La Evaluación de Proyectos es una herramienta que permite tomar decisiones, es decir, que ayuda a determinar cómo utilizar los recursos disponibles de la mejor forma posible (Sapag Chain y Sapag Chain, 2000).
A continuación serán expuestos algunos conceptos básicos relacionados con la Evaluación de Proyectos:
2.2.1. Concepto de Proyecto
Desde el punto de vista de la evaluación, “proyecto” es un plan de acción que implica usar recursos productivos y es capaz de generar beneficios por sí mismo. Es decir que todo proyecto utilizará recursos productivos (costos) y obtendrá satisfacción en el futuro (beneficios). Por esto se dice que un proyecto es una fuente de costos y beneficios que se desarrolla a través del tiempo.
Un sinnúmero de ideas pueden ser presentadas como proyecto. Por ejemplo: construir una autopista, crear (o bien cerrar) una fábrica, comenzar a exportar un bien, proveer agua potable a una determinada localidad, etc. También se puede analizar como proyecto la implementación de una política económica, la asignación de un subsidio a la exportación de un bien, la eliminación de un impuesto a la producción, entre otros ejemplos similares.
Dada la amplia gama de ideas que pueden ser analizadas, la evaluación de proyectos es una tarea interdisciplinar, lo que significa que en ella pueden intervenir especialistas de diferentes rubros. Por ejemplo, en el proyecto de la creación de un hospital, intervendrían ingenieros civiles, médicos, arquitectos, administradores de empresas, economistas, etc.). Cada uno de estos especialistas contribuye con puntos de vista diferentes, en un trabajo que debe ser conjunto para ser eficiente (Sapag Chain y Sapag Chain, 2000).
2.2.2. Evaluación Económica de Proyectos
La Evaluación Económica de Proyectos pretende tomar decisiones económicas «correctas». En realidad, serían correctas con ciertas limitaciones. Esto es así porque las decisiones económicas se toman en función del futuro, por lo que siempre se debe tener en cuenta que las diferentes variables involucradas en el proyecto estarán sujetas a diversos factores de carácter imprevisible.
De una manera más específica, la evaluación de un proyecto consiste en identificar, cuantificar y establecer el valor de los beneficios y costos atribuibles a la ejecución de dicho proyecto.
La diferencia entre el valor de los beneficios y de los costos que ocurren en cada momento de la vida del proyecto, constituye el beneficio líquido correspondiente a ese momento. A su vez, el conjunto de beneficios líquidos distribuidos en el tiempo conforma el flujo a partir del cual se calculan la mayoría de los indicadores de rentabilidad, los que ayudarán a decidir si es conveniente o no ejecutar el proyecto.
El indicador más utilizado, por ser el más confiable, es el valor presente neto, que es igual a la suma de los valores actuales de los beneficios netos del proyecto calculados utilizando la tasa de descuento. También se acostumbra calcular otros indicadores, tales como la tasa interna de retorno o la relación beneficio/costo, entre otros (Sapag Chain y Sapag Chain, 2000).
2.2.3. Soluciones a los Problemas y Alternativas de un Proyecto
El estudio de un proyecto surge como respuesta a una idea que busca solucionar un problema o la forma de aprovechar una oportunidad. El evaluador debe ayudar a tomar la “mejor” decisión, ya que es su responsabilidad conseguir la optimización del uso de los recursos. Por lo tanto, una tarea fundamental es identificar posibles soluciones, cada una con sus alternativas de tamaño, localización, etc. La evaluación de cada una de ellas posibilitará elegir la más conveniente para el inversor o para la sociedad.
Lo aconsejable es, antes de comenzar a evaluar un proyecto, definir adecuadamente cuál es el problema a resolver o la necesidad a satisfacer. Esto a su vez permite identificar las posibles soluciones. En muchas ocasiones, erróneamente se comienza estudiando la conveniencia de ejecutar una inversión concreta, la cual puede constituir o no una de las soluciones al problema detectado, y aún en caso de serlo, puede no ser la mejor.
