En las últimas décadas, las políticas educativas han sido víctima de múltiples enjuiciamientos y críticas en cuanto a su efectividad y calidad en la población nacional. Esto ha generado un clima de inestabilidad social, que ha llevado a grandes masas de estudiantes a manifestarse en torno al mejoramiento de la calidad y acceso a la educación. El principal problema en cuestión radica en el hecho de que las políticas de “Educación de mercado” establecidas durante el régimen militar, que han persistido hasta los días de hoy, han generado una severa segregación en la sociedad nacional, además del acceso de inversiones privadas al sistema de educación chileno.
Los privados han entrado a la educación secundaria de manera de sostenedores de colegios, generando escuelas privadas o subvencionadas, en desmedro de la educación pública. En el caso de la educación superior, el problema radica en el autofinanciamiento de las universidades, que ha conllevado al incremento de los aranceles abruptamente, generando el acceso de la banca al sistema, facilitando créditos que posibiliten el estudio, a tasas de intereses extremadamente altas, generando el endeudamiento de los jóvenes estudiantes y de las familias chilenas más humildes que sustentan el modelo educacional chileno.
Además, el Estado chileno, a partir de sus políticas de concesión, ha facilitado la posibilidad de que universidades privadas se instalen en el sistema, en desmedro de las públicas. De esta forma, el Estado se ha ido alejando en su rol con respecto a la educación, relegando este trabajo a los privados. Resulta interesante mencionar, con respecto a lo anteriormente establecido, que la última universidad pública en haber se creó el año 1981.
La educación nacional se ha vuelto un mercado interesante, en donde invertir deja excelentes excedentes en el negocio. Un “bien de consumo”, estratificando por clases sociales a través de distinto tipos de colegios, discriminando en unos como es el caso de los particulares y entrando todos en los colegios municipales. Si bien la educación es un derecho natural al hombre, esta no es igual para todos. La calidad depende fundamentalmente de las personas, como es el caso de la población proveniente de los sectores más vulnerables, en donde la escolaridad es precaria y la calidad de educación es un problema a la hora de vincular la enseñanza que puede brindar un profesor con la realidad (educación familiar) de cada estudiante de aquellos sectores.
El problema de la calidad de la educación, en los últimos años, se ha debido principalmente a que el sistema educacional no ha asegurado a todos los jóvenes el libre acceso y la adquisición de conocimientos necesarios para incorporarse a la educación técnica o superior. Y no ha permitido la formación integral de la totalidad de la población chileno, sino que unos han tenido más posibilidades que otros, contradiciendo la Leyes de la Constitución, que garantiza el deber del Estado chileno, el acceso a una educación integral y de calidad para todos los chilenos.
Estos antecedentes permiten concluir un cierto tipo de fracaso en las políticas públicas, y en los gobiernos de turno, que han impuestos estos proyectos. Que no ha permitido garantizar el acceso a una educación de calidad a la mayoría de la población chilena. Además de haber permitido el acceso del sector privado al sistema configurando un educación de Mercado.
El establecimiento de una educación de mercado, ha traído severos daños a la población chilena, siendo el tema de la segregación y desigualdad social un problema enorme a enfrentar como sociedad. La práctica de consensos y acuerdos entre diferentes facción políticas, será fundamental para comenzar a construir una educación que vele por educación integral para todos los chilenos y comenzar así, a construir una sociedad mucho más justa e igualitaria para todos.
Escritor: Marcos javier vargas muñoz
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