguramente deleitará a todos los lectores que se acerquen a ella, pues dependiendo de la temática que presente, ésta permitirá ampliar conocimientos, afirmar teorías, generar controversia, explorar mundos imaginarios, enamorar, pero sobre todo y lo que ha de ser verdaderamente importante es la oportunidad de reconocer y valorar el trabajo de quien con empeño y dedicación logró terminar con satisfacción lo que para él es una verdadera obra de arte: su escrito.
Autora: María Elena Ramírez Moreno