Por ejemplo, puede ser necesario evaluar un proyecto que consiste en construir una escuela en una zona rural, en la cual el establecimiento existente no tiene capacidad para atender la demanda educativa de la zona. Para realizar la tarea correcta, es necesario revisar todos los antecedentes relacionados con este proyecto, lo que permitirá identificar otras formas de solucionar el problema de demanda de educación insatisfecha: ampliar la escuela existente, ampliar los turnos de la escuela existente, transferir alumnos a otra escuela localizada a cierta distancia, etc.; o inclusive una solución mixta entre las opciones indicadas.
Esto implica que un mismo problema puede ser solucionado de diferentes maneras, y cada una de estas maneras constituye un proyecto en sí misma. Es necesario evaluar todas las alternativas para estar seguro en cuanto a la más conveniente. Además, dentro de cada proyecto existen decisiones respecto a su tamaño, momento óptimo para iniciarlo, calidad, tecnología, etc., y todo esto debe ser tenido en cuenta; lo que implica que hay que evaluar cada uno de los proyectos (soluciones al problema) con sus diferentes alternativas (Sapag Chain y Sapag Chain, 2000).
2.2.4. Puntos de vista a partir de los cuales se hace la evaluación
Un mismo proyecto puede ser objeto de diferentes evaluaciones económicas. Por lo tanto, antes de iniciar su evaluación, es importante esclarecer bajo qué punto de vista ésta será hecha. Este elemento es fundamental para definir los beneficios y costos a considerar, así como sus respectivos valores.
Un proyecto puede ser evaluado desde un punto de vista privado o socioeconómico (Ferrá y Botteon, 2007). A continuación se hace referencia a estos dos tipos de evaluaciones.
2.2.4.1. Evaluación Privada
La evaluación privada es efectuada bajo el punto de vista de una persona (empresario, empleado de una empresa, miembro de una familia, entre otros) o un grupo de personas (empresarios, familia, obreros de una fábrica, etc.).
Una persona o un grupo de personas, así como una empresa o un grupo de empresas, pueden estar interesados en determinar la conveniencia o no de ejecutar un determinado proyecto. Esto implica que la evaluación privada debe considerar los beneficios y costos que el proyecto genera para esa persona o ese grupo.
En una evaluación privada, es esencial indicar desde el punto de vista de quién ésta es hecha. Un ejemplo permitirá esclarecer este tema. En la hipótesis de la evaluación de un proyecto educativo, dicha evaluación puede ser hecha bajo el punto de vista de la institución que lo implementaría, o bien desde la perspectiva de las personas a beneficiar. Así, si los alumnos deben pagar una matrícula por la educación recibida, cuando el proyecto evalúa desde el punto de vista de estos alumnos, ese pago representa un costo de educación; por otra parte, bajo el punto de vista de la institución, el cobro de la matrícula constituye un beneficio (Ferrá y Botteon, 2007).
2.2.4.2. Evaluación Socioeconómica
La evaluación socioeconómica determina si a un país, provincia o región, como conjunto le conviene o no ejecutar un proyecto. Esto implica que esta evaluación, desde el punto de vista desde el que se evalúa el proyecto, debe considerar los beneficios y costos relacionados con todos los habitantes de la comunidad, es decir del país, la provincia o la región, según el caso.
Esta evaluación determina si el bienestar de la comunidad aumenta o disminuye como consecuencia de la ejecución del proyecto. Si el mencionado proyecto educativo es evaluado bajo el punto de vista de la comunidad, deberán ser considerados los beneficios y costos correspondientes a todos los miembros de esa comunidad que sean afectados positiva o negativamente por el proyecto: alumnos, institución, profesores, etc. (Fontaine, 1999).
La evaluación socioeconómica se diferencia de la privada no en los procedimientos, sino en los elementos a ser considerados (precios sociales, efectos indirectos, externalidades, etc.). Por ejemplo, a un empresario puede convenirle fabricar papel; si la fábrica arroja sus residuos en un río, esto no conviene a la comunidad. La contaminación no es considerada como un costo explícito en la evaluación privada, lo que sí ocurre en la evaluación social (Ferrá, 2000).
Autor: María Soledad Cobian